Aunque el confinamiento por la COVID-19 evitó contagios entre la población, también conllevó un coste para la salud de diferentes colectivos vulnerables. La comunidad científica se encuentra en fase de recopilación y estudio de este fenómeno, para determinar cómo ha afectado el aislamiento a diferentes grupos poblacionales. En este sentido, un trabajo liderado por la Universidad de Alicante (UA) analiza el caso concreto del aislamiento en las mujeres gestantes sanas durante la pandemia, desde una perspectiva salutogénica. El estudio transdisciplinar ha sido dirigido por el investigador Iván Hernández Caravaca, del departamento de Enfermería Comunitaria, Medicina Preventiva y Salud Pública e Historia de la Ciencia de la UA, en colaboración con un equipo de enfermeras de Atención Primaria del Servicio Andaluz de Salud, liderado por Encarna Ruiz Peláez, así como con el doctor Javier Sánchez Romero, del Hospital Universitario Virgen de la Arrixaca.
El profesor de la UA explica que “la privación del uso de activos para la salud en mujeres embarazadas dio lugar a un aumento importante de sus glucemias y un mayor diagnóstico de diabetes gestacional”. Iván Hernández señala que “los activos para la salud son aquellos que mejoran las habilidades de personas, grupos, comunidades, poblaciones, sistemas sociales y/o instituciones para mantener y sostener la salud y el bienestar y ayudar a reducir las desigualdades en salud». Para llevar a cabo el trabajo, se investigó a diferentes grupos de mujeres embarazadas que se sometieron al cribado de diabetes mellitus gestacional con el test de O’Sullivan antes (grupo control) y durante el confinamiento por el COVID-19 (grupo confinado) en Córdoba. El grupo confinado se dividió en confinamiento temprano y tardío.
Los datos revelaron que las cifras de glucemia se vieron fuertemente afectadas tanto por el confinamiento, como por el tiempo en que las mujeres permanecieron confinadas. “El aumento de la glucemia en los últimos 28 años, en población general, ha sido de un 1’8 % y, en los pocos meses que duró el confinamiento, en estas mujeres confinadas sin diagnóstico previo de diabetes detectamos aumentos de más del 12 %”, subraya Hernández.
El estudio científico apunta como motivo principal del aumento de la diabetes gestacional la falta de ejercicio físico pero, también, otros factores como el estrés por el confinamiento. Además, asegura Iván Hernández, “estudios realizados por otros autores avalan que, en general, nos decantamos por opciones menos saludables en relación a lo que comimos durante esos meses”. Por este motivo, la suma del sedentarismo y el aislamiento dieron lugar “a niveles peligrosamente altos de glucemia que llegaron a ser clínicos en muchos de los casos”, cuenta el profesor de la UA.
Iván Hernández hace hincapié en que el trabajo pone de manifiesto la importancia de mantener los máximos activos para la salud durante una situación como el confinamiento. En este sentido, el investigador recuerda que “mientras las personas con perro podían salir a caminar, las 300.000 futuras mamás no pudieron dar ningún paseo”. El profesor de la UA apunta que no se tuvo en cuenta la necesidad de movimiento en el bienestar de colectivos vulnerables: “Se ha comprobado en este estudio que poblaciones sanas dejaron de serlo”. Además del caso de las mujeres embarazadas y la diabetes, también se ha constatado un repunte de problemas de salud mental por el aislamiento.
Para las embarazadas, haber sufrido diabetes gestacional puede tener repercusiones a largo plazo, como mayor probabilidad de desarrollar diabetes mellitus tipo 2 o síndrome metabólico. También para los bebés, que aumentan la probabilidad de padecerla a lo largo de su vida. Hernández asegura que uno de los aspectos claves y diferenciales del trabajo pasa por poner el foco en colectivos que no presentaban ninguna patología previa durante la pandemia por el COVID-19. “Hay pocos estudios que miren hacia la población sana, con un enfoque salutogénico, para estudiar qué pueden hacer para continuar así”, afirma el investigador.
El estudio insiste en la idea de aprender de los resultados obtenidos para permitir el acceso a activos para la salud de determinadas poblaciones, de manera que se mantengan sanas. Los análisis retrospectivos de datos son fundamentales para conocer los aspectos positivos y negativos de decisiones sensibles, como en este caso, la privación del acceso a los activos para la salud que permiten a las personas sanas seguir estándolo. “Los resultados de estos análisis nos permitirán regular cómo hacerlo si se dieran situaciones parecidas en el futuro, para minimizar el riesgo”, concluye Hernández.