Puede ser el personaje criminal, o el monstruo. O la víctima. El caso es que en más de un libro del escritor estadounidense Stephen King (alias Richard Bachman), especializado en literatura fantástica (preferentemente terrorífica) con narrativa naturalista, alguien come, o compra, o le regalan ‘naranjas de València’. Sobre todo, clementinas, que son como mandarinas pero sin semillas.
En realidad, lo que degluten, la ‘Citrus x clementina’, es un híbrido entre las mandarinas (‘Citrus reticulata’ y otras) y las naranjas amargas o agrias (‘Citrus x aurantium’, tan apreciadas, por cierto, en pastelería), procedente de Argel (sí, fue producto de los experimentos botánicos del religioso, hombre pese al nombre, Marie-Clément Rodier, 1839–1904) o de China. Nos adentramos en el mundo de los cítricos.
Disminución de las cosechas
Este año, sin embargo, los personajes de Stephen King tendrán que espabilarse para llegar pronto a comprar su golosina natural, del árbol a la cesta de la compra (pasando antes por unas cuantas cámaras de conservación), porque las pésimas condiciones atmosféricas han mermado la cantidad de producto, en la campaña 2022-2023. Según recoge la Conselleria de Agricultura, la cosecha, en septiembre de este 2023, con respecto al mismo mes del año anterior, ha bajado.
Ha ocurrido con todos los cítricos, de los que la Comunitat Valenciana abarcaba en esta campaña el 50,6% de la producción nacional, con 2.907.509 toneladas (de las 5.747.169 totales en España). Le seguían Andalucía (1.933.193 toneladas) con el 33,6%, Murcia (745.420) con el 13%, Cataluña (125.348) con el 2,2% y Baleares (8.855), que alcanzaba el 0,2%. Para el resto del país, el 0,5% (26.844).
Las condiciones atmosféricas han mermado la cantidad de producto
Ventas por especies
Antes de continuar, aclaremos conceptos: ¿qué son cítricos? Todo un género (la principal clasificación taxonómica que anida entre familias y especies: orden, superfamilia, familia, subfamilia, tribu, subtribu, género, especie). Procedente del Asia tropical y la subtropical, en especial de China, en la actualidad agrupa un sinfín de especies, buena parte producidas por el ser humano.
Lo más abundante, las naranjas (de muchas clases: 1.416.625 toneladas de las 2.873.826 cosechadas en España); mandarinas (1.229.795 de 1.935.081); limones (‘Citrus x aurantifolia’ o ‘Citrus x limon’, 242.830 de 859.547, aunque aquí nos aventaja Murcia, con 517.000); y más especies agrupadas como ‘pomelos y otros’ por la Conselleria (18.259 de 78.715, con Murcia de nuevo en cabeza, con 32.720). Según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, estamos en cabeza.
Somos el primer exportador mundial de estos frutos en fresco
Los primeros productores
En concreto, para el Ministerio, somos el primer productor de cítricos de la Unión Europea y sexto mundial (en una lista que encabeza China y que comprende también Brasil, India y México, además de Egipto, Sudáfrica y Turquía), además del primer exportador mundial de cítricos en fresco (el 25% del mercado). Eso se traduce en una media de 3.300 millones de euros por campaña, según la Administración central.
Aquí se produce prácticamente casi todo tipo de cítricos, incluso los hoy ya escasos citrones (‘Citrus medica’), cidros (por el árbol), cidras (por la fruta, de nombre semejante a la también conocida como calabaza de cabello de ángel, ‘Cucurbita ficifolia’) o limones franceses, que trajeron los romanos al Baix Maestrat y se extendieron hasta la Vega Baja del Segura. Pero la producción principal apuesta por naranjas, mandarinas y limones.
El ‘Regiment de la Cosa Pública’ (1383) ya habla de los agrios
El árbol genealógico
Las 69 variedades reconocidas de cítricos componen un árbol genealógico común, pero de ramaje enredado, que arrancaba en Asia hace unos 1,6 millones de años, según el biólogo Manuel Talón Cubillo, del Institut Valencià d’Investigacions Agràries (IVIA). Entonces se produjo una mutación que permitió la reproducción asexuada por semillas (apomixis, de ‘apó’, privación, y ‘mixis’, mezcla). Y comenzaron las magias.
El pummelo, pomelo chino, pampelmusa, pamplemusa o limonzón (‘Citrus máxima’), más una mandarina ancestral y la mencionada cidra o el kumquat, también naranjo chino o enano (‘Fortunella spp’), se colocaban entonces en la ‘pole’, al frente, hibridando unos con otros y produciendo naranjas amargas, mandarinas, limas (como la ácida ‘Citrus x aurantifolia’). Y de ahí, limones o naranjas dulces (‘Citrus x sinensis’). Aún retorceremos más: naranjas, limones y pomelos o toronjas (‘Citrus paradisi’).
Antiquísimas referencias
Como siempre, se trata de un resumen muy pero que muy esquematizado para que resulte comprensible el enredo. Las cosas no siempre resultan tan sencillas, pero nos permite hacernos una idea del recorrido de los cítricos o agrios, que arraigaron en la Comunitat Valenciana desde siglos ha, cultivados ya por la cultura árabe. El ‘Regiment de la Cosa Pública’ (1383), escrito en València por el gerundense Francesc Eiximenis (1330-1409), ya da cuenta de ello.
También el anónimo ‘Llibre de Sent Soví’ (1324), recetario que en un tiempo se atribuyó a Eiximenis, quien sin embargo bien pudo ser responsable de la adaptación al catalán del texto en valenciano arcaico original; allí se recurría a los cítricos para proporcionar ‘agror’. Y los híbridos y mutaciones han continuado. ¿A quién no le apetece una naranja sanguina o roja (‘Citrus x sinensis’), o una naranja de València?