Escondida a simple vista, la Serra Gelada es, para sorpresa de muchos, uno de los grandes secretos turísticos de l’Alfàs del Pi y un paraje que, más allá del archiconocido Camino del Faro, se mantiene como un gran desconocido para no pocos locales. Aunque recorrer sus senderos es una actividad que, al menos en principio, parece más idónea para meses menos calurosos, también en pleno estío, ajustando bien los horarios, puede convertirse en una estupenda actividad complementaria en las vacaciones.
La Serra Gelada no es únicamente la parte terrestre del Parque Natural que recibe su nombre y que guarda gran parte de su belleza bajo las aguas del Mediterráneo, sino que es también una máquina del tiempo que nos permite conocer de primera mano la manera de vivir de nuestros antepasados. Además, para los cada vez más amantes de las instantáneas instagrameables, sus miradores y ‘balcones’ ofrecen vistas sin parangón.
La visita a las Minas de Ocre ofrece la oportunidad de conocer siglos de historia de la región
Prevenir incidentes
Son varias las rutas que se pueden iniciar en las faldas de este accidente geográfico que une las localidades de l’Alfàs y Benidorm y, aunque en general no presentan una dificultad extrema, siempre es buena idea tomar unas precauciones mínimas antes de iniciar la ruta para prevenir cualquier tipo de incidente grave. Más todavía, en los meses más calurosos (y secos) del año.
Por ello, antes de emprender cualquiera de estas rutas, es importante prepararse adecuadamente llevando, y esto es fundamental, suficiente agua y protector solar para todo el recorrido. Además, siempre es recomendable consultar el pronóstico del tiempo y las condiciones del sendero antes de salir.
La Serra Gelada es un entorno natural protegido, por lo que también es imperativo seguir las indicaciones de los carteles informativos y mantener la limpieza y el respeto por la naturaleza durante la visita.
Las minas de ocre
Una de las rutas más accesibles y, a la vez, más desconocidas por parte de turistas y locales es la que nos permite conocer las viejas minas de ocre, desde las que, durante siglos, se extrajo este mineral para comerciar con él por todo el Mediterráneo.
El gran desconocimiento que existe sobre este lugar es más sorprendente si cabe al saber que el inicio de la ruta coincide con el del Camino del Faro. Siguiendo ese sendero, sólo hay que pasar el túnel para, trescientos metros más adelante, encontrar las indicaciones para acceder a la cala de la Mina.
Desde allí, pronto se encuentran carteles que llevan a las propias minas de ocre. El sendero, además, transita por variados paisajes, desde bosques de pinos hasta espectaculares acantilados con vistas al mar.
Para los que no quieran afrontar duras cuestas, la ruta costera hasta l’Olla es ideal
Del mar al cielo
Otra de las rutas que, en este caso por su exigencia física, suelen aparecer semidesiertas en cualquier momento del año es la que lleva a la cima del Alt del Governador o, lo que es lo mismo, a las ‘antenas’ de la Serra Gelada.
Esta es una opción perfecta para los que buscan un desafío físico, ya que su cima se eleva a más de cuatrocientos metros sobre el nivel del mar tras recorrer un camino que, especialmente en su parte inicial, presenta una pendiente muy elevada. Desde lo alto, junto a las antenas situadas en ese lugar, se pueden contemplar impresionantes vistas de buena parte de la Costa Blanca como la playa de l’Albir, Benidorm, el interior de la Marina Baixa o la illa Mitjana de Benidorm.
A nivel del mar
Para aquellos que prefieran una propuesta menos exigente en lo físico y en la que poder disfrutar, si el cuerpo lo pide, de un refrigerio o de la riquísima gastronomía de la zona, la mejor opción será la que ofrece la ruta panorámica que une l’Albir con l’Olla, ya en el municipio de Altea.
En este caso, siempre que se quiera recorrer por completo, la dificultad llega de la mano de la duración de la misma, ya que necesitaremos invertir unas cuatro horas. En cualquier caso, se trata de una ruta costera y que transcurre casi por completo por zonas urbanizadas ofreciendo, eso sí, unas vistas espectaculares del Mediterráneo. El sendero, que es llano, combina tramos de paseo con tramos de playa, lo que lo hace perfecto para un día de senderismo equilibrado.
Desde la cima del Alt del Governador se divisa buena parte de la Costa Blanca y el interior de la Marina Baixa
La luz del Mediterráneo
No por conocido y, en ocasiones, masificado, el Camino del Faro de l’Albir (reconocido como Sendero Azul por la Adeac) debe de ser desechado como una opción para conocer el interior del Parc Natural de la Serra Gelada, así como parte de la historia y el patrimonio de l’Alfàs del Pi.
Se trata de una opción perfecta para familias y senderistas de todas las edades y su recorrido, siempre asfaltado, serpentea desde el centro de visitantes hasta el emblemático Faro del Albir. A lo largo de sus poco más de dos kilómetros, se puede disfrutar de impresionantes vistas al mar Mediterráneo y, con suerte, avistar delfines jugando en las aguas cercanas a la piscifactoría.
Además, el destello de la linterna del faro y la especial luz de los largos días de verano en el Mediterráneo ofrecen dos experiencias completamente distintas en horario nocturno o diurno.
Experiencias para todos
Así pues, independientemente de lo que cada cual busque en su visita o del nivel de exigencia que esté dispuesto a afrontar, la Serra Gelada, un auténtico tesoro de la naturaleza, ofrece a los visitantes la oportunidad de explorar su rica flora y fauna a través de varias rutas, cada una con su propio encanto y nivel de dificultad.
Ya sea buscando una tranquila caminata familiar, un desafío físico o una inmersión en la historia y en los paisajes de ensueño, las rutas de la Serra Gelada ofrecen una experiencia para todos.