Entrevista > Antonio Ferrer / Patrón mayor de la Cofradía de Pescadores de Altea (Altea, 3-enero-1967)
Quizás sea por las novelas de Melville, Hoare, Woolf, Murdoch, Lovecraft, Conrad y tantos otros que describieron, con mayor o menor dosis de imaginación, la durísima vida de los marineros que, desde el principio de los tiempos, se echaron a la mar para darnos de comer; pero lo cierto es que siempre hubo algo casi heroico en la percepción que el común de los mortales tiene de esa estirpe de hombres quemados por el sol y la piel curtida por el salitre.
Por ello, escuchar el tono desolador con el que el patrón mayor de la Cofradía de Pescadores de Altea, Antonio Ferrer, habla del presente y, sobre todo, el futuro del sector, produce algo muy parecido al miedo. Hablar de derrotismo sería algo exagerado, porque Ferrer piensa que las cosas se pueden arreglar, pero alguno de los ejemplos que pone sobre la mesa no invitan, ni mucho menos, al optimismo.
Muchas amenazas
El sector pesquero se está viendo amenazado por muchos y muy diversos frentes, pero, seguramente, el más preocupante sea el de la falta de relevo generacional. Una ausencia de nuevos marineros que no sólo tiene que ver con la dureza de ese oficio, sino, sobre todo, por la falta de perspectivas de un futuro, si no seguro, al menos estable.
Y todo, porque a la reducción de días faenables aprobada por la Unión Europea se suman ahora otros muchísimos problemas que van desde el aumento de los costes de producción a la competencia, quizás desleal, del producto llegado de otras partes del mundo que, alerta Ferrer, puede llegar, incluso, a poner en riesgo nuestra salud.
Esta entrevista la hacemos a mediados del mes de enero y nada más terminar una subasta de pescado en la lonja. ¿Cómo ha ido la venta?
Un poco regular. Bien, porque estamos haciendo un poquitín de gamba blanca, pero, por lo demás, un poco complicado.
En cualquier caso, han pasado ya algunas semanas desde que terminara la campaña de Navidad, uno de los momentos de mayor consumo de pescado y marisco en muchas casas en todo el año. ¿Cómo ha ido ese momento clave para el sector?
Navidad fue regular. Este año no ha sido muy ejemplar. La verdad es que los precios del marisco no han subido lo que tenían que haber subido y los precios de coste de producción nos están ahogando.
«Los precios del marisco no han subido lo que tenían que haber subido y los precios de coste de producción nos están ahogando»
Cuando me dice esto, siempre pienso, en primer lugar, en los precios del combustible. Eso es algo que sufrimos todos, por ejemplo, en nuestros coches, así que imagino que en un barco se notará muchísimo más. Pero imagino que esos costes que les están ahogando no serán sólo los del diésel.
Bueno, están las subidas de la Seguridad Social; los problemas de personal, que no tenemos; el combustible que, como has dicho, nos está ahogando no a este sector, sino a todo el sector primario. Con todo eso, se hace casi imposible salir a faenar, la verdad.
Además, arranca un 2024 en el que la Unión Europea ha decidido reducir todavía más la cantidad de días en los que van a poder salir a pescar. Imagino que eso es otro motivo de preocupación para ustedes.
Bastante, efectivamente. Esto es como si a un negocio en tierra le dijesen “tienen ustedes que cerrar tres o cuatro meses”. Claro, cierras y luego ¿qué enganchas? Los clientes ya no son los mismos. Los clientes han buscado otros caminos, otras lonjas, otros sitios, y cuesta mucho reenganchar.
Todo eso son pérdidas y más pérdidas. Cuando ya estamos empezando a funcionar un poco medio regular, es cuando tenemos que volver a parar. Aparte de todo eso, tenemos al personal que va a bordo. Está consumiendo su paro y hay mucha gente que, además de tener que parar porque nos vemos obligados a ello, ya no va a tener subsidio. ¿Qué tiene que hacer entonces? No es compatible, no puede ser. Hay que buscarle una solución a todo este tema o si no…
«Nosotros no estamos destruyendo ningún fondo marino, estamos en arenales. Son playas, como si fuera un desierto»
Pero tal y como me lo está planteando, no tiene esto mucha pinta de tener una solución.
Bueno, si nos sentamos a hablar y exponemos nuestros problemas y la Administración quiere ayudarnos, pues claro que sí, porque esto es un negocio que lleva a muchos otros sectores consigo, como puede ser el de la restauración.
Si no encontramos una solución a esta problemática, lo que vamos a comer el día de mañana va a ser, perdona la expresión, pura basura.
Se habla mucho ahora de la economía de kilómetro cero, del producto saludable… pero parece, por lo que me dice, que nos estamos viendo obligados a consumir todo lo contrario.
Claro, ese es el problema. Vamos a consumir cosas que no son naturales. Esto sí que es natural, la verdad.
¿Cómo ha evolucionado el número de pescadores en Altea en los últimos años?
Dependemos de otros puertos. Dependemos de La Vila Joiosa, por ejemplo. También tenemos gente de Calpe, de Marruecos, y gente de aquí, de Altea.
«Esto es como si a un negocio en tierra le dijesen: tienen ustedes que cerrar tres o cuatro meses»
Me decía antes que la gamba blanca es lo único que se está comportando de forma más o menos positiva. ¿Por qué?
Pues mira, no sé por qué. Puede ser por las temperaturas del agua o porque la estamos pescando y le estamos dando bastante caña. Y se está reproduciendo. Te lo voy a explicar claramente: esto es como el campo. Tú cuando vas a Castilla la Mancha o Castilla y León, ves que están trabajando los campos y por detrás ves vida: ves pájaros y otros animales, porque están moviendo las tierras; pues en el mar es exactamente igual.
Nosotros no estamos destruyendo ningún fondo marino, estamos en arenales. Son playas, como si fuera un desierto. Eso de la fama que tenemos, de que estamos destruyendo, es todo mentira.
En ese sentido, y aprovechando un tema de actualidad, estamos asistiendo en las últimas semanas al caso de los pellets que han aparecido en las costas del Cantábrico. A su vez, el Mediterráneo tiene esa mala fama de ser un ecosistema poco cuidado. ¿Cómo rompemos ese estigma?
Poco a poco habrá que ir cambiando. Es una lástima porque nosotros, de verdad te lo digo, somos los basureros. Si vieras los contenedores de basura que llevamos a tierra con plásticos y cosas que no proceden de la pesca o del pescador, sino que vienen de tierra, te impresionaría mucho.
Me hacía usted un símil con el campo. Se lleva mucho tiempo advirtiendo de que el abandono de los cultivos va a provocar, por ejemplo, que haya cada vez más incendios. ¿Puede suceder algo similar en el mar?
Abajo, en el fondo, ya está exactamente igual. Si desaparecemos nosotros, la basura nos alcanzará a todas las playas. Y no en poco tiempo. Diez o doce años. Si desaparecemos, la basura llegará a las playas tan limpias que tenemos en Benidorm, en Altea, en Calpe y en toda la provincia, verás cómo se irán destruyendo también. Si nosotros no estamos, verás cómo se destruye todo eso también.
«Claro que hay solución: si nos sentamos a hablar, exponemos nuestros problemas y la Administración quiere ayudarnos»
Hablaba de ese esfuerzo que deben hacer las administraciones para apoyar al sector. ¿Están notando ya algún tipo de apoyo?
Bueno, ahora de vez en cuando sí que se acercan y hablamos, pero en verdad son tiempos difíciles para todos y nosotros lo comprendemos. Pero esto, si nos siguen subiendo los costes como nos están subiendo, y no hay un relevo generacional, se va a poner muy complicado. Nos estamos haciendo mayores y por detrás no viene juventud, porque no es atractivo.
Estamos muy ahogados, la verdad. Estamos esperando a que vengan tiempos mejores, pero es que estos no nos alcanzan. Además, las noticias que tenemos por parte de la Administración es que nos van a apretar un poco más en cuestión de días, de inspecciones, de cumplir la reglamentación… Esto no es factible.
¿No existe un problema de sobrepesca en algunas especies?
Se habló mucho del atún rojo, que decían que desaparecía del Mediterráneo; pues el atún rojo, para mí, es como el jabalí en tierra: no está desapareciendo, se lo está comiendo todo.
Es la pescadilla que se muerde la cola. Hay que darle solución. Todo el mundo tiene derecho a vivir, el atún rojo y el delfín, pero el pescador también. Hay tanta protección para unas cosas y tan poca protección para otras.
Cuando voy a hacer la compra a cualquier supermercado, cada vez veo menos etiquetado de procedencia cercana, de las lonjas de Santa Pola, La Vila, Altea, Calpe… y cada vez llega más pescado de lugares muy lejanos. ¿Eso es algo que se tienen que hacer mirar las grandes cadenas de distribución?
Desde luego, pero el problema que tenemos nosotros es que somos deficitarios produciendo pescado, porque no podemos abastecer, ya que estamos destruyendo flota. Estamos permitiendo que entre pescado de otras partes que, como te decía antes, es pescado procesado con sus aditivos y sus cosas.
Te voy a poner un ejemplo: hace unos años no tenía carnada para pescar con mi hijo, fui a un centro comercial y cogí dos sepias para encarnar. Las puse y el pescado no se lo quería comer. Bueno, pues fui al barco, cogí una pota que llevaba dos días ya pescada, que estaba ya medio desecada, la corté, la puse de carnada y rápidamente el pescado empezó a comerla.
Los peces no son tontos. ¿Por qué come el pescado de dos días nuestro y el otro no quería? Ya te lo estoy diciendo: por los aditivos y las cosas que le ponemos para mantenerlas.
«Estamos consumiendo cosas que no son naturales. Nuestro producto sí lo es»
Lleva toda la vida en esto, ¿no?
Desde los doce o trece años ya estaba yo en el negocio.
Había comentado que va a pescar con su hijo. ¿Va a seguir en el negocio?
De momento, tengo la suerte de que se ha hecho patrón y está mandándonos ahora un barco de nuestra propiedad. La verdad, hemos tenido suerte en ese aspecto, pero mi hijo es un ejemplo raro. Hay que coger más gente, ir a las escuelas, explicarles este negocio cómo es, que vamos a procurar hacerlo e intentar que el Instituto de Alicante no nos desaparezca, porque la verdad es que eso es una fuente de técnicos para el día de mañana.
Si desaparece también el instituto, no sé cómo acabaremos. Hay que atacar por todas partes, porque esto es una cosa que ha venido poco a poco, nos han ido mermando y hay que reaccionar o esto se muere.
¿Me podría dar una estadística de cómo ha caído el negocio en los últimos cinco o diez años?
Pienso que ha caído más de un 30%. Nos están incentivando con los paros biológicos, pero no quiero que me den paros biológicos subvencionados. Lo que quiero es trabajar y ganarme el jornal día a día. Las subvenciones son pan para hoy y hambre para mañana.