Entrevista > Juan García Armengol / Médico (Manuel, València, 21-marzo-1965)
Charlar con Juan García Armengol es aprender y disfrutar de sus amplios conocimientos: además de médico digestivo -fundamentalmente colorrectal-, es el director del Centro Europeo de Cirugía Colorrectal y ha desarrollado muchísima investigación. Cuenta asimismo con diversos cargos, como el de presidente del Comité Científico de la Asociación Española de Proctología.
Fuertemente vinculado a la Fundación Vicente Ferrer (FVF) -de la que es coordinador de cirugía- desde 2004 es habitual su presencia en India para realizar, en tiempo récord, un gran número de operaciones. Precisamente en Anantapur conoció a Vicente Ferrer, misionero jesuita que luchó toda su vida por ayudar a los desfavorecidos del tercer mundo.
El doctor Armengol nos contará cómo fue su trato con Ferrer, “una persona que lo hacía todo con gran intensidad”, y cuál es la situación en India, altamente condicionada por la superpoblación existente (más de 1.420 millones de personas). En este sentido, la fundación organizó el 1 de junio un concierto benéfico para ayudar a las zonas más pobres de ese país y Nepal.
«Vicente Ferrer era un ser que sorprendía por la intensidad e implicación en todo lo que hacía»
¿Cuándo te interesas por India?
Hace veinte años ya era cirujano colorrectal, con cierta práctica en Inglaterra y Estados Unidos. Tenía niños apadrinados en FVF y pensé entonces en ofrecer mi experiencia, como médico voluntario, presentando una solicitud de trabajo.
La respuesta fue inmediata, porque en aquel momento tenían infinidad de pacientes con fístulas complejas, patologías que no causaban la muerte, pero sí les mermaba muchísimo la calidad de vida. Son enfermedades provocadas por su alimentación, tan picante.
¿Qué situación te encontraste?
Vi un hospital muy humilde, pero con posibilidad de trabajar, además de una superpoblación y un sinfín de patologías. ¡Pronto me di cuenta que no me iba a aburrir! Se trata de un país, además, de contrastes inmensos, que no deja a nadie indiferente, donde en cien metros conviven ricos con personas absolutamente pobres.
«India es un país de contrastes que no deja indiferente, en el que conviven ricos y pobres»
Allí conociste a Vicente Ferrer.
Sí, toda una fortuna para mí. Era una persona sorprendente por la intensidad e implicación que mostraba en todo lo que hacía: muy trabajadora, con mucho interés en la creación de hospitales, pues pensaba que la sanidad y la educación eran determinante en las zonas pobres, para que pudieran tener una vida digna.
Su verdadero trabajo era potenciar ese desarrollo, y por eso su fundación en India se llama Rural Development Trust, focalizada en el crecimiento rural. Recordemos que como jesuita, inicialmente en el norte del país, se preocupó primero en construir pozos para que los más desfavorecidos pudieran tener acceso al agua.
¿Le creó conflictos políticos?
Por supuesto, tuvo hasta intentos de asesinato, sobre todo en los años sesenta, pero Indira Gandhi, la presidenta de entonces, le apreciaba muchísimo porque realmente el pueblo indio le idolatraba.
Volvió a España y la dirigente le pidió que regresara cuando se hubiera tranquilizado todo. Le ubicaron seguidamente en una zona extremadamente pobre y desértica, Anantapur, donde falleció en junio de 2009. Su tumba está en el propio hospital de Bathalapalli.
«En el hospital de Anantapur hacemos un mínimo de ochenta operaciones en diez días»
¿Cada cuánto vas a India?
Mínimo una vez al año, junto a un equipo de cirujanos formado específicamente para esa patología, porque no todos están preparados para lo que se van a topar allí. Al principio estaba un mes, pero ya desde el tercer año -tras numerosas dificultades para pedir los permisos y por la presión asistencial que tengo en València- llevamos a cabo estancias muy intensivas.
Son diez días de trabajo en el que operamos al menos a ochenta pacientes. Disponemos de dos o tres quirófanos y me voy moviendo de uno a otro. Resulta muy dinámico y le sacamos mucho rendimiento al tiempo. Era una de las virtudes de Vicente, buscar esa efectividad en el trabajo, porque en la India, como él decía, “hacer algo es como mover un carro con ruedas cuadradas, hay que empujar mucho y tener mucha paciencia”.
¿La situación actual ha mejorado?
El hospital mucho, gracias en parte al dinero que ha conseguido la fundación. La pobreza en la India sigue siendo palpable, pese a la imagen del país desarrollado y moderno que quieren dar los dirigentes.
A nivel global, el egocentrismo del ser humano es el origen de numerosos conflictos, junto al consumismo extremo. Todo ello provoca que la brecha social cada vez sea más grande y la llamada sociedad del bienestar no deje de ser una burbuja que nosotros mismos alimentamos.
Por eso era tan importante la filosofía de Ferrer sobre el bien directo, sin perderse en especulaciones, es lo más lejano a ese egocentrismo. Tuve la suerte de estar con él, sentirlo, ver cómo hablaba, y sí he sido testigo de que las cosas pueden mejorar.