Entrevista > Juan Martínez Tomé / Ingeniero agrónomo (Orihuela, 10-mayo-1968)
Juan Martínez Tomé, ingeniero agrónomo de profesión, es toda una eminencia en la materia, con amplísimos y profundos conocimientos, virtud que le ha llevado a ser consultor de diversas empresas del sector y un reputado profesor en la Universidad Miguel Hernández (UMH) desde hace más de dos décadas.
Ha participado, del mismo modo, en numerosos congresos, nacionales e internacionales, y escrito artículos profesionales sobre investigación agrónoma. Señala con un punto de preocupación el enorme crecimiento demográfico que se producirá en los próximos años, llegando posiblemente a los 10.000 millones de habitantes en el mundo para 2050, hecho para el que tenemos que estar preparados.
Además de ser uno de los grandes impulsores del proyecto de reproducción de la higuera de la casa museo de nuestro poeta más internacional -Miguel Hernández-, acaba de ser nombrado Caballero de San Antón por la Real Orden de San Antón de Orihuela, “hito que me enorgullece de un modo especial y que no me esperaba en absoluto”.
¿En qué situación está el campo agrícola nacional?
En la actualidad tenemos un pequeño beneficio, debido a que comemos una serie de productos con una seguridad alimentaria que no ha existido nunca.
Del mismo modo, disponemos de acceso a una importante cantidad de productos alimentarios procedentes de la agricultura a un precio muy adecuado, pero no obstante estamos un poco en entredicho. Nos cuestionan constantemente el trabajo que llevamos a cabo.
Pese a estar en un momento óptimo.
Recordemos que, a principios del siglo XIX, el economista y demógrafo inglés Thomas Malthus hizo unas predicciones, según las cuales en unos años no habría alimentos para toda la población, que estaba creciendo de una forma exponencial.
Afirmaba con contundencia que no íbamos a ser capaces de producir alimentos para todos los habitantes del planeta.
«A día de hoy accedemos a una gran cantidad de alimentos agrícolas a un precio muy adecuado»
¿Es una evidencia decir que se equivocó?
No es que se equivocara, sino que más de un siglo después, a mediados del XX, apareció el ingeniero agrónomo estadounidense Norman Borlaug, que fue el padre de la agricultura moderna y el responsable de la llamada Revolución Verde.
Mediante la mencionada Revolución Verde consiguió multiplicar por cinco las producciones agrícolas. Esto hizo que en el primer mundo nunca hayamos tenido problemas de alimentación. Llegó, de hecho, a ser Premio Nobel de la Paz en 1970 por su contribución a reducir el hambre en el mundo.
¿Por qué no se aplicó al resto del planeta?
Básicamente porque hay un problema estructural distinto, principalmente en países del tercer mundo.
En 1960, quiero apuntar, habitábamos el mundo 3.000 millones de personas, siendo alrededor de 8.000 millones los que vivimos a día de hoy. Las previsiones es que para 2050 haya 10.000 millones; por tanto, la agricultura es una responsabilidad social, que es capaz de suministrar productos con una alta seguridad alimentaria.
¿Cómo está la producción ecológica?
De por sí es bastante buena, como insiste la Unión Europea (UE), pero sin llegar a tener el rendimiento de la agricultura convencional. Está teniendo un crecimiento muy relevante la superficie destinada a la producción ecológica.
La singularidad de esta producción es, a veces, el precio de los productos, que suelen ser bastante más altos porque los rendimientos obtenidos en ocasiones son menores. De ahí la relevancia de la agricultura más tradicional.
«Uno de los problemas de la producción ecológica es que los productos suelen ser bastante más caros»
¿Qué hizo la UE a raíz de la pandemia?
Pensaba que iba a tomar como estratégico el sector agroalimentario para los que vivimos en Europa, pero no lo hizo del todo.
Esperemos que cambie el paradigma por el que apuestan desde la UE y le den a la agricultura la importancia que merece. Hoy en día tenemos técnicas y conocimientos científicos suficientes para hablar de sostenibilidad en una producción convencional.
¿En qué se basa esa sostenibilidad?
Fundamentalmente en tres pilares básicos: respeto al medio ambiente en la producción, aceptación social de ese tipo de producción y rentabilidad económica de las explotaciones.
Sin duda, esta producción -realizada técnica y científicamente de un modo adecuado- va a contribuir a poder suministrar a los consumidores, al mundo, esa cantidad de alimentos suficientes, y a un precio razonable, repito.
Ahora en el primer mundo hay más muertes por obesidad que por hambre.
Sí, pero también es cierto que cuando uno en su dieta tiene una gran cantidad de frutas y verduras no predomina el sobrepeso, que procede de otro tipo de alimentos (precocinados, bollería industrial, carbohidratos…).
La agricultura ofrece la obtención de una vida saludable.
¿Entonces cuál fue el gran problema de la agricultura?
Hubo una falta importante de regulación. Cuando se produce la Revolución Verde de Borlaug ninguno de los gobiernos se preocupó de legislar todos esos aspectos agrícolas.
Por supuesto que hubiera hecho falta una legislación para el uso de este tipo de productos, porque aplicados sin conocimiento pueden producir daños en el medio ambiente.
«Frente al imparable incremento de población mundial, la agricultura tiene una responsabilidad social»
¿Esas son precisamente las funciones del ingeniero agrónomo?
Claro, es una persona especializada que es capaz de que haya una producción agraria adecuada sin dañar el medio ambiente.
¿Podemos proteger a la agricultura?
Podemos y debemos, porque la agricultura es un sector estratégico para cualquier país o zona geográfica.
Es importante confiar en la ciencia y la tecnología que aplicamos los ingenieros agrónomos, haciendo que esa agricultura sea productiva y segura.
¿Provocando, en parte, que la esperanza de vida haya aumentado notablemente?
Por supuesto. Tenemos una capacidad enorme de producir alimentos seguros y con una riqueza nutritiva que ayudan a mejorar la vida.
Le llevamos al consumidor, no me cansaré de repetir, un alimento a un precio asequible.
Aunque el agricultor es el menos beneficiado de todo el eslabón.
Por desgracia así es; el incremento en el precio del agricultor ha sido bastante inferior al que pensamos. Son otros eslabones de la cadena de producción los que se llevan el mayor beneficio.
También hay que tener en cuenta el aumento en los costes de producción, como puede ser el agua, inputs relacionados con la agricultura (fertilizantes, por ejemplo) y de la propia energía que se precisa, como es el caso de los combustibles.
«Ser nombrado Caballero por la Real Orden de San Antón de Orihuela, representa para mí un enorme honor»
¿No te parece muy injusto?
Sí, porque el agricultor está soportando gran parte de estos incrementos de precios. Y, sin embargo, hemos estado ahí, en el sector productivo, durante los meses más complicados de la covid para que no faltaran alimentos en los supermercados y en otras muchas tiendas alimenticias.
Otro punto a reseñar es que hay una falta evidente de regulación desde el punto de vista de la producción, que debería existir, para que nosotros tengamos -al igual que consumidor- una mayor garantía de las cosas que hacemos bien.
¿Cómo nos afecta la falta de cereales por la guerra en Ucrania?
En todos los niveles, porque ahora mismo hay implicados determinados países que son muy importantes en la producción agraria, es decir, en el mercado internacional. Cuando un país, en este caso Ucrania, deja de suministrar un producto, se produce un déficit que se ve de manifiesto en muchas zonas.
Es básico que haya un equilibrio de producción en el mundo, además de un respeto por los sistemas de producción. No únicamente la ecológica es la adecuada, sino que hay otras técnicas que permiten tener mayores rendimientos y que se pueden hacer con un conocimiento técnico y científico correcto.
Hablemos de la higuera de la Casa Museo Miguel Hernández, de la que eres impulsor.
Poco después de la entrada en el nuevo siglo, dos compañeros de la universidad, Antonio Navarro y Vicente Lidón, empezaron -a través de diversas consultas por parte del ayuntamiento- a trabajar en la conservación de ese árbol singular, tan requerido en su poemario por Miguel Hernández.
Una década más tarde, Juan José Ruiz, actual rector de la UMH, comenzó con la multiplicación de la propia higuera. Por esas fechas, en 2010, se le hizo al cantautor Joan Manuel Serrat ‘Honoris Causa’ de la universidad por la difusión que había hecho de la poesía de Miguel Hernández, y se le obsequió con una higuera.
¿Se reactivó la causa en 2017?
Sí, preparamos e hicimos un convenio con el ayuntamiento, en el que se incluía tanto el mantenimiento de la higuera -llevando a cabo diversas visitas al año- como su multiplicación.
«Tenemos técnicas y conocimientos científicos para ser sostenibles en una producción convencional»
¿En qué estado encontrasteis la higuera?
Con bastantes daños, principalmente por su edad, una causa normal. Seguidamente hicimos una reconstrucción de su tronco, rellenando sus huecos de materiales inertes.
Trabajamos también en su aspecto, con la idea de que fuera más natural, para las personas que visitaran la higuera de la Casa Museo Miguel Hernández. Igualmente la vallamos, evitando así la compactación, le incluimos un sistema de riego y completamos el huerto.
¿El propio desarrollo de la higuera era el correcto?
Observamos que uno de los brazos había tenido un crecimiento mayor de lo frecuente y pensamos que podría colapsar, romperse. Le colocamos por ese motivo un pilar, para sujetar esa rama.
Asimismo, habían nacido pequeñas higueras, que llamamos raijos, de la misma base, que estaban preparadas para sustituir a la original. Los eliminamos y la seguimos cultivando, para que aguante el máximo de años posible.
¿Cuándo os planteáis la clonación?
Al podarla, que suele ser a lo largo de los meses de enero y febrero, nos topamos con un material vegetal, esquejes (parecido a los tallos) y pensamos entonces multiplicarlos en el espacio y en el tiempo.
Tenemos ahora una colección de unas cien higueras, que aumentan cada año, y son clones exactamente iguales a la planta original. Las hemos tratado previamente en nuestros invernaderos, antes de pasarlas a macetas.
«Sin duda, la agricultura es un sector estratégico para cualquier país del mundo o zona geográfica»
Recientemente acabas de ser nombrado Caballero de San Antón.
Sí, por la Real Orden de San Antón de Orihuela, lo que representa para mí un enorme honor. Debo ser suficientemente humilde para reconocer que se trata de un nombramiento sobre todo a la universidad, que anhela continuar con aquella que se fundó en la localidad en el siglo XVI.
Es un orgullo pertenecer a esa Real Orden y estoy muy agradecido a mi nombramiento, que insisto es más amplio, englobando a toda la UMH y especialmente al Campus de Orihuela.
¿Cuándo se produjo el nombramiento?
A mediados de diciembre, siendo una absoluta y grata sorpresa. Será todo un privilegio poder estar con la Real Orden de San Antonio en ese bonito acto.