Olvídese el lector de la imagen que, seguramente, tenga en la cabeza de un bibliotecario, porque Juan Orozco, que está al frente de la biblioteca de l’Alfàs del Pi desde hace casi un año y medio, no tiene nada, al menos en apariencia, de empollón, introvertido y ‘friki’ de autores que nadie haya oído nunca.
Más bien al contrario; se trata de un joven entusiasta que ha llegado al municipio con ganas de proponer una larga lista de ideas y actividades que, al menos hasta ahora y en l’Alfàs, parecían muy lejos de lo que cabía esperar de una biblioteca.
Seguramente, el concepto tradicional de biblioteca sea el de un lugar donde uno puede venir a pedir un libro prestado, llevárselo a casa, leerlo y luego, devolverlo. Pero una biblioteca es mucho más que eso.
¡Es muchísimo más! Estamos acostumbrados al sanctasanctórum de que vivimos en ‘El secreto de la rosa’, esa película en la que todo es silencio y todo está muy pulcro y ordenado, y no es eso. Ni tú ni yo leemos todos los días. A lo mejor, estamos un mes sin leer un libro. Entonces, ¿qué pasa? ¿me quedo sin trabajo? Pues no.
Estamos en pleno siglo XXI y todo eso ha cambiado. Una biblioteca es un sitio de encuentro. Igual podemos hacer una audición, un concierto, un recital de poesía… Todo lo que sirva para promover la lectura y los libros.
En ese sentido, y desde que usted se puso al frente de la biblioteca hace casi año y medio, se han realizado diversas actividades.
Hemos hecho presentaciones de libros e, incluso, alguna exposición de pintura… Hay mil posibilidades. Existen bibliotecas en Europa que hacen talleres de impresión 3D, de integración social…
Y no sólo hay libros, también películas, sala de audiovisuales para poder escuchar música o ver imágenes, hemeroteca…
«Una biblioteca es un sitio de encuentro donde se puede realizar todo lo que sirva para promover la lectura y los libros»
Cosas que actualmente, con las nuevas tecnologías, parece que tenemos muy a mano sin movernos de casa.
Como cuando vienen excursiones, siempre les digo que cuando quieren información acuden a Google, pero estábamos hablando hace un rato que internet, a veces, se cae (al llegar el redactor a su despacho, el bibliotecario estaba ‘peleando’ con su ordenador debido, precisamente, a una caída de internet). ¿Qué hacemos entonces?
Eso, sin hablar de la calidad de la información que se puede encontrar en un sitio y otro.
El coste de hacer una enciclopedia no es el mismo que hacer la Wikipedia. Cuando quiero hacer una enciclopedia quiero hacerla bien, con datos correctos. Que se queda obsoleto enseguida, pues sí; pero al menos sabes que hay una base, que se lo han currado.
En las excursiones, a veces, hacemos preguntas trampa; les preguntamos si es correcto lo que han encontrado y los animamos a consultar otras fuentes y averiguar si esas fuentes son correctas. La biblioteca es un centro de información, pero yo, más que información, lo veo como un centro de ocio.
«Es un centro de información, pero yo, más que información, lo veo como un centro de ocio»
Cuando he llegado a la Casa de Cultura me han dicho que igual estaba usted comprando la prensa impresa. ¿Qué perfil de usuarios sigue prefiriendo el periódico a la web?
Todo el mundo, pero, sobre todo, los jubilados, que tienen esa costumbre. Es curioso, porque también la biblioteca está suscrita a periódicos y podemos coger una tablet y leer esos periódicos, pero les gusta el papel. Es la esencia de lo impreso.
En ese mismo sentido, la Xarxa de Biblioteques cuenta también con un sistema de préstamo de libros en formato digital. ¿Existe la misma penetración social del libro electrónico entre el usuario que los compra y el de préstamo bibliotecario?
Como decía, hay de todo. Parece que no haya lectores, pero sí que los hay. Lo que ocurre es que ahora consumimos de otra manera. La gente no lee la prensa o no ve el telediario, pero utilizamos Twitter o Instagram o lo que sea para estar informados de la actualidad. Pues lo mismo pasa también con los libros. Vamos cambiando.
Mi sobrina, por ejemplo, lee un montón en digital y yo pensaba que no leía, pero sí lo hace. Se lo va descargando.
«Hoy en día tenemos Netflix o HBO gratis con el carnet de la biblioteca»
Es una buena manera, la del préstamo digital, de acabar con el pirateo o, al menos, luchar contra él.
Hay mucho pirateo, sí; pero es que ahora es una tontería piratear libros, porque tenemos ese sistema en digital. Además, también disponemos de películas, documentales y series. Tenemos Netflix o HBO gratis con el carnet de la biblioteca.
¿Cómo se decide el libro que entra a formar parte del fondo de la biblioteca?
¡Wow! ¿Cuántos perfiles hay? ¿Qué edades? La madre que viene desesperada, porque “mi hijo no lee”. ¿Qué puede leer este niño? Lo que pasa es que, a lo mejor, a este niño no le gusta leer. ¿Por qué voy a obligarlo? Pero vamos a intentar que coja el gusto. No voy a ponerle un tocho de Tolstoi, vale, pero vamos a ver un cómic de Marvel.
Después viene otro lector y lo tiene clarísimo. Ya tiene un listado cuando empieza el año de libros que quiere leerse o, incluso, libros que aún no han salido para que los compremos. Si alguien está muy encaprichado con uno y creemos que puede ser interesante para la biblioteca, pues lo compramos. Avisamos por WhatsApp de que ya lo tiene aquí y puede venir a recogerlo a coste cero, claro.
«Estamos suscritos a periódicos y podemos coger una tablet y leer esos periódicos»
En l’Alfàs del Pi hay una gran población de origen internacional. ¿Se piensa en ellos a la hora de conformar la oferta de libros?
Es una asignatura que tengo pendiente en el año que llevo aquí. Existe un apartado mínimo de literatura extranjera, pero sí que es verdad que en el día a día, por el trabajo que hay aquí, no me ha dado tiempo a sentarme y decir “voy a hacerlo de esta manera”.
Aún no ha venido mucha gente demandando en el tiempo que estoy aquí, pero igual nos piden poco porque tampoco lo hay. Si empezamos a tener la costumbre y a tener literatura especializada, pues seguramente ya van a demandar más. Es un público que aún está por explotar.
¿Este ha sido su primer destino o ha pasado antes por otras bibliotecas?
He estado en Altea, en Benidorm y en Beniarbeig.
«Si hacemos una excursión o cualquier acto aquí y vienen treinta niños para que luego dos vuelvan, para mí es un éxito»
Pese a que son todos municipios cercanos, ¿se notan perfiles muy distintos de usuarios?
¿Has visto la serie ‘Farmacia de guardia’? Pues así es. El público que viene es muy dispar. En Altea, por ejemplo, la biblioteca está a pie de calle y es un puesto de turismo, un sitio donde vienen a dejar la compra porque van a pasear, un sitio de encuentro también… y biblioteca, por supuesto.
Beniarbeig es un pueblo muy pequeño donde no hay copistería y la gente venía a hacer copias a la biblioteca, a hablar o a utilizar el ordenador para que nosotros les ayudásemos a renovar el paro. La brecha digital existe aún. La biblioteca está para eso, para intentar no darles de comer, sino darles una caña y enseñarles a pescar.
Habrá recibido peticiones de lo más curiosas en ese sentido.
Por ejemplo, me han pedido ayuda para preparar currículums. O para enviar un email a un familiar, y con toda la confianza te dan hasta el usuario y la contraseña de su cuenta de correo electrónico para que se la escribas tú.
«Hay que leer, pero no agobiarse»
También ha estado en una ciudad más grande como Benidorm.
Ahí tenía mucha gente extranjera, porque estaba en el Rincón de Loix. Neerlandeses, italianos, franceses, ingleses… que venían a hacerse el carnet temporal y en la dirección ponías la parcela del camping donde estaban.
Asimismo, es muy habitual que las bibliotecas tengan que ampliar horarios en épocas de exámenes, porque la gente acude a ellas a estudiar. En l’Alfàs del Pi, sin embargo, no es algo habitual, imagino, que por la pirámide poblacional del municipio.
Es una biblioteca, como concepto, como estamos hablando antes, donde se guardan libros. Y hay otro concepto que se llama sala de estudio. Una biblioteca no es un sitio para venir a estudiar, pero si la gente quiere venir aquí, genial. Yo estoy superconvencido de que hay que venir para estudiar, pero al final estamos haciendo actividades aquí dentro.
¿Ahora mismo, cuánta gente hay estudiando? (La respuesta es cero). Estamos en febrero, época de exámenes. ¿Qué hemos hecho? Pues hemos habilitado una sala de estudio. Cierras la puerta y es como un despacho para estudiar y no ser molestado. Además, en la Casa de Cultura hay dos salas de estudio también. Esta biblioteca tiene un horario, pero la Casa de Cultura tiene uno más amplio.
Antes me ha llamado la atención cuando me decía que, si a un niño no le gusta leer, no pasa nada. ¿Acaso le damos demasiada importancia al hecho de que hay que leer?
A ver, hay que leer, pero no agobiarse. Más que leer, se tiene que tener criterio. Hay un cine y unos conciertos muy buenos… pero si no me gusta el cine o la música, ¿qué pasa? No soy raro. Tenemos que ser realistas.
En ocasiones, tanto en cine, en música y, por supuesto, en literatura, parece que existe un discurso un tanto elitista de autores, compositores o directores ‘fetiche’ de la intelectualidad. Pero ¿qué ocurre si lo que a mí me gusta son las obras de Pérez Reverte, Carmen Mola, Ken Follet o Juan Gómez Jurado? ¿Qué pasa si me gustan los ‘best sellers’?
Yo huyo de esos, huyo totalmente. Me gustan más los clásicos, pero es verdad que esos son los que están de moda. Además, como decía antes, también tenemos un público juvenil, adolescente, muy potente, potentísimo, que no está consumiendo la literatura a modo tradicional; lo consume al electrónico e, incluso, se compran los libros o se los cambian o quedan para hablar de ellos. Y es verdad, hay unos clubs de lectura que no saben que son clubs de lectura.
Y no son frikis.
(Ríe) No, no lo son.
¿Consumen literatura de forma muy distinta a otras generaciones?
Es bastante curioso. Existe una plataforma que se llama Wattpad donde tú puedes escribir tus novelas, pero no hay un redactor que la redacte ni un editor que lo corrija. Estamos hablando de una calidad de lectura nefasta, pero engancha. Son gente joven que escribe para un público joven.
Una suerte de Corín Tellado de esta generación.
Exacto. Y es potentísimo. Tanto que hasta Netflix hace series con novelas. ¿Están leyendo mal? Seguramente sí, pero están creando un hábito. A lo mejor, hay diez lectores que antes no leerían y leen esto, y puede ser que, de todos ellos, dos den el paso a una literatura un poco más profunda o más reglada. Pues ya son dos que antes, seguramente, no habríamos tenido.
Siempre digo que si hacemos una excursión o cualquier acto aquí y vienen treinta niños para que luego dos vuelvan, para mí es un éxito.
No sé si es habitual, pero en l’Alfàs tenemos una biblioteca adulta y otra infantil, casi del mismo tamaño, separadas por un pasillo de veinte metros. Supongo que será una ventaja a la hora de programar actividades para unos y otros y, de esta manera, crear el hábito entre los más pequeños.
Esto es una joya de biblioteca. Cuando llegué aquí, dije “me ha tocado la lotería”.