Entrevista > Vicente Vázquez / Director de la Obra Social ONCE en ‘Las Marinas’ (Málaga, 1978)
Están casi en cada esquina de nuestras ciudades vendiéndonos el cupón. O el ‘cuponsito’, que diría la añorada Carmen Sevilla. Sin embargo, ese vendedor de la Organización Nacional de Ciegos Españoles (ONCE) es sólo la punta del iceberg, la parte más visible de una organización casi centenaria que sigue trabajando sin descanso para conseguir algo que, en realidad, no debería de ser a estas alturas una reivindicación, sino una realidad: la inclusión de las personas con discapacidad.
«La ONCE reconstruye vidas y, sobre todo, potencia la inserción laboral, que es la mejor herramienta para que una persona pueda hacer lo que se proponga»
Seguramente, si hiciésemos una encuesta de respuesta libre, lo que la mayoría de las personas responderían si les preguntamos lo primero que se les viene a la mente al hablar de la ONCE sea el famoso cupón. Sin embargo, eso no es más que un medio con el que dar viabilidad económica a lo que realmente hace esta organización. Así que, ¿qué es la ONCE? Y sobre todo, ¿qué hace?
Lo que hace la ONCE es salvar vidas. Rescatar a la gente de su situación adversa. Generalmente, quien acude a nosotros viene por un problema en su vida que le ha llevado a tener una discapacidad, o bien de nacimiento, o bien porque la ha adquirido.
Eso es como el truncado de una vida que hay que reconducir. Lo que hace la ONCE es reconstruir vidas, es devolverle a la gente la creencia en sí misma, generar oportunidades como la mejor manera de poder hacer que la gente se supere a sí misma y, sobre todo, potenciar la inserción laboral, que creo que es la mejor herramienta para demostrarle a una persona con discapacidad que es posible hacer lo que se proponga.
Lo has dicho: la discapacidad puede ser adquirida o de nacimiento. En tu caso hablamos de lo segundo, pero en tu círculo más cercano tienes ejemplos de lo primero. Desde ‘fuera’, se me antoja que es una situación mucho más difícil de aceptar y, sobre todo, se hace más complicado trabajar con ella.
El enfoque de cómo afrontar el día a día de una persona que tiene una discapacidad de forma adquirida por cualquier circunstancia o el de una persona que la tiene de forma congénita es muy distinto. El punto de partida ya lo es. Cuando tú naces con una discapacidad, convives con ella, puedes entenderla o no, puede ser en parte algo que te complique la vida; pero ciertamente es lo que va contigo desde que empiezas a tener uso de razón. El enfoque es diferente, porque no tienes un punto de comparación. Tu punto de partida eres tú mismo.
Alguien que adquiere una discapacidad sabe lo que es no tenerla, sabe lo que es ver algo que ahora no ve, sabe lo que es percibir o hacer cosas que ahora no se va a poder permitir, con lo que el enfoque es totalmente distinto. En estos casos, lo primero que tenemos que enseñarles es a digerir, a entender y a convivir con esa discapacidad. Hacerles ver que esta no es un problema de futuro, sino una circunstancia de presente con la que vas a construir tu futuro.
«En la ONCE llevamos 86 años haciendo lo que hacemos, pero venimos, y somos muy conscientes de ello, de la mendicidad»
Me quedo con una frase de José Luis Calvo, presidente de la Asociación Doble Amor, una asociación que trabaja con otro tipo de discapacidad completamente distinta, y que habla de la evolución de cómo percibe la sociedad la discapacidad. Él decía eso de ‘de subnormales a discapacitados’. No sé si en el caso de la ONCE también se puede hablar de una evolución de ‘ciegos a discapacitados’, pasando por todo tipo de eufemismos como invidentes, etcétera.
De hecho, la historia de la ONCE, su origen, viene de ahí. Es una foto que tengo colgada siempre en mi despacho y con la que siempre le quiero recordar a la gente que se sienta allí los orígenes de la organización. Llevamos 86 años haciendo lo que hacemos, pero venimos, y somos muy conscientes de ello, de la mendicidad.
Las personas ciegas hace 85 años no hacían más que pedir en las calles de nuestro país. Eran parte del día a día de la sociedad, pero precisamente en un enfoque totalmente diferente al de ahora. Seguimos ocupando las calles, pero ahora nuestro reto es hacernos visibles, que la sociedad reconozca a las personas con discapacidad.
¿Cómo surgió la ONCE y cuál es su esencia?
La ONCE la fundaron los ciegos que venían de pedir. Ahí nació la organización, diseñando un cupón prociegos, que era local y que con eso dejaban de hacer lo que no querían hacer, que era la mendicidad. Si hubiera que resumirlo en una frase, el mejor resumen de la ONCE sería ‘de pedir a dar’.
«Si hubiera que resumir a la ONCE en una frase, sería ‘de pedir a dar’»
Un recorrido que podríamos comenzar, incluso, con esa visión que nos daba ‘El lazarillo de Tormes’, donde no queda claro quién es más cabrón, si el lazarillo o el ciego.
(Ríe) ¡Ya te digo! Pero es cierto que ese cambio refleja cómo ha evolucionado la sociedad. Antes, en aquella época, las personas lisiadas o tullidas, como las denominaban, eran un lastre, porque pensaban que nunca podrían aportar nada. Eran desechos de la sociedad y vulgarmente así se les reconocía. A mí, de hecho, me descartaron del servicio militar por tullido o disminuido psíquico. Ninguna de las dos cosas era la definición adecuada, pero el lenguaje ha hecho mucho daño y también la concepción de la sociedad. Y ya ves que no hablo de muchos años atrás.
El reconocimiento social es un trabajo de todos. De los que, por un lado, insistimos en demostrar que podemos hacerlo y, por otro, de los que nos ayudáis a contarlo para que se entienda que realmente las personas con discapacidad somos capaces.
Llevas casi dos años en el cargo de director de la Obra Social ONCE en Las Marinas y ya te has reunido con casi todos los ayuntamientos, estamentos y asociaciones del más de medio centenar de municipios de la región. Últimamente, se repite mucho que el siguiente gran paso en el turismo es el que nos lleva a hablar del binomio sostenibilidad y accesibilidad. Tú me has dicho muchas veces que a los discapacitados también os gusta hacer turismo… ¿Vamos por el buen camino?
Vamos por el buen camino en cuanto al soporte legislativo. Muchas veces te he dicho que legislando somos muy buenos. Las legislaciones van encaminadas a eso, porque de hecho los reconocimientos a los que los municipios aspiran, como el Destino Turístico Inteligente (DTI), pasan por trabajar la accesibilidad. Creo que la ONCE, actuando como ‘partner’ en ese sentido, va tendiendo puentes para que eso se vaya consiguiendo.
Pero queda aún mucho por hacer, porque realmente los proyectos que tú vayas planteándote como municipio o como entorno privado tienen que estar pensados para todos, con todos incluidos. Tenemos que tener claro que eso que está tan de moda, que es la gentrificación, realmente es otra barrera, una nueva barrera en la accesibilidad.
«Tenemos que ser menos cortoplacistas y pensar más en que lo que sembramos ahora va a tener una secuela en el futuro»
Ahí muchos dirán que no sólo para los discapacitados.
Es que no es sólo para los que tenemos discapacidad, sino para el resto de la sociedad, porque, en definitiva, estamos saturando y haciendo inaccesibles todos los recursos que ponemos a disposición de los turistas.
Creo que sí, que vamos en un camino adecuado en cuanto a la conciliación y en cuanto a la estrategia, pero todavía es lento en cuanto al pensamiento a medio y largo plazo, porque lo que implantamos ya viene como demanda del pasado y no estamos haciendo lecturas de cara al futuro. Tenemos que ser menos cortoplacistas y pensar más en que lo que sembramos ahora va a tener una secuela en el futuro.
Para conseguir todos esos objetivos son fundamentales tres patas: lo público, lo privado y la propia sociedad. Te pregunto por la primera: ¿cuáles son los principales retos que le habéis planteado a la Administración que hay que conquistar en esta legislatura?
Sobre todo, que entiendan la discapacidad como parte de la sociedad a la que la política representa y sirve. Que se plantee todo pensando en la integración de las personas con discapacidad. Uno de los mayores exponentes de que eso se produce es, precisamente, que trabajemos en la inserción laboral. Que los ayuntamientos cumplan sus cuotas de inserción laboral de personas con discapacidad dentro de la propia Administración.
Y también que conciban la accesibilidad como una herramienta no sólo arrojadiza a la hora de reprochar, sino como un hecho diferenciador que te debe dar un plus en términos de nivel de calidad.
«Parece que somos uno de los grandes operadores de juego de este país, pero sólo representamos el 6% del mercado en España. Somos una ‘pulguita’»
Hablas de inserción laboral y eso me lleva a la parte de lo privado. Tú te has encargado de trabajar muy estrechamente con distintas asociaciones del sector turístico, como Abreca u Hosbec.
Nosotros siempre incidimos mucho en que la ONCE es una compañera de viaje perfecta… si realmente quieres que te acompañemos. Nunca nos sentamos la primera vez con alguien y le decimos lo que necesitamos que nos den. Lo que hacemos es preguntar en qué podemos ayudar.
El éxito de nuestra relación con Abreca u Hosbec es que han sabido entender ese mensaje. El punto de partida ha sido reflexivo y humilde. Ellos han reconocido que no están dando todo el servicio que debieran, y siendo conscientes de sus carencias y queriendo escucharnos para que nosotros les desvelemos aquellas de las que no son conscientes. Ese punto de partida de escucha activa a los que sabemos lo que es la discapacidad porque la padecemos, pues lógicamente es importante.
Y terminamos con la propia sociedad. ¿Cómo conseguimos que ese cambio de percepción del que ya hemos hablado se mantenga en el tiempo y siga avanzando?
Fíjate que, al final, todo viene a confluir en lo mismo: en que nosotros también somos parte de la sociedad. Creo que la mejor forma de concienciar a la sociedad, aparte de a través de las campañas que podamos hacer o de entrevistas como esta, es conseguir, mediante nuestra presencia, que la sociedad normalice en su día a día que en su entorno hay personas con discapacidad que hacen cosas.
Nuestros vendedores forman parte del panorama diario de las personas que se mueven por una ciudad. Tú normalizas en tus paseos diarios que una persona con discapacidad puede estar haciendo un trabajo, que puede trasladarte la suerte y que hay una organización detrás que genera empleos para personas con discapacidad.
«El éxito de nuestra relación con Abreca u Hosbec es que el punto de partida ha sido reflexivo y humilde»
¿De qué manera fomenta la ONCE la inclusión en el sector turístico?
Nos dedicamos al turismo y nosotros, en la ONCE, tenemos un gran ejemplo con Ilunion. Nuestros hoteles tienen un lema, que lo he dicho antes varias veces, que es ‘Con todos incluidos’. De los 31 hoteles que tenemos en este país, dieciocho son centros especiales de empleo, en los que el 70% de las personas que atienden a los clientes tienen una discapacidad.
Como decía al principio, lo primero que se nos viene a muchos a la cabeza al pensar en la ONCE es el cupón. ¿Cuán importante es a la hora de poder financiar vuestras actividades?
Parece que somos uno de los grandes operadores de juego de este país, pero sólo representamos el 6% del mercado del juego en España. Somos una ‘pulguita’ dentro de todo el mercado, y con lo que recaudamos, que son casi 2.200 millones de euros anuales, el margen con el que trabajamos y hacemos toda esa labor social es el 10% de toda esa recaudación.
Quiere eso decir que con 220 millones hacemos posible esa labor de concienciación y social. En términos sociales, por la permeabilidad que tiene la organización, por la presencia que tenemos en distintos sectores y en diferentes segmentos, ciertamente el mensaje escala más y parece que el volumen económico es mayor, pero realmente hacemos esto con una cantidad de dinero que lo puede recaudar un hotel cualquiera de la costa. O sea que realmente el esfuerzo es titánico.