Entrevista > Esperanza Durán / Directora de la Casa de Cultura de l’Alfàs del Pi (L’Alfàs del Pi, 1979)
Si algo define a l’Alfàs del Pi como municipio, más allá de la multinacionalidad reflejada en su censo, es su histórica relación con la cultura. L’Alfàs del Pi fue el primer municipio de la Marina Baixa en contar con una Casa de Cultura y desde su construcción, hace ya más de tres décadas, ese edificio rosado se ha convertido en el verdadero corazón de buena parte de la vida social del municipio.
Cada año, a los doce festivales que conforman la programación cultural alfasina, se van sumando decenas de conciertos, exposiciones, proyecciones, representaciones, presentaciones… Una lista casi inabarcable que no sería exagerado afirmar que dotan a l’Alfàs de, al menos, una actividad cultural diaria.
Más propuestas
Desde este mes de diciembre, la cultura de l’Alfàs del Pi tiene una nueva directora. Esperanza Durán, alfasina con un amplísimo bagaje en este ámbito, se ha hecho cargo de la dirección de la Casa de Cultura, un puesto desde el que, como explica en esta entrevista, aspira a mucho más que a ser una mera organizadora de personal y recursos; sino desde el que quiere ir, poco a poco, introduciendo nuevas propuestas para enriquecer todavía más la ya amplísima agenda local.
Y todo ello, a ser posible, sin olvidar su lado creativo; ya que, antes de sentarse en el despacho de la dirección de la Casa de Cultura, ella ha sido, en más de una ocasión, protagonista de exposiciones y presentaciones de libros en un círculo que, de alguna manera, ahora se cierra.
Aunque el puesto se denomine como directora de la Casa de Cultura, Durán sabe que su función va mucho más allá de esas cuatro paredes, y que en l’Alfàs del Pi es fundamental sacar la cultura a la calle. Por ello, avanza que uno de sus grandes retos será llenar de actividad muchos otros rincones del pueblo.
Ayúdeme a entender, y más en un municipio que se precia de una programación cultural como la de l’Alfàs del Pi, en qué consiste su labor. ¿Qué hace la directora de la Casa de Cultura?
Lo que hace es un poco organizar la programación cultural que se desarrolla aquí, así como coordinar servicios como el de la biblioteca, el auditorio, el cine, la sala de exposiciones… También se tiene que encargar de estar en contacto con la programación de los coles, que vienen bastante a la Casa de Cultura.
En definitiva, se trata de coordinar también a todo el personal de la Casa de Cultura. Al final, como la palabra dice, esta es la casa de la cultura de todos los alfasinos, por lo que es aquí desde donde se atienden las propuestas de la gente del municipio.
Acaba de nombrar a los colegios. Supongo que es fundamental ir acercando a los niños la cultura poco a poco, porque en l’Alfàs hay festivales, como el Mozartmanía o el de Jazz, que de entrada no están dirigidos a ellos, pero imagino que si se les va haciendo natural visitar la Casa de Cultura, llegará una edad en la que den el paso y también consuman ese tipo de iniciativas.
Así es. Los colegios que vienen aquí, sobre todo, nos visitan para hacer audiciones o ver películas de cine y lo hacen, sobre todo, en horario escolar. Pero es verdad que en cuanto asoman por aquí, por la Casa de Cultura, se abren a nuevas posibilidades.
Por ejemplo, hace poco estuvo un colegio y la clase se dividió. Unos fueron a la biblioteca y los otros vinieron conmigo para que les hiciera una visita guiada por la exposición que inaugurábamos esa misma tarde. Así pues, sí que es verdad que cuanto más acostumbras al ojo y a la mente a consumir cultura, mayor educación cultural tienen.
«Cuanto más acostumbras al ojo y a la mente a consumir cultura, mayor educación cultural tienen los jóvenes»
La gran marca cultural de l’Alfàs del Pi son sus ‘12 meses, 12 festivales’. ¿Hay sitio para más?
Sí, por supuesto que hay cabida para infinidad de cosas. Piensa que la Casa de Cultura y los ‘12 meses, 12 festivales’, es una iniciativa que lo que pretende es desconcentrar la programación cultural y hacerla un poquito más repartida a lo largo de todo el año. Además, independientemente de esos festivales, desde la concejalía de Cultura y Patrimonio y desde la misma Casa de Cultura, se organizan mensualmente infinitas actividades que van desde exposiciones hasta el cine solidario, pasando por presentaciones de libros o cuentacuentos. Hay cabida para todos y para mucho más.
¿Hasta qué punto tiene la directora de la Casa de Cultura de l’Alfàs del Pi libertad para marcar su propia agenda o sello personal en toda esa programación?
De momento, como acabo de aterrizar, estoy intentando ubicarme y cogerle un poquito la dinámica a lo que es el trabajo. Ahora mismo, lo que estoy haciendo es el proceso de aterrizaje. Por supuesto, lo que se ha estado haciendo durante todos estos años es maravilloso y es fantástico, y eso no se toca porque, como se ha visto durante tantos años, funciona.
Pero sí que es verdad que, poco a poco, conforme vaya conociendo mejor todo el funcionamiento, se irán proponiendo cosas diferentes y añadiendo otras nuevas.
«‘12 meses, 12 festivales’ es una iniciativa que lo que pretende es desconcentrar la programación»
Si sólo dependiese de usted, si llega mañana el concejal de Cultura y le dice que haga lo que más le apetezca hacer, que incluya algo nuevo en la programación cultural del año, ¿qué sería?
Me apetece mucho hacer un festival de arte urbano. Sobre todo, para un público un poquito más joven. Un festival de arte urbano que englobe tanto lo que es pintura mural y grafiti, skate y música, y que se sale un poco de lo que es el jazz o la música clásica. Eso me apetecería mucho.
L’Alfàs del Pi cuenta, además de con la propia Casa de Cultura, con un montón de sitios donde organizar eventos. Desde la Villa Romana hasta el Faro pasando por las Escoles Velles. Eso debe de ser un lujo para su trabajo.
La verdad es que sí. A nivel de equipamiento cultural y espacios para la cultura, l’Alfàs es una maravilla. Tenemos el Museo l’Alfàs amb historia, que se está rehabilitando; el Centro de Información Juvenil de l’Alfàs del Pi (CIJA); la Villa Romana; Carabineros… Contamos con unos equipamientos culturales maravillosos y que, sobre todo, se utilizan.
Me gustaría darles incluso un poquito más de dinamismo, porque con eso lo que haces es descentralizar la cultura. Los vecinos de l’Albir también necesitan que se programen actividades para esos espacios.
«A nivel de equipamiento cultural y espacios para la cultura l’Alfàs es una maravilla»
Además, imagino que eso es algo que se retroalimenta. En el sentido de que habrá gente que no conozca, por ejemplo, el Molí de Mànec, pero que si se programa allí un concierto y asiste al mismo, luego querrá volver a conocer el edificio.
Esa es, precisamente, la idea de tener tantos equipamientos culturales; para que permitan a la gente acceder a la cultura de una manera mucho más dinámica y mucho más fácil.
Se da la circunstancia de que aquí conviven cerca de un centenar de nacionalidades distintas. Eso, a la hora de programar cultura para todos, ¿dificulta o facilita las cosas?
Pienso que ni dificulta ni facilita. Pienso que lo que hace es enriquecer. Es una oportunidad que nos permite, a los gestores culturales, ofrecer cosas diferentes. Me parece que es un enriquecimiento.
«Los distintos colectivos del municipio proponen un montón de actividades y de cosas interesantes»
Y a la vez me imagino que abre un montón de posibilidades, porque si algo tienen las asociaciones de l’Alfàs es que son muy dinámicas y seguro que le propondrán muchas ideas.
Eso es. Proponen un montón de actividades y de cosas interesantes. Por ponerte sólo un ejemplo, tenemos la lista de exposiciones de la Casa de Cultura llena hasta 2025.
Pongámonos reivindicativos. Si la Casa de Cultura está llena para exposiciones hasta el 2025. ¿Nos hace falta ampliar o crear nuevos espacios?
Creo que no hacen falta más espacios ni ampliar los que ya existen, sino que hay que tener en cuenta que debemos de dinamizarlos. Eso es lo que hay que poner en práctica.
Como cualquier otra área municipal, la cultura funciona en gran medida gracias a su ‘clientela’ fija. Más allá de los incondicionales, ¿queda mucha gente en l’Alfàs por descubrir todas esas propuestas que emanan de la Casa de Cultura?
Pues igual sí. Es verdad que hay una ‘clientela’ muy habitual y ávida de consumir cultura, pero es verdad que igual hace falta un poquito llegar más a la gente a través de redes sociales y demás para que la Casa Cultura realmente sea el hogar de todos los alfasinos.
«Tenemos la lista de exposiciones de la Casa de Cultura llena hasta 2025»
La gran joya de la corona, el mascarón de proa de la programación cultural de l’Alfàs es el Festival de Cine. ¿Se nota eso después en otros festivales?
Cada uno de los festivales que se llevan a cabo en el municipio tienen su propia seña de identidad e, incluso, su propio público. La programación de festivales, lo que permite al municipio, es crear una imagen de seriedad y de una programación cultural de nivel. Cada uno de ellos potencia esa imagen de lo que es este municipio.
El Festival de Cine es uno de los festivales más importantes y de hecho el más longevo del municipio, pero cada uno tiene su propia clientela y su propio público.
«Cada uno de los festivales que se llevan a cabo en el municipio tienen su propia seña de identidad e, incluso, su propio público»
Usted es alfasina y, por lo tanto, ha estado expuesta a toda esta cultura desde niña. Luego, ya de adulta, ha escrito libros y realizado exposiciones. ¿Cree que haber tenido todo ese contacto con el ámbito cultural desde niña fue importante para despertar su creatividad?
Yo soy de aquí y sí que he vivido lo que es la cultura, el Festival de Cine… Mis padres eran colaboradores del Festival de Cine en sus inicios. Yo he estudiado Bellas Artes en Valencia y llevo la cultura desde hace muchos años llenándome por dentro.
A la hora de la creatividad, también es algo que se lleva por dentro y de una manera u otra, tanto en exposiciones, como cuando escribes o haces un collage, te va saliendo. Al final, sale por donde puede.
¿Va a tener tiempo de seguir creando?
De momento estoy un poquito centrada en lo que es aterrizar bien en la Casa de Cultura, pero siempre hay huequito para hacer cosas.