El tenor José Manuela Guinot (Elche,18-septiembre-1979) lleva años cosechando éxitos, y su talento es reconocido a nivel nacional. Además, recientemente recibió la ‘Medalla de plata de la ciudad’ de manos del alcalde de Elche por su aportación a la cultura.
En estos últimos meses ha pisado las tablas del Teatro Real de la Zarzuela en Madrid, con la obra de Sorozábal ‘Juan José’. Una ópera con temas de denuncia social muy avanzada para su época (1968). Una vez más ha vuelto a demostrar que domina la técnica, y además logra actuar y transmitir emociones que conectan con el público.
Éxito rotundo
Su último estreno ha sido en junio en el Liceo de Barcelona con la ópera ‘La torre d’els somnis’, donde canta la famosa aria de Puccini ‘Nessun dorma’.
Días antes ya no quedaban entradas y el público les hizo salir varias veces para ovacionarles, entre los que se encontraban el ministro de cultura, el secretario de Estado y la vicepresidenta de la Generalitat catalana que le felicitaron personalmente.
Niño cantor
Su técnica impecable, y su capacidad para alcanzar notas altas con facilidad, le hacen destacar en cualquier escenario. Con el tiempo además ha conseguido una presencia escénica muy valorada por los amantes de la ópera.
A pesar de sus compromisos, este mes de agosto no faltará a su cita para cantar en el Misteri, donde participa desde que tenía nueve años y ha ido representando diferentes papeles acordes con la edad.
«El hecho de haber cantado desde niño en el Misteri me ha ayudado mucho»
¿2024 está siendo un año muy especial a nivel profesional?
La verdad es que sí, vuelvo a Elche este verano con los bolsillos llenos de gratos momentos vividos profesionalmente. El ministro de Cultura, entre otras personalidades, me felicitó personalmente y, aunque han sido meses de mucho trabajo, la recompensa es inmensa.
No solo es cantar, también es actuar. ¿Qué preparación previa supone una obra de estas características?
Nos sometemos incluso a reconocimientos médicos, que son obligatorios cuando se actúa a más de dos metros de altura para comprobar que no padeces vértigo. Por ejemplo, en el Liceo de Barcelona tengo que cantar desde una torre de catorce metros de altura. Y no es que te planten arriba, es que tengo que subir yo hasta esa altura por una escalera, y aunque por seguridad llevo un arnés sería muy difícil cantar con vértigo.
También tienes que estar en forma, hacer ejercicio y llevar una buena alimentación. Todo ello sin olvidar que tenemos escenógrafos y coreógrafos. Lo bueno es que, en una obra de esta magnitud, cuentas con todos los profesionales y los elementos necesarios para que todo salga bien. Nos movemos a niveles de muy alta profesionalidad y son todos muy tops en lo suyo.
«Es importante que contemos con nuestros hijos para ir a este tipo de conciertos»
¿Ambas disciplinas suponen más horas de ensayo?
Las semanas previas a un estreno podemos estar ensayando más de diez horas al día. Por otro lado está la parte interpretativa, porque no solo cantas, también actúas, y eso requiere muchos ensayos para que la obra sea creíble en todos sus aspectos.
Y por supuesto cuidar mi voz, y tener siempre las cuerdas vocales hidratadas. Tomo jengibre, manzana roja, mucha agua y procuro no resfriarme en temporada de conciertos. Los ensayos llegan incluso a la prueba de luces, porque todo tiene que estar perfectamente coordinado, hasta el más mínimo detalle.
Pero el escenario del Liceo de Barcelona forma ya prácticamente parte de tu vida…
La verdad es que sí, prácticamente ya casi pierdo la cuenta de mis representaciones allí, pero creo que son ya dieciséis. Me siento como en casa cada vez que tengo que actuar en ese escenario porque lo conozco ya como la palma de mi mano.
«Intento contagiar a mis alumnos mi entusiasmo»
¿Crees que estás en tu mejor momento?
Creo que sí. Te lo puedo decir incluso en palabras del maestro Francisco Araiza, con el que trabajo ocasionalmente y que es el instructor del gran Javier Camarena, que está en el Top 3 de los mejores tenores de mundo, y que trabajó codo con codo con Pavarotti.
Recientemente me invitó en Viena a un masterclass y entre otras cosas bonitas me dijo que tenía la voz de la madurez, pero la frescura de una voz de veinticinco años. Viniendo de él fue un gran alago.
Tuve también mis momentos con José Carreras que se fijó en mi voz y me dio la oportunidad de cantar con él. Son muchos años de estudio, de trabajo y de tiempo invertido, y es hora de decir que ha merecido la pena el esfuerzo.
¿Sigue siendo un reto que la ópera deje de ser solo para un determinado tipo de público?
Lo sigue siendo. Precisamente el Liceo de Barcelona puso en marcha un proyecto que se llama el Petit Liceu, que se lleva haciendo desde hace veinte años, y que va destinado al público infantil. Tiene mucho éxito, y en él pueden interactuar con nosotros. Muchos de aquellos niños son ahora público incondicional de este género. Hacen falta iniciativas de este tipo para acostumbrar el oído a apreciar otros géneros.
Es también importante que contemos con nuestros hijos para ir a este tipo de conciertos. No es solo un concierto porque también tiene su parte de escenificación, y eso puede ser atractivo y más ameno y una forma de aportarles cultura musical.
«Ya es hora de decir que ha merecido la pena el esfuerzo»
¿Qué formación musical has recibido?
Hice la carrera de piano en el conservatorio de Elche y lo compaginé con el canto. El hecho de haber cantado desde niño en el Misteri me ayudó mucho. Tengo que agradecerle al entonces Mestre José Antonio Román su apoyo y su insistencia para que estudiara canto.
A mi entonces ni se me pasaba por la cabeza que aquello iba a convertirse en mi forma de vida y mi profesión. Completé mi formación estudiando magisterio musical en la Universidad de Alicante, y soy profesor de música del colegio Candalíx de Elche desde hace veintidós años. Ya como profesional he asistido a diversos masterclass con grandes maestros.
¿Y cómo compaginas tu trabajo como tenor con la de maestro de música?
Mi vida es así. Tengo la plaza en propiedad y eso me permite pedir licencia no retribuida, algo así como mini excedencias. Gracias a esto me puedo permitir seguir con mis contratos y mis compromisos como tenor profesional.
Yo aviso con tiempo de sobra, para que se puede encontrar un buen sustituto que dé continuidad a mi trabajo con los alumnos. Cuando vuelvo llego con toda la ilusión de compartir con ellos todo lo vivido y contagiarles mi entusiasmo. Aunque esté fuera, mi cabeza sigue pensando en ellos.
«Las semanas previas a un estreno podemos estar ensayando más de diez horas al día»
¿Con el trabajo en la escolanía te ocurre lo mismo?
Sí, con el Misteri me pasa lo mismo. Soy el profesor de técnica vocal de la escolanía, y puedo seguir online mis clases con los alumnos sin ningún problema hasta que puedo volver a hacerlo de forma presencial. Es un trabajo constante porque a muchos niños sabes que en breve les va a cambiar la voz, y tienes que tener ya a otros preparados para poder sustituirles.
Mi objetivo es sacar de ellos el máximo nivel de calidad para que el público, tanto en Elche como en otros lugares a los que acudimos, aprecie y admire nuestro máximo valor cultural como es el Misteri.
¿Para cuándo una ópera en Elche y así poder escucharte en tu tierra?
El problema es que las obras en las que yo canto son grandes producciones que requieren grandes montajes y escenarios muy grandes, y desgraciadamente en Elche no hay por el momento un teatro que reúna todas las dimensiones que hacen falta.
De hecho, lo planteé a mis productores, y me dijeron que no era posible, a no ser que sea al aire libre, pero en cualquier caso supone un gran despliegue y gasto que por el momento no ha sido posible.