Entrevista > Pedro Sánchez Ibáñez / Cineasta (Alicante, 7-febrero-1954)
Los ochenta traían novedades al cine. Como las películas ‘amateurs’, en super-8, en dieciséis milímetros. Aunque en los medios solo contaba el celuloide profesional, a nivel festivalero se codeaban ambos casi en igualdad. Muchos cineastas hoy profesionales se foguearon aquí, participando en films de autores que decidían, para controlar totalmente sus obras, anclarse en el mundo ‘amateur’.
Ganaron premios nacionales, internacionales. En este mundo del corto y mediometraje se hicieron un nombre que despertaba expectativas en los certámenes. ¡Otra del autor de…! El documentalista alicantino Pedro Sánchez Ibáñez es uno de ellos. Ya no concursa, aunque sigue estrenando títulos (la Diputación o el ayuntamiento editaron en DVD algunos). El último: ‘Playa del Postiguet, cronología’, este mismo 2024.
«Me dejaron una cámara de super-8 y me entró el gusanillo»
Se me quedó grabado tu perfeccionismo como realizador.
Me viene ya desde mi trabajo como administrativo. Siempre he pensado que hay que buscar la perfección. Entonces lo aplicaba a mi propio trabajo, incluso cuando ayudaba por ejemplo a confeccionar algún folleto. Piensa que como nunca se llega realmente a esa perfección, cuando más lo intentes, más te acercarás, mejor saldrá.
Y luego lo aplicaste al cine.
Primero llegó la fotografía. Y entonces me dejaron, allá por el 78 o 79, una cámara de super-8 y me entró el gusanillo. Me dije: esto es lo que quiero hacer. Hice el cursillo de la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM) y entré en la Asociación de Cine Amateur de Alicante (Acada). Encontré que aquello me divertía. Piensa que tenía que hacerlo todo: el guion, encuadrar, filmar, empalmar los trozos de película para montar.
Aquello te llenaba. Por ejemplo, ‘Arte y restauración’ (1986, con varios premios) gustó mucho a Berlanga, que me dejó una dedicatoria y todo.
Enrique Terol, que trabajó contigo, me contaba que, como cineasta, se frustraba al no ver en pantalla lo que imaginaba.
En mi caso, siempre he sido consciente de mis propios límites, de los medios con que contaba. ¿Te acuerdas de Carlos Soler Viñas? Era uno de los grandes en el cine ‘amateur’ y además fotógrafo profesional. Y conseguía unos magníficos claroscuros. Pues yo era consciente de lo que podía y quería, y no quería hacer eso. Vi que mi campo estaba en el documental y me centré en ello.
También descubrí que, bueno, aquí soy autor, hago de todo, pero si hay algo en lo que soy malo es en el guion. Por eso apenas he trabajado el cine argumental. Una vez le pedí a Javier Cabrera que me escribiera algo, y me hizo algo muy bueno, pero con cosas que no me veía filmando.
«Vi que mi campo estaba en el documental»
¿Qué dificultades encuentras para rodar?
Me cuesta buscar tema. Por eso el documental, para mí, era la salida más realista. Eso sí, siempre busco esa perfección que decías. Suelo tardar unos tres años en cada trabajo. Para el ‘Misterio de Elche’ (1983, su primer documental, premiado en Llanes, Asturias), utilicé sonido directo, porque si usaba el de la cámara, luego en el montaje queda mal, raro.
Siempre he intentado cosas difíciles. Con ‘¡Beatles!’ (1984, con numerosos galardones) busqué aún más dificultad. En Elche le dieron el premio al mejor montaje, compitiendo con otros en formatos profesionales o semiprofesionales.
En ese más difícil todavía, en tu pase al vídeo, con ‘Alicante, ayer y hoy’ (2015, puede verse en YouTube, en el canal Historia de Alicante) utilizas imágenes antiguas y encadenas con filmaciones tuyas actuales exactamente con el mismo encuadre.
No solo busqué los mismos encuadres, sino que intenté grabar a la misma hora en que, según los registros, se habían tomado las imágenes originales, para que coincidieran las sombras y, al hacer el encadenado, quedase bien.
La editó en DVD el ayuntamiento.
Sí, la estrené en el Museo de Arte Contemporáneo de Alicante (Maca) y en principio el alcalde, Miguel Valor, que estaba en campaña, no estaba previsto que estuviera allí. Se ve que alguien lo llamó y le dijo que aquello estaba muy bien. Apareció y, después de verla, dijo que la película tenía que editarse en DVD.
«No tenía intereses económicos, era una afición donde lo hacía todo»
Con ‘Amateur’ (1987, multipremiada, con un reparto que incluía a Enrique Terol, Amando Beltrán, los componentes del grupo La Ovejita Paranoica, como la cantante Eva Martínez y el también actor y diseñador Juan van der Hofstadt, 1965-2014, más el músico Luis Ivars o un tal Fernando Abad), te atreviste con el argumento.
Y si recuerdas, iba sobre la imposibilidad de rodar algo argumental, de manera convincente, en el cine ‘amateur’ (un director y un guionista se reúnen para imaginar posibles películas, de las que veremos fragmentos). Pero me lo planteé con mucho detallismo, rodando con sonido aparte, por el problema que te contaba del montaje.
¿Qué supuso para ti el super-8?
Entendía el super-8 como un fin en sí mismo. No tenía intereses económicos, era una afición en la que quería hacerlo yo todo. Al final, el pase al vídeo era ya algo obligado, pero tardé. ‘Líquido elemento’ (1995) fue mi última película en super-8, y el vídeo ya llevaba unos diez años. José Ramón Clemente (1912-2012), el más veterano, fue de los primeros, con una cámara de Hi8.
Pero ya no mando a concursos. No vale la pena. Yo trabajo vídeos semiprofesionales, si quieres, pero en los certámenes compites con trabajos profesionales, de empresas. Enrique Nieto sí continúa mandando, pero él trabaja en otro campo, con dibujos, efectos especiales.
¿Continúas con ese perfeccionismo?
Claro. Además, desde siempre me he hecho la carátula, los textos. Con la película de Hogueras, hasta preparé la presentación de doce minutos. Pero me centro en temas alicantinos. Como con lo del Postiguet, un trabajo para matar el gusanillo. ¿Proyectos? Ahora tengo uno, divulgativo, más humano.