Un estudio internacional publicado en la revista Nature, en el cual participan investigadores de la Universitat de València, confirma la amenaza para el ser humano y la vida acuática por la alta contaminación de los residuos derivados de plásticos y microplásticos. Si bien las investigaciones se han centrado principalmente en los océanos hasta hoy, el estudio revela la presencia de estos contaminantes en los lagos, más allá de áreas con grandes zonas urbanas o altamente transformadas por el ser humano.
El estudio Plastic debris in lakes and reservoris, publicado en Nature, liderado por las investigadoras Verónica Nava y Barbara Leoni, de la Universidad de Milán-Bicocca, ha permitido recabar datos de lagos y embalses en 23 países y 6 continentes, con la colaboración de 79 investigadores vinculados a la Red Mundial de Observatorios Ecológicos de Lagos (GLEON). En el trabajo ha participado el investigador Rafael Carballeira, dedicado al estudio de los lagos ibéricos y el seguimiento de su estado ecológico con la finalidad de garantizar la disponibilidad de los recursos hídricos y el sostén de la biodiversidad terrestre, línea de investigación que se enmarca en la dilatada trayectoria del grupo de Limnología, del que forma parte en el Instituto Cavanilles de Biodiversidad y Biología Evolutiva de la Universitat de València.
Los ecosistemas acuáticos ibéricos estudiados son el embalse de Sau (Barcelona), Alqueva (Portugal, el embalse más grande de Europa Occidental), y en Galicia, Meirama (lago artificial), Cecebre (embalse) y Doniños (lago natural). Cecebre y Meirama son las principales fuentes de abastecimiento de la ciudad de A Coruña.
Los valores de microplásticos de todos ellos se sitúan en un rango intermedio, con valores elevados en el caso del embalse de Sau y mínimos en el lago natural de Doniños. Los niveles detectados son preocupantes de cara al futuro tanto porque condicionan la disponibilidad de agua potable de consumo humano como por las posibles repercusiones en la vida salvaje.
En algunos lagos se llega a registrar mayor nivel de contaminación que en los océanos. Es el caso de los lagos Maggiore (Lugano, Italia), Tahoe (EE. UU.) y Neagh (Reino Unido), entorno a los cuales hay una importante actividad turística y a la vez son la principal fuente de abastecimiento de agua para las poblaciones humanas de la zona.
El uso de la tecnología más avanzada, como la micro-espectroscopía Raman, ha permitido detectar y determinar con certeza suficiente la composición de los plásticos, y constatar que son mayoritarios los residuos de poliéster, polipropileno y polietileno. Además, la aplicación de una metodología estandarizada centralizada en la Universidad de Milán-Bicocca ha permitido por primera vez obtener resultados comparables de los niveles de residuos de plástico a partir de muestras recopiladas en todo el mundo a través de importantes gradientes geográficos, climáticos y antrópicos.
Este estudio ha revelado los preocupantes niveles de residuos de plástico y microplásticos (< 250 micras) que existen en las aguas dulces y que llegan a ellos a través de la red hidrológica que los alimenta, encontrándose los lagos y embalses ibéricos en niveles intermedios entre los registrados a nivel mundial. Si bien todavía se desconoce con exactitud la posible repercusión de los microplásticos sobre la salud humana, se sabe que determinados fragmentos (< 150 micras) se están incorporando en los tejidos humanos, incluso en la placenta durante la gestación, con el consiguiente riesgo que supone la exposición crónica ante la presencia en el organismo humano de compuestos sintéticos potencialmente tóxicos, como ya se está observando en organismos acuáticos o en estudios in vitro, celulares o con animales de experimentación animal.
El agua es un recurso fundamental para la vida humana y el mantenimiento de las funciones ecológicas por el que los niveles de microplásticos en los ecosistemas acuáticos continentales están poniendo en riesgo la disponibilidad de agua potable en determinadas regiones, especialmente grave puede ser en el futuro ante el contexto de cambio global que está acentuando los periodos de sequía y comprometiendo la disponibilidad de agua en determinadas áreas geográficas como la Península Ibérica y el Sur de Europa.
La alta capacidad del ser humano de transformación de los ecosistemas naturales y la elevada producción de compuestos sintéticos derivados del petróleo como los plásticos supone una preocupación creciente ante la posibilidad que comportan una disrupción en los ciclos biogeoquímicos naturales y alteran los servicios ecosistémicos de los humedales de agua dulce que sostienen el bienestar humano y la conservación de la vida salvaje.