Un equipo interdisciplinar conformado por investigadores de la Universidad de Burgos, la Universidad de La Laguna, la Universidad de Valencia, la Universidad de Alicante, la Universidad Complutense de Madrid, y el Instituto de Geociencias, ha logrado determinar con enorme precisión el tiempo mínimo transcurrido entre varios fuegos neandertales, vinculados a asentamientos temporales de mayor o menor duración, en el yacimiento de El Salt, en Alcoi (Alicante).
La investigación, encabezada por la investigadora de la Universidad de Burgos Ángela Herrejón-Lagunilla y publicada en la revista Nature, aborda uno de los grandes desafíos de la arqueología prehistórica: la escala temporal en la que se llevaron a cabo actividades humanas en el Paleolítico.
El que fuera investigador de la Universidad de Alicante cuando se realizó el trabajo de análisis Alejandro Mayor Benadero, firma este artículo junto Herrejón-Lagunilla y Juan José Villalaín Santamaría y Ángel Carrancho Alonso, de la Universidad de Burgos además de Francisco Javier Pavón-Carrasco y Mario Serrano Sánchez-Bravo, ambos de la Universidad Complutense de Madrid, Santiago Sossa-Ríos, de la Universitat de València, Bertila Galván, Cristo M. Hernández y Carolina Mallol, de la Universidad de la Laguna.
Este avance ha sido posible gracias al estudio de los fuegos u “hogares”, y sus restos arqueológicos asociados, mediante una metodología muy novedosa que combina análisis arqueomagnéticos y arqueoestratigráficos.
El estudio, desarrollado durante casi 10 años, analiza una secuencia de 6 hogares procedentes de una misma unidad arqueológica (unidad X), de unos 52.000 años de antigüedad.
El abrigo de El Salt es un yacimiento neandertal conocido, entre otras cosas, por los numerosos hogares documentados en un excepcional estado de conservación. Estos hogares pueden aparecer sobre una misma superficie o separados por pocos centímetros de sedimento, y se asocian a numerosos restos de utensilios de piedra, fragmentos de hueso y carbón derivados de distintos episodios de actividad humana.
“Hasta ahora, el orden y el tiempo transcurrido entre este tipo de conjuntos de hogares y restos de actividad, que son comunes en el registro paleolítico a nivel mundial, era una incógnita que dificultaba el estudio de las sociedades prehistóricas”, señalan los investigadores.
En esta ocasión, los autores combinan análisis arqueoestratigráficos (que secuencian el orden de los hogares, de más antiguo a más reciente) con una técnica conocida como arqueomagnetismo que se basa en que los hogares son potenciales registros de la dirección del campo magnético terrestre en el momento en el que se enfriaron por última vez.
Así, “los hallazgos demuestran que los individuos neandertales, que eran cazadores-recolectores, en algunos casos podrían haber regresado a asentamientos anteriores a lo largo de su propia vida, pero no siempre”.
Además, el estudio “determina que, al 99% de probabilidad, transcurrieron como mínimo unos 200-240 años entre la realización del primer hogar y el último, con diferencias de al menos 2-3 décadas entre algunos de ellos”. Se trata de una resolución sin precedentes en la arqueología paleolítica y que cambia de manera significativa las concepciones previas sobre la frecuencia de las ocupaciones humanas contextos de sociedades cazadoras-recolectoras prehistóricas.
Estos análisis pueden contribuir a futuros esfuerzos para entender el comportamiento de los cazadores-recolectores paleolíticos, sugieren los autores. El nuevo método, que puede aplicarse a contextos arqueológicos con hogares bien conservados de cualquier otra época, no proporciona un marco temporal máximo pero sí mínimo, y en el caso del nivel X de El Salt, se han obtenido resultados inesperados.