Durante esta campaña 2023/2024 se van a realizar actividades de casi 30 proyectos de investigación (19 financiados directamente por la Agencia Estatal de Investigación), además de cinco series históricas y servicios, que recogerán datos y muestras en las bases antárticas y proporcionan datos a redes internacionales (incluye vigilancia volcánica y meteorología).
Las actividades científicas a desarrollar cubren diferentes disciplinas, como las ciencias de la vida y ambientales (el 39% de los proyectos), las ciencias de la tierra (el 30%) y ciencias físicas y clima (el 33%). No obstante, la mayoría de los proyectos son pluridisciplinares y algunos se sitúan en la frontera del conocimiento.
Los proyectos se desarrollarán en instalaciones que España gestiona en la Antártida: la BAE Juan Carlos I albergará 10 proyectos; el Campamento internacional Byers, que depende de esta, albergará dos proyectos, más otras estancias más cortas; la BAE Gabriel de Castilla lo hará con 9 proyectos; y el Buque de Investigación Oceanográfica (BIO) Hespérides desarrollará seis proyectos, además de dar el soporte logístico (material y personas) de toda la campaña antártica española.
Además, se dará soporte a cinco proyectos de otros países (Chile, Alemania, Portugal y Holanda). Dos de los proyectos de la Agencia Estatal de Investigación participarán en la campaña del Programa antártico turco en la isla Horseshoe, y una investigadora estará en el transecto portugués Coastantar.
En este sentido, cabe destacar el programa de espíritu de colaboración internacional, de ida y vuelta, que permite desarrollar parte de las actividades gracias al soporte de Chile, Bulgaria, Portugal, Turquía y Corea del Sur, entre otros. Por último, dos medios de comunicación nacionales han sido seleccionados para participar en esta campaña.
En total, durante esta campaña antártica, van a participar cerca de 240 personas, de las cuales 120 son comunidad científica relacionada con los proyectos de la AEI, las series temporales y servicios y proyectos de otros programas antárticos. El personal se completa con las 60 personas, entre personal técnico de la Unidad de Tecnología Marina (UTM, en BIO Hespérides, BAE Juan Carlos I y Campamento Byers) y la dotación del Ejército de Tierra en la BAE Gabriel de Castilla y los 60 de la dotación del BIO Hespérides.
Cooperación entre instituciones
La Campaña de Investigación Antártica Española es un modelo de cooperación entre diferentes instituciones públicas y privadas al servicio de la I+D+I, en el marco del Plan Estatal de Investigación Científica y Técnica y de Innovación.
El Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades financia la operación y el mantenimiento del buque Hespérides, de la Armada Española, así como los gastos asociados a la logística general de la campaña, y los gastos de las bases Gabriel de Castilla y Juan Carlos I. Por su parte, la Agencia Estatal de Investigación del MCIU, financia la mayoría de los proyectos de investigación a través de distintas convocatorias del Plan Estatal de I+D+I.
El Comité Polar Español, adscrito al MCIU, coordina las actividades que los diferentes organismos desarrollan durante las campañas. Las instituciones que operan las instalaciones y coordinan la logística antártica son la Unidad de Tecnología Marina del CSIC, que gestiona la BAE Juan Carlos I y el Campamento Byers en la Isla Livingston, coordina la logística general de la campaña antártica y da soporte técnico a los proyectos que se desarrollan en el BIO Hespérides; el Ejército de Tierra, que gestiona la BAE Gabriel de Castilla en la Isla Decepción y la Armada Española, que opera el BIO Hespérides.
Tanto el buque como las bases antárticas forman parte del mapa español de Infraestructuras Científicas y Tecnológicas Singulares (ICTS), instalaciones, recursos o servicios excepcionales en su género, con un coste de inversión, mantenimiento y operación muy elevado y cuya importancia y carácter estratégico justifica su disponibilidad para todo el colectivo de I+D+I.
Proyectos del CSIC
El CSIC lidera o participa en varios de los proyectos que se desarrollarán a lo largo de esta campaña. Así, el Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) lidera los proyectos Rock-Eaters y Perpantar. El primero estudia la colonización microbiana en las rocas de la Antártida y su papel como reservorio de diversidad, y su respuesta a cambios ambientales; el segundo, se centra en la respuesta de los pingüinos antárticos al cambio climático y las consecuencias ecológicas y evolutivas en variaciones entre los individuos que constituyen rasgos de personalidad.
El Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía (ICMAN-CSIC) lidera Dichoso, proyecto que evaluará el estado ambiental de parte del océano Austral que rodea al continente Antártico, una vasta masa de agua que es crucial para la regulación del clima terrestre, ya que absorbe, almacena y transporta enormes cantidades de calor y CO2.
El proyecto AntOcean, coordinado por varios centros del CSIC junto a otras universidades, es determinar los principales eventos tectónicos y climáticos en la región de la Península Antártica y cómo han condicionado la dinámica del sistema frontal del océano Austral, incluido el desarrollo de la Corriente Circumpolar Antártica (CCA), desde el Mioceno a la actualidad.
Por su parte, el proyecto Pantoc, coordinado por el Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA-CSIC), busca identificar y cuantificar la perturbación del ciclo biogeoquímico del carbono en los océanos producida por el carbono orgánico de origen antropogénico (hidrocarburos y compuestos similares, así como contaminantes orgánicos sintéticos) y determinar su contribución a la cantidad de carbono negro disuelto y particulado, y su aporte a la fracción refractaria del carbono orgánico marino.
El Instituto Geológico y Minero de España (IGME-CSIC) también participa en el proyecto Geochem, coordinado por el Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (CIEMAT), y que tiene como objetivo comprender la variabilidad de los procesos geoquímicos y geológicos que operan y han operado en el presente y el pasado para condicionar la evolución de las zonas costeras libres de hielo del norte de la Península Antártica.