Este septiembre se cumple el centenario de una efeméride que en su día fue muy importante tanto para Alicante como para toda su comarca. Hablamos de una época en la que tener vehículo propio constituía todo un gran lujo al alcance de muy pocos, y la mayor parte de los ciudadanos utilizaban el tranvía público para sus desplazamientos a los barrios o los pueblos de alrededor.
Toda esta red de tranvías fue ampliándose y modernizándose con los años. Precisamente en 1924 dio un importante salto de calidad cuando la revolución de la electricidad llegó también a estas máquinas.
Origen del servicio
La primera línea regular de tranvías localizada en Alicante comenzó a funcionar en 1893. Fue a iniciativa de la Sociedad Los Diez Amigos, una asociación de burgueses que se juntaron para crear un nuevo barrio de clase media-alta al que llamaron Benalúa.
La intención de estos primeros benaluenses era convertir el nuevo barrio en el más moderno de la ciudad. Por ello lo diseñaron con un desarrollo urbanístico del tipo rectangular al estilo americano; así como instalaron el mejor alumbrado público, un novedoso saneamiento y plantaron de árboles en todas las calles.
No contentos con ello, los Diez Amigos también propusieron al Ayuntamiento de Alicante la creación de un sistema de transporte público que conectara Benalúa con el centro urbano y la playa del Postiguet. La primera ruta cubría el trayecto entre la plaza Rodrigo Navarro y el Paseíto de Ramiro. Por aquel entonces los tranvías iban tirados por mulas.
Los tranvías originales iban tirados por mulas
El vapor
Estos tranvías conocieron un gran éxito popular y pronto se inauguraría una segunda línea hacia Carolinas. Los pueblos de la zona también quisieron subirse a este carro y en 1902 se pondría en marcha el llamado “tranvía de la huerta”, hasta San Juan y Mutxamel.
Poco después el servicio fue privatizado y su concesión adquirida por la empresa Compagnie de Tramways et de Chamins en Espagne. Se trataba de un grupo de empresarios belgas que invirtieron considerablemente en diferentes líneas de transporte de nuestro país.
Fruto de esta inversión el rudimentario sistema de transporte alicantino por fin daría su primer gran salto a la modernidad, en 1904, cuando se compraron los primeros tranvías a motor de vapor. Durante algunos años estos nuevos vehículos convivieron con los tirados por los animales, hasta que gradualmente los segundos fueron retirados.
En la guerra muchos alicantinos escapaban de la ciudad en los tranvías por miedo a los bombardeos
La electricidad
En 1906 se crearía una nueva línea hacia San Vicente del Raspeig, y en su época de mayor esplendor la red llegó tener hasta siete rutas fijas. Incluso se llegó a poner en marcha un tranvía fijo más allá de la comarca que conectaba con Elche y Crevillent, conocido popularmente como ‘el tren chicharra’.
Desde ese mismo momento ya se empezó a hablar sobre la idea de electrificar la red alicantina. De hecho los tranvías eléctricos venían funcionando desde 1888 cuando se puso en marcha el primero en la ciudad estadounidense de Richmond, y en España desde 1896 en Bilbao.
Sin embargo la citada compañía belga acabaría yendo a la quiebra, y todo esto retrasó el proyecto unos cuantos años más. No sería hasta septiembre de 1924, por impulso de la empresa Transportes Eléctricos SA y con financiación del Banco de Vizcaya, cuando los primeros tranvías eléctricos se vieron circular por Alicante, San Vicente, San Juan y Mutxamel. Ahora hace justo cien años.
Estos antiguos tranvías fueron remplazados en los años sesenta por los autobuses urbanos
No cesan en la guerra
Los tranvías sobrevivieron incluso a la Guerra Civil. De hecho durante la contienda bélica fueron especialmente frecuentados. Esto se debió, sobre todo, a que los bombardeos aéreos ocurridos sobre Alicante solían producirse durante la noche y por la zona del Puerto o el centro urbano.
Así, muchos alicantinos trasladaron sus residencias a barrios periféricos o a casas de campo en pueblos del entorno. Su rutina habitual era coger el tranvía cada mañana para ir a trabajar a Alicante, y luego regresar a última hora de la tarde. A todas estas personas se las llamaba coloquialmente como “La columna del miedo”.
Remplazo por autobuses
Este sistema de transporte público continuaría funcionando unas décadas más hasta que fuera suprimido en los años sesenta. En esta época las clases medias ya empezaban a poder permitirse adquirir vehículos propios, pero en realidad esta decisión no se debió a la falta de usuarios.
Hablamos de los años del aperturismo de España, en los que el régimen franquista por fin conseguía establecer ciertas relaciones diplomáticas con el resto de gobiernos europeos. Así pues se quería proyectar una imagen más moderna de nuestro país hacia el exterior, y se consideró que estos antiguos tranvías constituían algo anclado al pasado. Por ello acabarían siendo remplazados por líneas de autobuses urbanos en prácticamente todas las ciudades españolas.
La nueva vida del tranvía
El tranvía de San Vicente fue de los primeros en caer, en 1966. Las últimas líneas aún existentes fueron las de Benalúa y el Pla, se cerraron definitivamente en noviembre de 1969.
Lo más irónico de este malentendido concepto de ‘modernidad’ es que tres décadas después Alicante volvería a habilitar una línea de tranvía con el actual TRAM.
San Vicente tuvo que aguardar todavía unos años más para recuperar este servicio, y actualmente aún sigue a la espera de que la línea entre realmente en la ciudad en lugar de morir apenas en la entrada. Peor es el caso de San Juan y Mutxamel, que llevan ya más de cincuenta años esperando que llegue el tranvía.