Entrevista > Miriam Romero Gómez / Cardióloga infantil (Alicante, 9-marzo-1981)
Existen numerosas cardiopatías, como nos desvela la pediatra Miriam Romero Gómez, con quien queremos dialogar sobre las que afectan a los infantes, su especialidad. “El mío es un trabajo muy duro, pero maravilloso al mismo tiempo”, recalca.
No es sencillo, sin duda, decirles a unos padres que su hijo debe pasar por el quirófano por un problema cardiaco. Se precisa de mucha psicología y empatía con ellos, la que mostró la doctora también en sus recientes charlas preventivas dirigidas a clubes deportivos.
Para evitar este tipo de enfermedades resultan fundamentales los diagnósticos precoces, saber si la madre, por ejemplo, es diabética (mal controlada) o ha sufrido tratamiento de quimioterapia durante la gestación. “Intentamos que, mediante estos diagnósticos, mejoren su pronóstico y evolución”.
¿Las patologías cardiacas del infante son diferentes a las del adulto?
Sí, porque la mayoría son cardiopatías congénitas, detectadas por un diagnóstico precoz (ocho por cada mil recién nacidos, aproximadamente). Los tratamientos suelen ser quirúrgicos o vía catéter, evitando problemas en los adultos.
¿Por qué un niño con un corazón sano puede tener un problema cardiaco?
Como causas externas pueden ser las infecciones, generalmente víricas. Producen una inflamación cardiaca, que puede ser valvular, pero también del músculo cardiaco, que es el miocardio.
Pero la mayoría son cardiopatías congénitas, naces con ellas, en las que un diagnóstico precoz mejoraría su pronóstico y tratamiento.
«Naces con las cardiopatías congénitas por numerosos factores, la mayor parte genéticos»
Tu profesión debe ser muy bonita.
Es apasionante, tanto la cardiología como el propio trato con padres y niños. Sin embargo, es muy difícil transmitirles a unos papás que su hijo/a tiene una cardiopatía y que debe someterse a una intervención en el corazón, pese a que el diagnóstico sea muy favorable.
Generalmente son cardiopatías relativamente fáciles, en las que nuestros cirujanos cada vez tienen más experiencias por estos diagnósticos precoces.
¿Cuáles son las causas de las llamadas muertes súbitas?
Normalmente hay alteraciones cardiológicas -no diagnosticadas y que no producen síntomas- que se ponen de manifiesto con el ejercicio, generando una arritmia y, como consecuencia, una parada cardiaca que finaliza en muerte súbita.
Es mucho más común en adultos, aunque en niños también sucede, mínimamente. Por debajo de los 35 años se calcula entre 0,7 a 4 por cada 100.000 personas. Extrapolado a los infantes es mucho menor; el problema es que es muy dramático, por eso si practican algún deporte deben someterse a un reconocimiento médico.
¿Has vivido alguna en primera persona?
Encontrarme con el niño con muerte cardiaca, no. Pero sí viví el caso de otro -totalmente sano, a priori- que sufrió una muerte súbita mientras subía las escaleras del colegio.
Tuvo un ángel en forma de enfermera con conocimientos en reanimación cardiopulmonar (RCP) y en la utilización de un desfibrilador. Afortunadamente le salvó la vida. Hoy por hoy sigue vivo y tiene una pequeña disfunción cardiaca, muy leve.
«Las muertes súbitas son mucho más comunes en adultos, aunque en niños también suceden»
¿Otros sí fallecieron?
Sí, he conocido otros dos casos. Uno de ellos sí falleció, pero su desgracia permitió que siguiera más de cerca a sus hermanos, que tienen la misma afectación. Gracias a un tratamiento estamos reduciendo esta incidencia.
El segundo ha podido sobrevivir, aunque en una situación de coma vegetativo.
Pocos casos, pero inolvidables.
Porque es tan dramático y tan duro decirle a su madre que su hijo, que pensábamos que estaba sano, ha sufrido una muerte súbita.
Pensamos que en los niños eso no ocurre, pero sí sucede.
«Ha habido una gran evolución en la cardiología, traduciéndose en una mayor supervivencia, mejores tratamientos…»
¿Cuál ha sido la evolución de la cardiología en los últimos años?
Muy notable, en todos los sentidos. Hay muchos más diagnósticos de cardiopatías, lo que se traduce en una mayor supervivencia y mayor práctica en las cirugías.
Ha aumentado por lo tanto la supervivencia en los niños. Hay mucha más tecnología, más dispositivos, más tratamientos, mucha más importancia a estos infantes…
¿También gracias a una mayor comunicación?
Sin duda, se ha dado más relevancia a las muertes súbitas en niños, por ejemplo. Han venido en los últimos dos años muchos padres de niños que practican algún deporte para que les hagamos revisiones médicas, tras informarse por los medios o las redes sociales.
A uno de ellos le diagnosticamos una pequeña dolencia cardiaca y se le intervino de una ablación cardiaca, salvándole quizás de una posible muerte súbita. Tenía un riesgo y había que eliminarlo. Es muy difícil transmitir a la población que puede ocurrir, es una de las misiones que tenemos ahora.
Finalmente, ¿qué factores contribuyen a la aparición de estas cardiopatías congénitas?
Generalmente proceden de medicaciones que toma la madre, enfermedades de ella misma o alteraciones del propio feto.
El resto de patologías que pueden aparecer durante su etapa infantil proceden de infecciones.