Señalar una ruta como la Catedral del Senderismo son palabras mayores, especialmente en un territorio con infinidad de caminos y vías alrededor de nuestras sierras. La popular ruta de los 6.000 Escalones -conocida igualmente como el Barranco del Infierno- se ubica en un lugar único de la Comunitat Valenciana que les vamos a descubrir.
Se trata de una zona llena de leyendas e historia, capaz de transportarles siglos atrás, cuando los cristianos conquistaron Balansiya para fundar el Reino de València, dando lugar a que esta área se convirtiera en uno de los últimos reductos de los moriscos antes de su expulsión definitiva.
Es un bello paraje de la Marina Alta alicantina, pero también duro y rocoso, con una amplia vegetación que no dejará de sorprender a todos los afortunados que lo visiten, muchos de ellos para realizar la mencionada ruta de los 6.000 Escalones, un recorrido de unos quince kilómetros de vía circular.
Su ubicación
La Vall de Laguar, lugar donde se ubica la ruta, procede del término árabe ‘Al-Agwar’ (las cuevas) y es uno de los valles del interior de la provincia, formado por los núcleos municipales de Benimaurell, Campell, Fleix y Fontilles.
La zona mantiene ese aire rural y de montaña, entre dos sierras, el Barranco del Infierno -cita obligada para barranquistas, senderistas y espeleólogos- y la Sierra del Cavall Verd o Sierra del Penyó, de unos 800 metros de altitud, con infinidad de fuentes, manantiales y una particularidad esencial: sus más de 6.000 escalones.
El nacimiento de estos escalones esconde una historia maravillosa, también de muerte y sangre, y ese comienzo no es otro que el de la conquista de Jaime I y el cristianismo.
Fue una de las zonas donde los moriscos tuvieron que esconderse antes de su expulsión definitiva
Siglo XIII
Todo arranca en la Edad Media, en el siglo XIII, cuando después de la conquista de Jaime I los moriscos que poblaban la zona de levante fueron desposeídos de sus tierras, discriminados e incluso esclavizados.
Los que durante siglos habían sido dueños y señores de terrenos en algunas de las tres taifas de Balansiya debieron refugiarse en las montañas de los valles de Guadalest, Laguar, Alcalá, Ebo y Gallinera para poder vivir tranquilos y crear su propio refugio, lejos del cristianismo.
Entra entonces en juego la escarbada montaña alicantina, aquella que los señores feudales anhelaban poseer y que fue uno de los últimos reductos de los orgullosos moriscos. Fueron años complicados, de pactos breves, emboscadas y conflictos entre ambos bandos, el de las tropas de Jaime I y el de los partidarios del visir Al-Azraq.
Recibe el sobrenombre de Catedral del Senderismo por su gran número de escalones, subidas y bajadas
6.873 escalones
La zona era dura, ya lo hemos dicho, pero con suficientes recursos para subsistir. Debía ser también un terreno transitable, así que construyeron un sendero compuesto por 6.873 Escalones de piedra que daban acceso a bancales y tierras de cultivo. Incluso llegaron a traspasar la montaña para cruzarla, el llamado Forat de la Juvea.
Se la conoce como la Catedral del Senderismo debido al gran número de escalones y continuas subidas y bajadas por el barranco que se deben realizar. No obstante, es un paseo sumamente entretenido y visualmente espectacular, en una ruta circular que empieza y acaba en el municipio de Fleix.
La ruta tiene una longitud aproximada de quince kilómetros y se tarda unas cinco horas en recorrerla, siempre en función de la velocidad y las paradas que se realicen. Indicar nuevamente que es una zona rocosa, con abundante vegetación y constante subidas y bajadas en zig-zag que pueden resultar costosas si no se está acostumbrado.
Con una longitud de unos quince kilómetros, en sentido circular, se tarda algo más de cinco horas en recorrerla
Una experiencia inolvidable
El recorrido, sin duda, resulta una aventura muy recomendable que todo amante del senderismo y la naturaleza debería experimentar.
De hecho, un consumado senderista encontrará aquí todo lo que le atrae de una buena ruta: distancia considerable, dureza por sus desniveles y belleza infinita por la variedad de sus paisajes. Una vez completada, la experiencia será inolvidable.
Cuando ir
El lugar presenta un clima propio de la cercana costa mediterránea, con temperaturas que pueden variar de frescas a cálidas todo el año. Se puede visitar cualquier época del año, a excepción del verano por las oleadas de calor.
Unos buenos meses para recorrer la Ruta de los 6.000 Escalones son febrero y marzo, periodo en el que se puede admirar el florecimiento de almendros y cerezos. Un consejo es no ir después de la temporada de fuertes lluvias, debido a que puede ser peligroso.
Obviamente, antes de llevarla a cabo, adecuar la vestimenta a zona de montaña con calzado acorde al recorrido. Y llevar igualmente suficiente agua, comida y protección solar.