El escritor británico Robert Graves (1895-1985), afincado en las Baleares, el de ‘Yo, Claudio’ (‘I, Claudius’, 1934), hablaba de la sustitución del culto a las diosas blancas precristianas por las vírgenes cristianas. Y contábamos con la extensión de la Iglesia católica, sí, pero esto no lo explica todo. Quizá algo la expansión de las órdenes religiosas, en dos oleadas: entre los siglos XI y XIII y, la segunda y más larga, entre el XIV y XIX.
Respectivamente, nos encontramos en los periodos entre la Plena Edad Media y desde la Edad Moderna hasta comienzos de la Contemporánea. El catolicismo se apoyaba aquí en instituciones formadas por agrupaciones, inicialmente solo de hombres (hasta 1607, con la Compañía de María, no hubo órdenes estrictamente femeninas), regidas por reglas establecidas por quien fundó. Expandieron la fe católica por el mundo, incluida la hoy Comunitat Valenciana.
El listado religioso
En total, veintiocho, según cuenteos como los del cronista manisero, de origen requenense, Adelaido Cárcel Ramos (1907-1983). Por orden alfabético, anotemos: Agustinos, Agustinos Calzados (o Ermitaños) de San Pedro Apóstol, también Descalzos y Reforzados, Alcantarinos, Bernardos, Camilos, Capuchinos, Capuchinos de San Miguel, Carmelitas Calzados y Descalzos, Cartujos, Dominicos, Franciscanos y Franciscanos Descalzos, Observantes y Recoletos.
Además, Jerónimos, Jesuitas, Mercedarios, Mínimos, Oratorianos de San Felipe Neri, más la Orden de Montesa, Paúles o Vicentinos (Congregación de la Misión), y Servitas, Templarios, Trinitarios y, cómo no, Trinitarios Calzados. La fecha límite de este listado es la desamortización (apropiación estatal de bienes baldíos) del político liberal Juan de Dios Álvarez Méndez, ‘Mendizábal’ (1790-1853), en 1836, que ni fue la primera ni la última, pero cabreó tanto que hubo hasta excomuniones.
Hasta 1607 no hubo órdenes estrictamente femeninas
Órdenes exitosas
Unas órdenes tuvieron más renombre que otras. Así, la de San Agustín, fundada en 1244 para unir varias comunidades eremitas, y aquí aposentada en Castellón en 1154; Jérica (Alto Palancia) en 1300, y Orihuela (Vega Baja) en 1390. Cobró un especial éxito en su derivación como Agustinos Calzados, sembrada en 1256 a partir de la comunidad original.
Estos se establecían en Carcaixent (Ribera Alta) en 1239, Xàtiva (La Costera) en 1255, Alzira (Ribera Alta) en 1274, Alcoy (l’Alcoià) en 1290, València en 1300, Rocafort (l’Horta Nord) en 1434, Villena (Alto Vinalopó) en 1526, Cullera (Ribera Baixa) en 1612, Paiporta (l’Horta Sud) en 1595, y la Vila Joiosa (Marina Baixa) en 1667. Pero también habrá Agustinos Descalzos, en Xàtiva en 1570, y en Caudiel (Alto Palancia) en 1616. Y los Reforzados, en València en 1603.
La congregación de San Agustín fue una de las más exitosas
Grandes arraigos
Grandes triunfadores en esta carrera evangelizadora fueron los Franciscanos, en su origen una comunidad debida al santo italiano Francisco de Asís (1181-1226). Nacida en 1209, dentro de las cuatro ramas de órdenes religiosas (monásticas, canónigos regulares, mendicantes y clérigos regulares), eligió la tercera. La orden principal se establecía en 1440 en Orihuela y Alicante, en 1589 en Morella, en 1593 en Vila-real (Plana Baixa) y en 1609 en Elda (Medio Vinalopó).
Alguna de sus derivaciones hizo auténtica panspermia: los Hermanos Menores Descalzos de 1495 (transformados en los Alcantarinos tras la reforma de San Pedro de Alcántara, 1499-1562) arraigaron en el Baix Vinalopó (Elche, 1561), Vall d’Albaida (Bocairent, 1567; Benigánim, 1576; Ontinyent, 1611), Camp de Túria (Llíria, 1574), La Safor (Gandia, 1588), Medio Vinalopó (Monforte del Cid, 1591), l’Horta Sud (Torrent, 1596), Vega Baja (Orihuela, 1600), Ribera Alta (Carcaixent, 1609; l’Alcudia, 1660), Foia de Castalla (Onil, 1666) y Marina Alta (Pego, 1667).
Grandes triunfadores en esta carrera evangelizadora fueron los Franciscanos
Reglas veteranas
La también mendicante orden de Predicadores o Dominicana (Dominicos), creada en 1215 en la francesa Toulouse por el santo y presbítero burgalés Domingo de Guzmán (1170-1221), gozó de gran predicamento aquí. Su fundador seguía la ‘regla de San Agustín’, la más antigua de todas, fijada por Agustín de Hipona (354-430), teólogo padre del pensamiento cristiano occidental.
Asentaban por València (1238), Xàtiva (1294), Algorfa (Vega Baja, 1413), Museros (l’Horta Nord 1440), Llutxent (Vall d’Albaida, 1492), Orihuela (1510), Ontinyent (1512), Albaida (1538), Llombai (Ribera Alta, 1543), Castellón (1578), l’Olleria (Vall d’Albaida, 1579), Castelló de la Ribera (Ribera Alta, 1590), Algemesí (ídem, 1597), Agullent (Vall d’Albaida (1595), Carlet (Ribera Alta, 1610) y Segorbe (Alto Palancia, 1612).
Singularidad final
Cabe detenernos en la curiosidad: si bien las capitales provinciales solían participar de casi todas las órdenes, València, el ‘cap i casal’, llega a disponer de algunas propias, como la orden Ministros de los Enfermos, más conocida como Camilos, sembrada en 1591 por el santo italiano Camilo de Lelis o Lellis (1550-1614). A la València capitalina llega en 1781. Y en 1825 los Paúles, semillados en 1617.
La distancia de fechas entre la creación de la orden fundada por el oscense o francés San Vicente de Paúl o Pouy (1576 o 1581-1660) deja bien claro cómo el goteo de estas instituciones religiosas fue lento pero insistente. Al igual que sucedió con que algunas órdenes asentaran aquí en el siglo XIII como primera anotación y se acercaran a la desamortización de Mendizábal como última. Pero el caso es que habitaron en el ánima religiosa de las gentes de estas tierras.