Entrevista > Miguel Calatayud / Ilustrador (Aspe, 26-enero-1942)
Hasta el 8 de septiembre podemos ver en la Lonja de Pescado la exposición ‘Miguel Calatayud. Trànsit il.lustrat’. Se trata de un recorrido por la obra de este histórico ilustrador que está detrás de obras como ‘Columbeta’, ‘La isla libro’, ‘El pie frito’ o ‘El libro de las M’alicias’.
Desde hace muchos años Miguel reside en València, pero en este periódico hemos tenido la oportunidad de charlar un agradable rato con él para repasar su inmensa biografía dedicada a la creación de dibujos e historietas de muy distinto tipo.
«En mis inicios las editoriales se dieron cuenta de que yo ofrecía un producto nuevo e interesante»
Empecemos por tus inicios. ¿Por qué quisiste ser ilustrador?
Mi familia es de Aspe, aunque cuando era pequeño residíamos en Murcia y en verano regresábamos a la terreta. De adolescente tenía varias ideas confusas sobre lo que quería estudiar. Realmente siempre había dibujado, aunque no fuera de una forma académica sino a mi aire. Esto me creó una tendencia sobre crear historietas, que muchas veces ni siquiera acababa. A veces me preguntan si conservo algo de aquella época, pero me daban tanta vergüenza aquellas creaciones que las rompía todas (risas).
Al final me matriculé en la Escuela Superior de Bellas Artes de València. Luego me saqué una oposición para dar clases de bachillerato. Ejercí de profesor durante once años, pero finalmente acabé dejándolo porque me di cuenta de que necesitaba más tiempo para hacer lo que en realidad me gustaba. Y eso es básicamente lo que está en la exposición.
¿Y por qué ilustrador, en lugar de pintor de cuadros?
En realidad mi intención nunca fue hacer obras artísticas para ponerlas en museos o en las salas de estar. Me gustaba más la idea de crear para que la imagen fuera impresa y reproducida. Así no me tenía que preocupar de si eso me lo tenía que comprar fulano o mengano.
Cuando terminé Bellas Artes había muy poco o nada de trabajo de lo mío en València. De hecho mis primeros encargos fueron para editoriales de Madrid o Barcelona. El caso es que estas empresas detectaron que yo ofrecía un producto relativamente nuevo e interesante. Por ejemplo recuerdo que hice un ‘Peter Pan’ muy distinto al de Disney que se conocía en España, y gustó mucho. Mi trabajo se hizo reconocible, y me empezaron a llegar incluso encargos ya no solo para libros sino también de cartelería, prensa o revistas.
«Incluso en mis trabajos dirigidos a un público adulto hay algo de mi habitual estilo infantil»
De hecho se te considera el gran precursor de lo que se conoce como ‘la Nueva Escuela Valenciana’.
Esto sobre todo pertenece al territorio del cómic. En aquella época colaboré con una revista madrileña llamada ‘Trinca’ que venía a reflejar el modelo de la revista francesa ‘Pilote’. Yo básicamente dibujaba bromas y se me ocurrió cambiar el registro habitual, no dibujando a los típicos personajes serios y musculosos. También con un colorido distinto que se aproximaba más a las películas de dibujos animados y la publicidad. Esto llamó la atención.
Entonces salió gente mucho más joven en València interesados por el tema. Yo me convertí en una especie de referente para ellos, y surgieron algunas quedadas, meriendas, cenas, etc. Algunos de ellos también se acabaron dedicando a esto. Yo creo que no podemos llamarlo una escuela, porque con el paso del tiempo cada cual desarrolló la tendencia que le apetecía. De hecho entre ellos a veces apenas se parecían el uno al otro.
¿Cómo te surgió la oportunidad de realizar una exposición dedicada a tu persona en Alicante?
Se ha impulsado a través del Consorcio de Museos de la Comunidad Valenciana. Yo presenté un proyecto que tardó unos años en tomar forma. Primero se representó en València, y lo mismo es lo que hemos llevado a Alicante aunque con otra reformulación dado que la Lonja tiene unas características distintas y se ha trabajado con otro equipo. Creo que ha quedado luminosa y atractiva. Está gustando bastante a la gente.
«He bajado el ritmo de producción, pero mis obras siguen siendo muy reconocibles»
La exposición se ha estructurado en tres partes. ¿Qué te gustaría destacar de su contenido?
Por ejemplo te podría hablar de unos trabajos que hice para la Fundación Wellington sobre la historia Guardia Real y un libro sobre Josep Pla llamado ‘Viaje en autobús’. Esto escapa un poco a mi habitual modalidad infantil… aunque yo no cambio totalmente mi registro y algo de mi trabajo para niños también se refleja ahí. A fin de cuentas uno no puede traicionar su propio estilo.
A tus 82 años… ¿te dedicas ya a vivir la buena vida del jubilado o todavía sigues produciendo?
La verdad es que aún sigo haciendo cositas. Por supuesto no con la intensidad de antes, pero sigo metido en algunos asuntos. Por ejemplo ahora estoy colaborando con la revista ‘Estudis’ de la Universitat de València, es un trabajo de estilo tipográfico hecho con el ordenador.
Confieso que hay ciertos contenidos que ya no podría hacer. Sin embargo mis obras al final siguen conservando el mismo espíritu de siempre y cuando se ven se reconocen que son mías.