Hay que ponerse en sitio y época. Los romanos, a comienzos del siglo III a.C., iniciaban su periplo costero por lo que sería Iberia; y comenzaban su control peninsular, tras hacerlo, hacia el 218 a.C., con el litoral donde asentó la con el tiempo poderosa colonia de Emporiae (Ampurias o Empúries), ‘puerto de comercio’. La hoy Comunitat Valenciana, por supuesto, iba en la lista.
Habría que verlos, a los romanos, buscando ensenadas naturales (y por estas tierras ciertamente abundaban) o pergeñando otras ‘artificiales’ a partir de lo que la orografía, las mareas y demás necesidades portuarias requiriesen, con el fin de montar sus buenos fondeaderos. Y el legado prendió. Hay, en la actualidad, 44 puertos en la Comunitat: once valencianos, veintiséis alicantinos y siete castellonenses. Adentrémonos más en estos muelles.
Distintas clases
¿Pero de qué clases de puertos estamos hablando? Básicamente, simplificando para una mejor comprensión, podemos calificar los embarcaderos en puertos comerciales (fluviales, o sea, de río, y marítimos) de mercancías, de pasajeros, deportivos y pesqueros, aparte de los astilleros navales, donde se construyen y reparan barcos. Señalemos que, en este último apartado, prácticamente todos los puertos comerciales gozan, casi desde que se fundaron, de sus correspondientes astilleros.
Algunos, como los de la Vila Joiosa (Marina Baixa), poseen incluso una especial solera, ya que en este caso fueron Reales Astilleros desde el siglo XV, plena Era de los Descubrimientos, aunque es cierto que hacia 1918, ante la necesidad de mayor calado para las botaduras (cuando se echa al agua el buque), comenzaban a trasladarse desde la zona de la punta del río Amadorio a la actual, el varadero del Alcocó.
Hay, en la actualidad, 44 puertos en nuestras costas
Turismo en yate
¿Y los muelles deportivos? Se trata de una oferta eminentemente ligada al aspecto turístico, y en la tierra de, desde 1964 (con la creación del Registro de Denominaciones Geoturísticas), las costas del Azahar (Castellón); de València (esta, ligada al principio a la anterior, se fraguó posteriormente); y Blanca (Alicante), la proliferación de estos habrá que darla casi por sentado. De hecho, es el modelo más abundante en la Comunitat Valenciana.
Así, los tenemos en Castellón (Alcossebre, Benicarló, Borriana, Castellón, Orpesa, Peñíscola y Vinaròs), València (Alboraia, Canet d’en Berenguer, Cullera, Gandía, El Perelló de Sueca, La Pobla de Farnals, Oliva, Port de Sagunt y los tres de València capital) y Alicante (tres capitalinos, más cuatro en Altea, dos en Calp, tres en Dénia, dos en Orihuela, dos de Xàbia, isla de Tabarca y los de Benidorm, Benissa, El Campello, Guardamar, la Vila Joiosa, Moraira, Pilar de la Horadada, Santa Pola y Torrevieja).
La Agrupación de Puertos Deportivos nacía en Dénia en 2004
Dársenas agrupadas
Se trata de un mercado, el de los puertos deportivos, muy importante, que en toda España facturó en 2022 cerca de doscientos millones de euros, principalmente en Baleares, Cataluña, Comunitat Valenciana y Andalucía. De los aproximadamente 134.000 amarres españoles, un 68 por cien se queda en el litoral mediterráneo (redondeando, más de 91.000), 22.000 en la Comunitat. En estos momentos, la cuota de estos la lidera Dénia, con más de dos millares.
También València y Torrevieja aparecen en esta lista. Quizá por ello, surgía en 2004 desde el puerto de la Marina Alta, en concreto desde la entidad Marina de Dénia, la Agrupación de Puertos Deportivos y Turísticos de la Comunidad Valenciana. Se unía a las, entonces, otras dos únicas empresas dedicadas a tal negocio por estas costas, Marina Greenwich, en Altea (Marina Baixa), y Marina Alicante.
València es el segundo muelle comercial español y cuarto europeo
De cariz comercial
No menos importantes son los puertos comerciales, con un importante tráfico de mercancías, exportadas (o sea, hacia afuera) o importadas (traídas). Los comerciales de la Comunitat Valenciana son los tres de Castellón (el capitalino, Borriana y Vinaròs), los otros tres de València (Gandía, Port de Sagunt y València capital) y los tres de Alicante (el titular, más Santa Pola y Torrevieja).
Al frente, en cuanto a volumen de transacciones, el de València, segundo en España (tras Algeciras, en la provincia de Cádiz), cuarto en el ámbito europeo y vigésimo (puesto número veinte) mundial según los últimos cuenteos. Operativo según las crónicas desde el siglo VI a.C., arrancaba oficialmente algo después, el 17 de marzo de 1491, hasta ir desarrollándose el gigante actual, el más grande español, con sus 5.603.186 metros cuadrados (560,32 hectáreas) de superficie.
Por movimiento de mercancías
Según los últimos cálculos del movimiento de mercancías en los puertos españoles durante 2023, se movieron 543.307.746 de toneladas, un 3,3 por cien (179.291) menos que en el año anterior. Pero esta tendencia a la baja no se repite en todas las dársenas comerciales; en València, por ejemplo, con 6.164.696 de toneladas en 2023, se incrementaba el tráfico en un 9,42 por cien (580.714) respecto al año anterior.
Resultan interesantes estos datos para un complejo capaz de generar, precisamente en 2022, más de 38.866 empleos. Y no hemos contado aquí, por cuestiones de espacio, los volúmenes manejados por los puertos pesqueros de la Comunitat Valenciana. En todo caso resulta obvio el gran regalo que nos organizaron por estos pagos los romanos, hace ya tanto.