Entrevista > Pedro Reig / Director general de Asucova (Dénia, 15-marzo-1978)
La cesta de la compra se ha convertido en una pesadilla para miles de familias, especialmente a final de mes. Muchos productos hasta ahora imprescindibles se han convertido en prácticamente inalcanzables: el mejor ejemplo, sin duda, es el aceite de oliva.
El gran público quiere saber el porqué de estas constantes subidas, casi siempre sin explicaciones. Somos conscientes de que las diferentes guerras (Ucrania y Palestina, principalmente) y los incrementos del Índice de Precios de Consumo (IPC) han provocado un mayor coste de los productos, así como los diferentes eslabones de la cadena alimenticia, desde el agricultor hasta la venta final.
Hay mucho cansancio e incluso cabreo con toda esta situación, y hemos pedido explicaciones a Pedro Reig, director general de la Asociación de Supermercados de la Comunitat Valenciana (Asucova). Sociólogo de carrera, también es un experto en marketing comercial, segmento que conoce desde hace años.
¿Por qué los precios no paran de subir?
Es importante resaltar que el precio no se pone al final de la cadena, sino mucho antes; por ejemplo, a partir de que un agricultor compra una materia prima -gasoil o abono- para llevar a cabo su trabajo.
Los precios corresponden a la formación de costes dentro de una amplia cadena alimentaria, en la que intervienen muchos agentes.
«La subida de nuestros costes es superior a la de los precios que vemos en los lineales de producto»
De los cuales, el agricultor es el que menos cobra.
En el caso del sector primario, el agricultor es el eslabón más débil de la cadena, lo cual no quiere decir que las explotaciones agrícolas no ganen dinero.
Quiero remarcar, en este sentido, que el margen neto de las empresas de distribución alimentaria es el más bajo de toda la cadena.
¿Los precios han subido por encima del IPC?
El IPC que hay ahora mismo está por debajo del cinco por ciento. Lo que ha sucedido con los precios de alimentación es que desde febrero de 2022 -inicio de la invasión rusa a territorio ucraniano- por primera vez en la historia el IPC alimenticio supera al IPC general.
Fuimos acumulando paulatinamente subidas altas. Eso es una realidad que nos preocupa mucho.
¿Qué hicisteis en ese momento?
Actuamos como dique de contención frente a la subida de costes y al desajuste logístico internacional como consecuencia de la guerra de Ucrania y todo lo que implica respecto a los cereales.
Se producen también subidas en los costes del aceite y en otros muchos productos, así como en las energéticas, véase la luz o la gasolina, que impactan mucho en el precio final. De hecho, en la actualidad el treinta por ciento de los costes son de logística.
¿Hasta qué punto actuáis como contención?
La subida de nuestros costes es superior a la de los precios que vemos en los lineales de producto. Es decir, el incremento de precios a lo largo de la cadena se va diluyendo.
Según datos oficiales, en noviembre de 2022 tuvimos subidas de precios en origen del cuarenta por ciento de media, mientras el IPC de alimentación se situaba entre el diez-quince por ciento. Por lo tanto, no se ha trasladado toda la subida de costes a los precios finales.
«Casi ninguna empresa de distribución alimentaria tiene un margen por encima del tres por ciento neto»
¿No habéis tenido, dicho de otra forma, otra alternativa que subir los precios?
No, por una razón muy sencilla: los márgenes en nuestro caso ya están muy ajustados. Ninguna empresa de distribución alimentaria tiene un margen por encima del tres por ciento neto, siendo la media el dos por ciento.
Sin embargo, las críticas han sido feroces.
Sí, porque lo que ha habido es una ideologización y tergiversación de la información procedente, principalmente, del Ministerio de Consumo y del de Trabajo, en manos del grupo parlamentario de Podemos.
Han llegado a decir que nos estábamos forrando; ¡nada más lejos de la realidad! Les dijimos que la transparencia que nos pedían ya existe, y se llama Registro Mercantil.
La sensación es que al supermercado en general poco le importa el consumidor.
Si fuera así, el supermercado no sería la opción preferida para el ochenta por ciento de los consumidores.
El modelo de supermercado valenciano es de proximidad, fundamentalmente. El público no sabe la suerte que tiene, porque más del noventa y siete por ciento de la población cuenta con un súper en su propio municipio. La prioridad es la calidad, pero los supermercados, además, tienen una media de 10.000 referencias. No se puede tener de todo y hay aspectos que, evidentemente, se tienen que mejorar.
¿Cuál es la realidad del sector en nuestra comunidad?
Tenemos en la Comunitat Valenciana un sector equilibrado, con 14.000 tiendas de alimentación, de las cuales alrededor de 2.300 son supermercados, con muchos formatos: de proximidad y mercados de barrio.
Disponemos de un surtido muy amplio y completo de productos, siempre con la máxima calidad posible, y más de cincuenta empresas diferentes. Esta competencia es la principal garantía de que el precio que paga el consumidor es el mejor en cada momento.
«Durante los peores momentos de la covid, nos felicitaban y nos daban las gracias todos los días»
¿Sois, no obstante, conscientes de que muchas familias lo están pasando mal?
Muy conscientes, y por eso vendemos al menor precio posible con la mayor calidad, circunstancia que estoy convencido de que hemos conseguido. Pero nosotros no somos el Estado y necesitamos ser sostenibles, tener un equilibrio y ser rentables para generar el empleo que tenemos, más de 30.000 personas en la comunidad autónoma.
Tampoco podemos regalar el producto, primero porque lo prohíbe la ley; ni vender a pérdidas, porque perjudica a muchos otros sectores, como es el caso del agricultor.
¿Es normal que un cajero cobre más que un médico?
No me corresponde a mí hacer ese juicio de valor si estos supermercados tienen un convenio que está bastante por encima del salario mínimo interprofesional…
Mercadona, en concreto, es un ejemplo de empresa para toda España y es un orgullo que sea originaria de la Comunitat Valenciana. Ojalá hubiera más Mercadonas, tendríamos una mejor sociedad, con más empleo y mejores servicios sociales.
Pero lo que se está observando es un hartazgo de la sociedad…
¿Y la culpa es nuestra? La prueba de que nadie se ha enriquecido es nuestro margen neto, que, repito, está en torno al dos por ciento.
Eso es debido a que la competencia es enorme y si la gente está harta tiene la fortuna de tener otras muchas opciones. Les puedo asegurar que nosotros somos los últimos interesados en subir el precio. Estamos obligados a hacerlo cada día mejor, porque sin duda nuestra obsesión es el cliente.
¿Cuánta responsabilidad tienen entonces los supermercados?
Cuando por ejemplo ves un bote de tomate que ha subido de precio, pensamos que es responsabilidad de la cadena, porque somos los visibles. Pero detrás de nosotros hay un eslabón larguísimo que empieza muy lejos, porque son muchos los agentes que intervienen para que un producto esté en el lineal.
Siempre explico que desde que una naranja es extraída en un árbol en Mutxamel o en la Horta Sud hasta que llega a un supermercado de La Coruña, pasan muchas cosas. Y todo ello sucede gracias al esfuerzo de todo el eslabón que diariamente trabaja en ello.
«Nuestra labor social es que la gente pueda hacer una compra completa, al mejor precio y cerca de su casa»
¿Nos hemos acostumbrado mal?
Posiblemente. Vemos buen producto al lado de nuestras casas; también en la pandemia, cuando éramos héroes, mientras ahora nos llaman villanos.
Durante los momentos más complicados de la covid, quiero remarcarlo, nos declararon un segmento vital y estratégico. Nos aplaudían y nos daban las gracias todos los días, por estar allí, abastecer los supermercados dos veces diarias y actuar con responsabilidad.
Tenéis una función social, sin duda.
Nuestra responsabilidad sigue siendo la misma: la de llevar alimentos frescos y de calidad para que la gente pueda hacer una cesta de la compra completa, al mejor precio posible y cerca de su casa.
Esa es nuestra función social, que es muy importante, como que una señora mayor -de ochenta años, por ejemplo- pueda salir de su casa, haga la compra en el supermercado y se la lleven al domicilio pocas horas después. Esto mismo pasa todos los días, sábados incluidos, de 9 a 21 horas. Les aseguro que mejor no se puede hacer y somos ejemplo de distribución en el resto de Europa.
Eso es algo que se vio en la pandemia.
Fuimos de los tres países continentales con menor roturas de stock, cuando tuvimos miedo de quedarnos sin productos. Al final a nadie le faltó de nada, excepto algo de papel higiénico -entre todos nos volvimos un poco locos- y con el tiempo nos dimos cuenta de que no fue tan grave.
Los clientes arrasaban con todo y nosotros reponíamos dos veces al día, aconsejando que fueran de un modo escalonado.
Finalmente, ¿puede concretarnos qué es Asucova?
La Asociación de Supermercados de la Comunitat Valenciana se fundó en 1997 por las tres principales cadenas de supermercados de la zona (Mercadona, Consum y Masymas).
En la actualidad representamos al sesenta por ciento de nuestra distribución alimentaria, que incluye supermercados, hipermercados y autoservicios. Se creó con la necesidad de representar al sector frente a la Administración y la opinión pública.