Lucy (Soledad Miranda, 1943-1970), la mejor amiga de Mina (Maria Rohm, 1945-2018), era seducida y vampirizada justo aquí por un cautivador y maduro conde Drácula (Christopher Lee, 1922-2015). Eran otros tiempos y el enrejado Panteón de Quijano (en realidad, el elemento central de la plaza de Santa Teresa, casi al lado del coso taurino) ofrecía ya esa imagen recoleta de la que presume en la actualidad.
No es excesivamente grande, pero sí lo suficiente como para que el enramado vegetal de su interior (aligustres, araucarias, buganvillas, lantanas, olmos) aísle del runrún urbano. Así lo vio Jesús ‘Jess’ Franco (1930-2013) en su adaptación para la Warner Bros de la famosa novela de Bram Stoker (1847-1912) publicada en 1897. El parque, por cierto, sembró la primera piedra hacia 1855. Y era prácticamente el primero de su tipo en Alicante ciudad.
Al estilo madrileño
El modelo academicista del madrileño Retiro madrileño, iniciado en 1630 y de tamaño muy superior, municipalizado en el último tercio del siglo XIX, sirvió para este conjunto urbano de esparcimiento con mausoleo, obelisco, pequeña gruta e incluso caseta que fue vivienda del guarda y hasta biblioteca. Todo, en recuerdo de Trinitario González de Quijano (1807-1854).
Como gobernador civil de Alicante, en su último año de vida, se dedicó a convertir la lucha contra la epidemia de cólera morbo en algo personal, asistiendo incluso enfermo por enfermo si esto era posible. Venció, a costa de su propia vida. El panteón en recinto ajardinado tuvo réplicas; en 1886 se iniciaba la construcción del parque de Canalejas sobre lo que fue un antiguo varadero de la ciudad.
Jesús Franco rodó aquí parte de su adaptación de ‘Drácula’
Clases de árboles
Recordemos que, tras desaparecer las murallas a resultas de la sesión municipal del 13 de julio de 1858, Alicante comenzaba una expansión que incluía el ganarle terreno al mar. La ‘plaza de Correos’, la de Gabriel Miró, antes de Isabel II, llegó a ser conocida como ‘de las barcas’, dado que se trataba precisamente de un punto de atraque. Hasta allí llegaba el mar.
Canalejas, al igual que Gabriel Miró, está trufado de ficus, sobre todo laureles de la India (‘Ficus nitida’), en el primer caso, y los gomeros (‘Ficus elastica’), el segundo. Digamos que aquí, al contrario que en el panteón, no había enrejado, pues la propia arboleda delimitaba el espacio de asueto ajardinado. Servía además de extensión de la Explanada, acotada por palmeras y gestada tras la sesión municipal de 1858, con olas de tesela a partir de 1958.
Alicante comenzaba una expansión que incluía el ganarle terreno al mar
Buscando aislarse
Con o sin vallado, hay otros ejemplos parecidos, como el espinar Doctor Gadea-Federico Soto-plaza de los Luceros-General Marvá, desde Canalejas hasta las faldas del castillo de San Fernando (en concreto, hasta las escaleras de Jorge Juan, iniciadas en la década de los cuarenta del pasado siglo). O el que surcaba la rambla alicantina, desmontado a partir de 1923 para llevar el vial hasta las puertas del mar.
Pero en sí estos ejemplos, y otros semejantes, no acaban de acoger la sensación de aislarse del panteón o de Canalejas, ese sabor a parque recoleto del que llegó a gozar el paseíto Ramiro, que asomaba con barandilla al Mediterráneo, avenida de Juan Bautista Lafora (N-332) mediante. Aunque el espacio en sí existía desde el siglo XIII, el jardín romántico no llegó hasta 1882.
El Palmeral perdió aspecto salvaje, pero ganó espacio de ocio
Plató cinematográfico
En 1976 le plantaron a un flanco el galáctico edificio de la Biblioteca Pública Azorín, y en los noventa, con una reforma que, al menos, eso sí, redescubría un lienzo de la muralla, ejecutaron literalmente cualquier aspecto recoleto del lugar. Pero el modelo había prendido. El Palmeral, por ejemplo, a las mismas puertas de la ciudad por el sur, iba a seguirlo.
Con su cascada, el auditorio y hasta lagos con barcas y patos, su remodelación, finiquitada en 1997, como recinto enrejado pero disfrutable, le eliminó el anterior aspecto salvaje, vale, que cautivó a cineastas como Jess Franco para rodar allí escenas de su largo para la Trans World Entertainment ‘Sexo caníbal’ (‘Devil Hunter’ / ‘Chasseur de l’enfer’, 1980). Aunque, a cambio, la ciudad ganó un amplio espacio de ocio, como el del parque Lo Morant, inaugurado antes, en 1987.
Últimos ejemplos
Aún hoy, es el más extenso de la ciudad, al menos de este tipo, ya que delimitó, también en recinto cerrado, un buen cacho del amplio espacio silvestre, que incluía hasta humedales, del barrio Lo Morant-San Nicolás de Bari. Tras su prometedor arranque, pasó por una época de dejadez bastante larga. Más pequeños, otros como el de la antigua cochera de tranvías, ultimado en 2007, repiten también prototipo.
Espacio enrejado, rincones arbolados, escenario y espacios deportivos (parque infantil de tráfico, piscina cubierta, gimnasio al aire libre) materializaban una aspiración desde que cerró el recinto en 1962. Al abierto y alargado de la Vía Parque (parque zona Norte, 2010) o el de la Ereta, desde 2003 abrazando el Benacantil, o el inundable La Marjal (2015), en playa de San Juan, añadamos el del antiguo cuartel de Benalúa (2021). En el fondo, hijos de Trino Quijano.