Entrevista > Isabel Martí Chulià / Directora artística y miembro del Grup de Danses Portitxol (Xàtiva, 3-junio-1983)
Isabel Martí nació en Xàtiva, Valencia, pero a los veinte años se trasladó a Xàbia. Siempre había desarrollado un gusto por las tradiciones y las danzas, y al poco tiempo ingresó en el grupo Coros y Danzas de Xàbia, llamado así hasta los noventa.
Dentro del grupo los miembros entraron por diversos motivos: algunos por el gusto y el interés por los viejos cantes, otros porque sus abuelos formaron parte y los llevaban de pequeños, y también porque asisten familias enteras. El grupo siempre se ha considerado una gran familia y así quieren continuar.
¿Cómo se formó el grupo?
El grupo se forma por una sucesión de acontecimientos. Todavía hay miembros que empezaron a cantar en la Rondalla hace más de sesenta años. En ese entonces se llamaba Coros y Danzas de Xàbia; en los noventa, a propuesta de varios miembros, se cambió el nombre a Grup de Danses Portitxol.
Nuestra asociación legalmente existe desde el 89, pero históricamente en Xàbia siempre se han bailado las danzas.
«Todavía hay miembros que empezaron a cantar en la Rondalla hace más de sesenta años»
¿Desde un principio tuvisteis un buen recibimiento por las instituciones y el público?
Siempre hemos tenido el apoyo del ayuntamiento, y el grupo siempre ha representado tanto a las instituciones como a la propia Xàbia, porque damos valor a las tradiciones etnológicas, de baile y cante. Además, participamos en todas las fiestas que se celebran en el pueblo.
Para ello, realizamos un convenio con el ayuntamiento de unas actuaciones a lo largo del año a cambio de una aportación económica. También hacemos actuaciones para otros pueblos, y cuando queremos realizar trabajos más grandes hay ayudas de la Generalitat Valenciana, del Institut de Cultura, de Promoció Lingüística y, por tanto, buscamos ese tipo de subvenciones.
¿Cuál es el objetivo principal del grupo?
Nuestro objetivo principal es salvaguardar el patrimonio cultural de Xàbia para que no se pierda. Y, por eso mismo, vamos a las escuelas y tenemos la posibilidad de formar parte del programa curricular de los centros. En las horas lectivas enseñamos algunas danzas tradicionales y luego, en algunas celebraciones, los centros han realizado actividades. Queremos que la gente sepa valorar el arte tanto musicalmente como de canto e indumentaria.
También contamos desde hace años con una escuela en la que se enseña danza, percusión, dulzaina y pulso y púa, donde todo el mundo es admitido. Las danzas se muestran en la calle, y todos los años en Navidad preparamos un concierto con villancicos tradicionales valencianos y nada convencionales. También hacemos muestras de danzas en Semana Santa; realmente intentamos estar presentes en todas las festividades.
«Cada disco tiene una historia y se cuenta a través de melodías»
¿En qué se caracteriza este grupo de otros existentes?
Antiguamente en Xàbia había viejos dulzaineros, algo que no ocurría en todos los pueblos. Nosotros hemos podido rescatar viejas melodías ‘de carrer’ y llevamos bailándolas desde hace cuarenta años.
¿Cuándo se realizan los ensayos?
Nos reunimos semanalmente. Cada sección de nuestro grupo hace su ensayo individualmente, es decir, la Rondalla de instrumentos de cuerda y voz ensayan los lunes; la percusión y la dulzaina los martes; las danzas las ensayamos los miércoles; y cuando tenemos una actuación todos juntos, realizamos un ensayo general.
Por ello, queremos reivindicar un local más grande para poder hacer ensayos generales; eso es lo que nos falta.
«Queremos reivindicar un local más grande para poder hacer ensayos generales»
Justo ahora acabáis de publicar vuestro tercer disco. ¿Cómo se dio la oportunidad de hacer una grabación?
Cada disco tiene una historia y se cuenta a través de melodías. El primero, ‘Cançons de la Marina’, es una recopilación de bailes y canciones de nuestra comarca de la Marina Alta.
‘El dolçainer de Portitxol’, que es el segundo, surgió a través de la experiencia de la pandemia y cuando estuvimos confinados. Uno de nuestros músicos, Hèctor Peropadre, se planteaba si solo los oficios esenciales podían salir de casa, ¿cuándo deberían salir los músicos si no era un trabajo esencial?
Esto le llevó a una historia de un antiguo dulzainero que se confinó durante la antigua pandemia del dieciocho al Portitxol; así fue cómo surgió el cuento y cómo fue escribiendo las melodías sobre esa historia.
¿Y cómo nació el tercero?
El tercero nació porque en Teulada compartimos con el Grup de Danses Font Santa el espectáculo ‘Bona Gent’, basado en la vida y los milagros de Sant Vicent Ferrer. Con esto pensamos ambos grupos en hacer un espectáculo para ver y escuchar.
La escenografía la preparó Amadeu Vives y la adaptamos a Xàbia, representándola en la iglesia donde Sant Vicent Ferrer hizo sus predicciones. Quisimos hacer un directo para que todo el mundo lo pudiese ver.
Por otra parte, la producción artística y musical la hizo Hèctor Peropadre; la dirección musical la realizó Juanra Martí y la dirección artística general del espectáculo la llevé yo. Pere Ródenas se encargó de la edición musical, pero al ser en directo no sabíamos cómo podría salir. Por suerte pudimos contar con gente profesional y con la ayuda de la Generalitat Valenciana y el Institut de Cultura, que nos brindaron el lugar y la plataforma para hacerlo.