Entrevista > José Vicente Andreu / Presidente provincial de ASAJA (Orihuela, 4-septiembre-1964)
Con la llegada del otoño, el paisaje de la huerta de la Vega Baja se transforma en un mosaico de colores cálidos, donde los tonos verdes dan paso a ocres, rojizos y dorados. Esta metamorfosis natural no solo embellece el entorno, sino que también resalta la fragilidad de un ecosistema que, año tras año, lucha por sobrevivir ante la sequía.
Un recordatorio vivo de la necesidad urgente de proteger y valorar nuestro patrimonio agrícola, que es la esencia de nuestra identidad y cultura. Ahora una nueva plaga amenaza a la granada mollar de Elche y a los cítricos, que afecta ya a miles de hectáreas.
¿Cómo se ha comportado el verano con los cultivos de la Vega Baja?
Depende de cada cultivo, porque no para todos se comporta de la misma manera. Muy mal por ejemplo para los cultivos de secano, como el almendro y el olivar, sin cosecha y con riesgo de muerte en el caso de los almendros.
Sin embargo, si hablamos de la uva del Vinalopó ha ido bien para la uva de mesa. Está siendo de muy buena calidad, y en el inicio precoz de la recolección se puede hablar de una buena cosecha. Aunque no se pueden alzar las campanas al vuelo, por ahora va muy bien.
¿Y con otros cultivos?
Hemos empezado mal con la granada y los cítricos con el debut de una nueva plaga importada, el trip de Sudáfrica. Ya está afectando a miles de hectáreas de granada mollar en Elche, y a variedades de cítricos.
«Somos los agricultores los que debemos adaptarnos al cambio climático y adaptar nuestros cultivos»
El paisaje de la huerta cambia con cada estación. ¿Qué cultivos se están sembrando ahora?
Estamos en plena preparación de las hortalizas de invierno: alcachofas, habas, coles de diversas variedades, apio, coliflor, lechuga… Ahora que acaban de finalizar las vacaciones para millones de españoles, deben tener en cuenta que nosotros seguimos trabajando para que no les falten verduras en su casa. Gracias a lo que estamos plantando ahora, podrán tenerlo en sus mesas esta Navidad.
Es importante que la gente se conciencie del trabajo del campo, porque es muy fácil ir a comprarlo fresco y recién cortado, pero no sería posible si no hubiera detrás un duro trabajo para lograrlo.
¿Quiere decir que en general no valoramos lo suficiente lo que tenemos?
No lo suficiente. Hay que salir más al campo para valorarlo y disfrutarlo, y darnos cuenta de la suerte que tenemos.
Pasear por el camp d’Elx o por la Vega Baja es un placer para todos los sentidos. Esos paisajes diversos, los campos de hortalizas, los huertos de limoneros o los de granados de un color diferente en cada estación.
¿El agua y su escasez sigue siendo la principal preocupación?
Estamos muy mal como siempre en ese sentido; muy mal por el agua del riego en la cuenca del Segura. Tenemos restricciones de riego que van al alza y por lo tanto muchas dificultades para atender las necesidades de nuestros cultivos.
La falta de agua es nuestro factor limitante. Siempre lo ha sido a lo largo de la historia, por eso en esta tierra se agudiza el ingenio para hacer de cada gota de agua un tesoro, y por eso la cuidamos y respetamos como nadie. Somos la región de Europa que más agua recicla, y por ello, y gracias al esfuerzo de los agricultores, tenemos una de las zonas naturales de reserva de aves y un parque natural como es el Hondo.
«Hay que salir más al campo para valorarlo y disfrutarlo»
¿Algún día se logrará una solución?
No existe la solución mágica. La única solución que nos queda a los agricultores es seguir peleando cada día y por cada gota, venga de donde venga.
Todas son buenas, ya sea del río Segura, del trasvase Tajo Segura, del Júcar Vinalopó, subterráneas, regeneradas de uso urbano, o desaladas, nos da igual; pero necesitamos agua. Es necesaria e imprescindible y no despreciamos ninguna de ellas.
¿Cómo se pueden adaptar los cultivos al cambio climático?
Eso es algo muy complicado. Las plantas son seres vivos anclados al suelo con muy poca capacidad de adaptación a corto plazo.
Solo intentan sobrevivir a las nuevas condiciones, y muchas veces en ese intento de supervivencia, dejan de producir los frutos que esperamos de ellas.
¿Son los agricultores y no las plantas los que deben adaptarse a ese cambio?
Creo que sí, que somos los agricultores los que debemos adaptarnos al cambio climático, y adaptar nuestros cultivos, aunque desde luego no es fácil.
Te voy a poner un ejemplo. Las alcachofas hace veinte años se plantaban a finales de julio, porque en agosto ya empezaban a bajar las temperaturas. Hoy por hoy se plantan prácticamente en septiembre, porque si las siembras antes se deshidratan y mueren.
«Aquí nos imponen unas normas de sanidad y calidad muy estrictas que no se les exigen a otros países»
Es decir, ¿vamos adaptándonos poco a poco?
Sí, y ese es un ejemplo que lo demuestra ante estas nuevas condiciones climáticas. En cualquier caso es muy complicado, y a medio plazo nos tiene que ayudar la investigación agraria a conseguir variedades más resistentes a estas nuevas condiciones a las que nos enfrentamos.
¿Estamos seguros los consumidores con los productos que usan los agricultores para controlar las plagas?
Hace solo unos días se publicaba un estudio de la Universidad de Granada en referencia a este tema, en el que se concluía que el 60% de los niños analizados presentaba en su orina alguna traza de algún producto químico de origen agrícola prohibido en la Unión Europea. Esa noticia es ciertamente alarmante.
Pero por otra parte nos viene a dar fuerza y razón a los agricultores de aquí. En la Unión Europea existe una normativa muy estricta con los productos químicos de uso en agricultura. Aquí nos imponen unas normas de sanidad y calidad muy estrictas, que no se les exigen a esos terceros países, con los que la propia Europa tiene acuerdos comerciales.
¿Por qué no existen las mismas reglas del juego para todos en relación con otros países?
No estamos en contra de la importación, pero es necesario un mayor control. Esos productos que vienen de fuera no cumplen con las normas de seguridad alimentaria, llevan productos químicos prohibidos desde hace años en Europa.
Ahí está el verdadero problema. Los puertos españoles son un auténtico coladero de productos con plagas, con productos que no son vigilados (tan solo un 2,5% de los que se importa se controla). Lo que se produce aquí, en España, es seguro, pero lo que viene de fuera del territorio comunitario, no. Los controles son insuficientes y es una de nuestras reivindicaciones principales como asociación. Y, es más, no basta con controles en frontera; hay que controlar en origen los procesos de producción en esos países.
«Una nueva plaga importada, el trip de Sudáfrica, está afectando a miles de hectáreas de granada mollar en Elche»
¿Cómo se presenta la campaña de cítricos después de que la última haya sido la peor campaña del limón de la historia según vuestros datos?
Ha sido una catástrofe económica para la inmensa mayoría de los agricultores, pero entramos en una nueva campaña en la que los primeros aforos apuntan a una cosecha normal en cuanto a kilos de limón y de buena calidad, si bien con la amenaza de no poder dar la suficiente agua de riego. Algo está pasando en la cadena alimentaria que nos acaba penalizando siempre al eslabón más débil, los productos.
La industria ‘nos exprime’, los contratos son en muchas ocasiones abusivos y con cláusulas injustas, por lo que apelo a la seriedad y compromiso de todos los eslabones de la cadena del limón para que la campaña sea buena para todos, incluidos los agricultores.
Ante las adversidades climáticas cada vez más frecuentes, exceso de calor, granizadas, sequías, ¿qué puede hacer un pequeño agricultor?
Creo que la respuesta inmediata la tenemos y se llama Agroseguro, no queda otra. Ante la incertidumbre, los agricultores deben asegurar sus cultivos, buscar certezas. Otra cosa es que el actual modelo de seguro agrario aporte esas certezas.
Por desgracia, existe una falta de compromiso del Ministerio de Agricultura ante esas inclemencias climáticas, y el aumento de siniestros indemnizables responde con bajada de coberturas e incremento del coste del seguro.
¿Cuál es el futuro que tiene nuestra huerta si no hay relevo generacional?
Si hay rentabilidad, habrá relevo generacional. La agricultura y la ganadería son profesiones muy gratificantes, pero dejan de serlo si no te permiten vivir de ello.
El amor por el campo no es suficiente para que los jóvenes se ilusionen; necesitan la certeza de que podrán vivir de ello sin tantas incertidumbres ni trabas.