Entrevista > Vicente Mañó / Mánager y productor musical (València, 28-marzo-1958)
Vicente Mañó ha producido más de 3.000 conciertos desde 1986. Además de ello, ha sido el mánager de cerca de cuarenta artistas, entre ellos destacan Nacho Cano, La Unión, Coque Malla, Miguel Ríos, Revolver y Seguridad Social. Presuntos Implicados, grupo del que fue mánager hasta su disolución, viene unido a su figura.
Conversamos con Vicente Mañó, tan amigo de AQUÍ Medios de Comunicación, con motivo de sus cuatro décadas en la profesión musical para repasar el ayer, el hoy y el mañana de este sector tan mutable, pero que siempre sigue vivo.
«Es inevitable que se me vincule con Presuntos Implicados; fui su mánager desde 1986 hasta que se separaron»
Cuarenta años de profesión. ¿Sería buen momento para una autobiografía musical?
En absoluto. Me quedan muchísimas cosas por hacer. Además, no me gusta recrearme en el pasado. Eso sería un gesto de nostalgia, y odio eso. Lo que sí hice fue publicar en 2016 un libro llamado ‘Así funciona el negocio de la música’, que me prologó Miguel Ríos y que llegó a ser varias semanas número uno en Amazon. Es un manual didáctico sobre el funcionamiento del sector.
¿Si volviera a nacer se dedicaría a lo mismo?
Eso es como decir que otro camino era posible y no, no lo era. Tuve una inclinación clara por la música a los doce años, la revalidé a los dieciocho como músico amateur, y la volví a revalidar a los veinte, ya como incipiente profesional del negocio. Siempre descarté cualquier otra opción.
¿Cuál es la parte más bonita de su profesión?
En realidad he pasado por distintas fases. Empecé contratando grupos británicos para España en el 84. Continué como mánager de grupos locales en 1986. He montado grandes conciertos como promotor y productor en los espacios más grandes del país, y en especial en mi ciudad, desde los 90 y hasta la actualidad.
Ha sido y es muy inquieto.
He tenido dos sellos discográficos y dos editoriales de canciones. Actualmente disfruto de mi tarea como promotor. He sido, en definitiva, muy inquieto y me he movido en prácticamente todos los aspectos del negocio musical. En todos ellos he encontrado belleza y hoy toco selectivamente todos los ‘palos’.
«Presuntos fue el grupo local que más discos vendió en España y América… cuatro millones de unidades»
¿Y la más ingrata?
La burocracia, los trámites administrativos y la parte legal son cosas que no tienen que ver con la música, pero que son necesarias en el negocio. Esas me agotan.
¿En qué momento decidió dedicarse a la producción musical?
En 1991, siendo ya mánager de varios artistas importantes, se me ofreció la posibilidad de producir los conciertos de Fallas en la Alameda de Valencia ante 100.000 personas. Sin tener prácticamente ni idea sobre cómo hacer una gran producción, acepté y pensé: “Esto no me lo pierdo, lo cojo y ya lo resolveré como buenamente pueda”.
¿Y cómo fue?
Salió bien. Al punto que empezaron a lloverme ofertas para hacer otras producciones. A día de hoy, solo en la Plaza de Toros de Valencia, tengo en mi haber más de cincuenta producciones, a cuál de ellas más importantes.
¿Algún secreto confesable de alguno de los artistas que ha producido?
Ninguno. Albergo multitud de detalles sobre la vida privada de los cientos de artistas con los que he trabajado, el ‘backstage’, pero se me confiaron en cada momento y esa confianza jamás la voy a traicionar.
En general, quien me confiesa un secreto sabe que lo guardo a buen recaudo.
«He tenido dos sellos discográficos y dos editoriales de canciones. Ahora disfruto como promotor»
¿Ha cambiado en algo la profesión en estas cuatro décadas?
Muchísimas cosas… innumerables. Vengo de la época del nacimiento del CD, de la explosión de dicho formato, de la piratería, de las descargas ilegales, de los manteros, de la eclosión de las redes… En todo ese proceso, el consumo de música ha ido cambiando de manera vertiginosa y a cada una de ellas me he ido adaptando.
¿Y de las actuaciones en directo?
En el mundo de los directos vengo de la época en la que los conciertos primero se pagaban por ellos, allá en los años ochenta, y después se regalaban en las vías públicas pagando cachés vertiginosos.
A medida que la música empezó a ser gratuita y se dejó de pagar masivamente por el formato, casi en paralelo los conciertos dejaban de regalarse y pasaron a ser de pago, como están ahora mismo. Hoy ya no es tan fácil encontrar buenos conciertos en las calles sin pagar una entrada. En definitiva, todo ha ido cambiando a lo largo de los años.
¿Se podría decir que existe competencia o son un puñado de grandes productoras las que se reparten el pastel?
En los grandes ‘shows’ internacionales el pastel es de unos pocos… poquísimos. En la ‘clase media’ somos muchos los que competimos.
Hay un sector de la cultura que parece dependa mucho de las ayudas públicas… ¿es el caso de los músicos?
La única ayuda pública, por llamarlo así, fue cuando en los años noventa contrataban los ayuntamientos y se vivía de los contratos con las administraciones. Hoy, un artista debe justificar en taquilla lo que vale. No hay masivas ayudas públicas en la música popular.
¿Hace cuánto que los músicos dejaron de vivir de la venta de su música en cualquiera de sus formatos?
Salvo las excepciones que corresponden a unos pocos, la mayoría de artistas siempre han vivido de los directos y no de la venta de su música en formatos. Antes el porcentaje por las ventas de discos era bajísimo y ahora lo que pagan las plataformas por difundir sigue siendo muy bajo.
«A día de hoy, solo en la Plaza de Toros, tengo en mi haber más de cincuenta producciones»
En València el público se lamenta que, pese a ser la tercera ciudad de España sobre el papel, las grandes giras nunca paran aquí. ¿A qué se debe?
A que no hay espacios adecuados y que geográficamente no encajamos bien en una ruta de gira. Los artistas internacionales plantean sus giras en función a una ruta, eso es fácil de entender y siempre les interesa más Madrid y Barcelona por la trascendencia que entienden de sus conciertos.
Los artistas fuertes se plantean una gira por Europa, por ejemplo, y eligen las capitales más significativas y mejor dotadas. València puede que se ponga en el mapa gracias al nuevo pabellón Juan Roig, que sin duda será un atractivo que hasta ahora no teníamos. Pero no va a depender solo del local, sino de la gestión.
¿Qué quiere decir?
Los gestores que manejen la programación deberán ser hábiles negociadores. No solo va a depender, a mi juicio, del potencial del local, sino de la gestión, repito. No hay que olvidar que València, como por ejemplo Sevilla, no es una ciudad que interese, en principio, a los grandes. Por tanto, insisto, la habilidad de los gestores será determinante.
En definitiva, que no es solo una cuestión de infraestructuras.
Espero, por el bien de la ciudad, que sean eficaces y sepan poner València en el punto de mira de los grandes. Me temo que no solo va a depender de las virtudes del nuevo pabellón, que sin duda las tiene, sino de las cabezas pensantes que se pongan al mando del recinto.
¿Una entrada es tan cara como cuanto esté dispuesto a pagar el cliente o hay límites?
En general hay quejas por los elevados precios de las entradas. Responden a dos cuestiones fundamentales: un concierto es muy caro de montar. Hay que repercutir, por tanto, en la entrada los costes más el beneficio que se necesita obtener.
¿Y por otro lado?
Que hay una cuestión de mercado que responde a la oferta y la demanda. Si se ponen determinados precios y la gente consume, es ese el precio adecuado, pues responde a lo que se está dispuesto a pagar, es decir, el mercado lo resiste.
«En los grandes ‘shows’ internacionales el pastel es de unos pocos… poquísimos»
Más de 3.000 conciertos producidos desde 1986. ¿Le queda mecha para rato?
No pienso retirarme jamás. Mientras el cuerpo y la mente lo resistan, continuaré. Convertí hace años mi ‘hobby’ en profesión. ¿Qué haría si no me dedicara a esto? Nada, me aburriría someramente. No hay nada que me divierta más que esta profesión.
Además, tengo un equipo infalible con mi hermano Daniel, más de 20 años conmigo, y mi hijo Nacho, incorporado desde que acabó su carrera.
¿Por qué concierto cree que le será recordado?
Creo que por varios. Hice ‘Más’ de Alejandro Sanz en el Estadio Levante; Mecano en el Estadio Levante; Juan Luis Guerra y Gloria Estefan en el cauce del Rio; los conciertos de Fallas de la Alameda y Viveros durante catorce años; Joe Cocker en la Plaza de Toros, Maná, Juanes, Sting, Bosé, Manolo García, Dani Martín, Bisbal, Alborán… No sé, son tantos…
¿Y por qué artista/grupo que ha llevado la producción/management será recordado?
Considero que es inevitable que se me vincule con Presuntos Implicados, ya que fui su mánager desde 1986 hasta que se separaron. Fue el grupo local que más discos vendió en España y América… cuatro millones de unidades.
Pero hubo más nombres propios.
He llevado a cerca de cuarenta artistas más: Nacho Cano, La Unión, Coque Malla, Miguel Ríos, Revolver, Seguridad Social y un largo etcétera.
¿Qué le parece el fenómeno Rosalía?
Me parece un ejemplo de artista bien llevada. Sin duda, la artista ha planteado muy bien su carrera. Ha sido tremendamente lista y ha tenido el talento necesario para rodearse de gente con talento que ha manejado los hilos con habilidad. Sé que estas palabras no gustan, pero un artista es una marca, un producto.
«València puede que se ponga en el mapa con el nuevo pabellón Juan Roig, que será un atractivo»
La música es mucho más que talento artístico…
Los grandes son auténticas multinacionales, como la Coca-Cola. Mueven grandes volúmenes de negocio y tras ellos hay una verdadera gestión de marketing y desarrollo. Rosalía está siendo, sin duda, un ejemplo de marca bien desarrollada y planteada. Prueba de ello es que es consumida.
McDonald’s no hace las mejores hamburguesas, pero son los que mejor saben venderlas.
¿Le sorprende que haya un elevado perfil de gente de 40-50 años que asiste en masa a los conciertos?
No. La gente de esa edad goza de lo siguiente: muchos artistas de su generación siguen en activo y su público tiene el poder adquisitivo necesario para consumirlos, poder que quizá no tenían de jóvenes.
Hoy la nostalgia vende, y vende muy bien. Hay multitud de conciertos y un gran mercado que vive de la nostalgia. Hay mucha gente de esa edad que da la espalda a las novedades actuales y se recrea con los éxitos de su juventud. La nostalgia es todo un mercado.
¿Qué grandes eventos promueven para los meses de agosto y septiembre?
Pocos. Estoy más centrado en las giras de teatros y auditorios por toda España y estas se dan en invierno.
¿Y algún evento para otoño/invierno que nos pueda adelantar?
Tengo un tributo magnífico a Mecano, de muy alto nivel, que me llevo a México, Estados Unidos y resto de América a finales de este año. Además, tengo más de cuarenta ‘shows’ repartidos en distintos teatros y auditorios del país para 2024.