Entrevista > Kiko Cano y Santiago Castelló / Alféreces Moro y Cristiano 2024 (Alcoy, 30-abril-1975 y Alcoy, 24-febrero-1972)
Kiko Cano y Santiago Castelló, por el bando moro y cristiano, respectivamente, tienen el honor este 2024 de ostentar los cargos de alféreces, los segundos en importancia tras los capitanes, obviamente.
A lo largo de nuestras Fiestas de Moros y Cristianos -de Interés Turístico Internacional desde 1980- los dos se sentirán sumamente apoyados por sus filàs, Abencerrajes por la parte mora y Aragoneses por la cristiana.
Consideran que el suyo es un puesto de responsabilidad, aunque Castelló prefiere dejarla un poco de lado. “Soy un personaje que representa a Alcoy y a la filà, intentaremos cumplir con todo lo que haya que hacer del modo más honroso posible”, sostiene. Sin embargo, agrega, “representar un cargo con los amigos y con una filà que te apoya es para pasárselo bien”. Ese debe ser, sin duda, el objetivo de todos los alcoyanos.
«Es la cumbre de una ilusión iniciada en 2016, cuando un grupo de amigos quisimos hacerlo todos juntos» S. Castelló
¿Desde cuándo perteneces a tu filà?
Kiko Cano (KC) – Se puede decir que casi desde la infancia, por influencia de la familia paterna. Pero durante un tiempo estuve en la Domingo Miques, los llamados coloquialmente Miqueros, más cercana a la familia de mi madre.
Allí permanecí junto a mi hermano Manolo durante años, hasta que en 2008 regresé a mis orígenes abencerrajes.
Santiago Castelló (SC) – Desde que nací. Uno de mis abuelos (Enrique Brotons) fue fundador de la filà, en 1961, y el otro, de segundo año. Sin embargo, los orígenes son anteriores, del siglo XIX: L’Antiga Aragonesa fue nombrada por primera vez en el acta de la Asociación de Sant Jordi en 1859.
¿Qué significa ser alférez en estas fiestas?
SC – La cumbre de una ilusión que se inició en 2016 cuando un grupo de amigos quiso que yo fuera alférez y que lo hiciéramos todos juntos.
El sentimiento de serlo me ha costado asimilarlo, porque jamás me ha gustado aparecer en los focos. Es algo que nunca me había planteado.
KC – Lo más grande que una persona puede hacer en su filà, obviando lógicamente la capitanía, que el año que viene ostentará con honores Indalecio Carbonell. Es una ilusión y una responsabilidad, porque queremos que salga todo bien…
«El trabajo ya está hecho: los preparativos, la organización, la música… ¡Es el momento de disfrutar!» K. Cano
¿Cómo se produjo el nombramiento?
KC – La primera idea era hacer una Escuadra Especial, compuesta por doce individuos, pero mi grupo íntimo somos muchos más, veintinueve caballeros y veinticuatro damas. No cabíamos y había que encontrar una solución.
Di entonces un paso adelante, porque ya habíamos pensado en algunas ocasiones comandar algún cargo.
SC – De una manera muy chula, porque mi familia siempre ha estado vinculada a la filà. Es un orgullo que mis apellidos representen a los que han estado toda la vida ahí.
El cargo se planteó por medio de los amigos. En un principio no quise, pero a raíz de la ilusión de mi familia empezamos a pensar en cómo hacerlo.
¿Te sientes arropado?
SC – Mucho. Hablamos de una filà con unos 450-500 componentes, contando los no festeros. La nuestra arropa a cualquier miembro; hay muchísima gente que me ha criado y otros tanto a los que yo he criado.
Me encuentro en una zona media donde nos queremos mucho unos a otros. No fue algo premeditado, sino que fue surgiendo, y ahora lo estamos gozando una barbaridad.
KC – Profundamente, por los más de trescientos miembros de la filà, aunque ya estaba fuerte por el apoyo de mis más íntimos, porque sin ellos sería totalmente imposible afrontar este tsunami de actividades, emociones y responsabilidades. No quería perderme esta oportunidad.
El trabajo ya está hecho, los constantes preparativos, la organización, la música… ¡Es el momento de disfrutar!
«Ser alférez no fue algo premeditado sino que fue surgiendo, pero ahora lo estamos gozando mucho» S. Castelló
¿Cómo te imaginas el día de la entrada?
KC – Será una emoción brutal; el instante de salir vestido y, de repente, ver a todos mis amigos allí, en el Partidor, será espectacular. Pero también momentos de muchos nervios, estaremos como flanes.
SC – Prefiero no imaginármelo, no tengo expectativas, y prefiero no tenerlas para intentar evitar algo de nervios.
Recuerdo cuando realicé la Escuadra Especial -que no tiene mucho que ver, porque éramos muchos más los protagonistas-, pero ahora no sé qué reacción tendré sobre la carroza; quizás me abrume, me asuste o me pase llorando todo el recorrido.
¿Desde cuándo notáis nervios?
KC – Hace ya meses que tengo nervios, porque se tienen que preparar muchísimas cosas y la inquietud no para de crecer, situada en nivel de nueve a diez.
Va a ser el momento más importante de mi vida, vinculado a la fiesta. Tenemos un equipo fantástico y seguro que saldrá bien.
SC – Hay nervios, claro, desde hace tiempo. Somos una figura que representa a un pueblo, a una ciudad, y siempre quieres que a la gente le agrade. Después están las cosas del directo, que suceden y no puedes hacer absolutamente nada; quedan como anécdotas.
Eso es lo que queremos evitar, porque accidentes como el del año pasado -cayó el capitán cristiano en medio de la plaza- son anécdotas, cosas que han sucedido toda la vida.
«Va a ser el momento más importante de mi vida, vinculado a la fiesta, y va a salir todo bien, seguro» K. Cano
¿Cuál va a ser la propuesta de vuestro boato?
SC – Queremos, un poco, retroceder a la época que representa nuestra historia. Haremos una pequeña narración para conmemorar a los nuestros, a los que han estado toda la vida en la filà. Nos inventaremos que intentamos reconquistar el castillo de Ramón Berenguer en Girona. Pero al ver que es imposible, hablamos con el clero, que nos propone hacer una ceremonia para revivir un demonio templario denominado Baphomet.
En este sentido, precisamos revivir a nuestros antepasados para poder ganar la batalla. El clero nos autoriza, queda como silenciado, salimos victoriosos del combate y regresamos a Alcoy.
KC – Potente, la historia de un alférez abencerraje que acude a ayudar a Al-Azraq, siendo por lo tanto el nuestro un boato muy guerrero y nazarí, pues procedemos de Granada.
El relato está fundamentado en el visir Al-Azraq, quien tuvo que pasar exiliado un total de dieciocho años en tierras granadinas, y los abencerrajes eran una familia de gran influencia política en esos lares. Nos hemos imaginado que un ejército de abencerrajes vendría con el visir en su retorno a la montaña.
¿Quiénes serán vuestras damas, rodellas y favoritas?
KC – Durante la entrada mora mi mujer, Mar Francés, que ejercerá de dama, al tiempo que mi hija mayor, María, aparecerá a caballo representando a la princesa Amira. La favorita será mi hija menor, Abril.
SC – Mi mujer y mis dos hijas. Nuria Artuñedo, mi esposa, ejercerá de mi favorita, mientras mis rodellas -también mis favoritas- serán Alejandra y Daniela.
«No sé la reacción que voy a tener sobre la carroza; quizás me abrume, me asuste o llore todo el recorrido» S. Castelló
Hablemos de la música que os acompañará.
SC – Tendrá un papel importantísimo, como no podía ser de otra forma. Nadie nos la ha compuesto, hemos escogido una marcha cristiana que nos agrada al grupo de Caballeros y Alférez que se llama ‘Azcona’, de Juan Antonio García Gallardo.
KC – La música será una parte determinante de lo que será el boato, es en lo que más hemos insistido. Hemos confiado en el compositor de Ontinyent Saül Gómez-Soler; todas las marchas llevan su nombre, así como dos nuevas composiciones.
Se trata de una fanfarria denominada ‘Banu Sarray’ (Abencerraje en árabe) y la marcha mora ‘Qal’at Aryuna’ (Taifa de Arjona), que sonará cuando aparezca con mis caballeros.
¿Sientes también el apoyo ciudadano?
KC – Al no vivir de un modo habitual en Alcoy, noto algo menos ese calor ciudadano, apreciándolo eso sí -y de manera notable- cuando acudo a algún ensayo o acto, como al estrenar la marcha mora en el Calderón.
Estaba a tope, lo que evidencia que los vecinos de Alcoy están contentos y nos apoyan en todo momento. Esto no se me olvidará jamás.
SC – Por supuesto, esperamos que Alcoy esté expectante ante la llegada de los Aragoneses, intentaremos hacer cosas que les agraden. Noto que hay bastantes expectativas, al igual que con cualquier otra filà y cargo en años precedentes.
«La música será una parte determinante en lo que será nuestro boato, pues es en lo que más hemos insistido» K. Cano
¿Cuáles son vuestros momentos preferidos de la fiesta?
SC – Van a serlos todos, porque son momentos que jamás he vivido desde esa perspectiva, ni me he acercado nunca. Siempre he disfrutado la fiesta desde otro punto de vista.
La entrada posiblemente me sorprenderá por el sentimiento que me va a despertar, pero es un acto que he vivido muchas veces. Asimismo, cualquier procesión como alférez también será muy apasionante. Estoy esperando todos los momentos.
KC – Los disfruto todos, sinceramente, aunque la entrada es la jornada más espectacular. Pero mi corazón siente debilidad por el día de Sant Jordi, la noche que mejor me lo paso, cuando cenamos con la filà. Este año será un poco diferente y la conmemoración del patrón se avanzará al domingo 21.
Es una lástima que el día de Sant Jordi no se celebre.
KC – Desde que se ha cambiado la fiesta al fin de semana me va mucho mejor, porque podemos disfrutar más y mucha más gente puede venir.
Además, nos han hecho un favor tremendo, porque al salir los últimos, no es lo mismo hacerlo un sábado, con multitud de gente, que un martes. Pienso que el día del patrón también debería ser festivo.
SC – Tenemos un sentimiento enfrentado, porque nuestro día de Sant Jordi debería ser una jornada festiva. Pero eso no significa que coincida con la fiesta, porque que sea fin de semana influye en muchos aspectos, como el económico, todo lo que reporta a la ciudad, o la gente que puede acercarse a vernos desfilar.
Si queremos que la fiesta continúe creciendo, tiene que ubicarse, sí o sí, en sábado y domingo; el hecho que venga más gente es bueno para todos. Preferimos estar rodeados por 200.000 personas que por únicamente 40.000. Igualmente preferimos, al menos en Alcoy, tener fiesta en Sant Jordi y no en Sant Joan (24 de junio), por ejemplo.