Sería tema de otros espacios analizar el tema de las llamadas ‘webnovelas’ o ‘foronovelas’ (‘wattpads’), donde los aficionados componen historias directamente en la red de redes. Una de las más exitosas, especialmente entre el mundo adolescente, es ‘Malas influencias’, cuya adaptación cinematográfica ha concitado la confluencia de pequeñas productoras americanas (mexicanas, estadounidenses) y españolas… por tierras de Xàbia.
De esta manera, el equipo de la cineasta, escritora y fotógrafa hispano-estadounidense Chloé Wallace utilizaba como platós la lujosa Casa Sardinera, creada por el arquitecto y diseñador valenciano Ramón Esteve, y la playa del Portitxol (cala Barraca) en general. De todas formas, no es la primera vez que la industria cinematográfica norteamericana (esa entelequia agrupada en los conceptos Hollywood e ‘independientes’) se fija en estas tierras.
Comienzo marinero
Podríamos abrir la estela, ciñéndonos al Hollywood sesentero y setentero, con la película ‘El capitán Jones’ (‘John Paul Jones’, 1959), cinta de aventuras en torno al marino escocés (1747-1792), que se convirtió en el primer mando naval estadounidense, durante la guerra de la Independencia (1775-1783). Fue la primera superproducción de Samuel Bronston (1908-1994), el de ‘El Cid’ (1961), en suelo patrio, aquí apoyado por la Warner Bros, y no la mejor.
El ahora reivindicado John Farrow (1904-1963), padre de la actriz Mia Farrow (elegida reina de las Fiestas de Dénia durante el rodaje), encaraba aquí su última película con la inspiración baja y su trabajo continuamente entorpecido por Bronston, quien cambiaba planes de rodaje y remontaba continuamente. Eso sí, el largo se convertía en un recorrido por las costas de la Marina Alta, inclusive las xabieras.
Nuestras costas formaban parte del decorado de ‘La fragata infernal’
Decorados naturales
Las costas de Xàbia, incluidos cortados y farallones del Montgó, formaban parte del decorado natural de otra película marinera, esta mucho más afortunada artísticamente. ‘La fragata infernal’ (‘Billy Budd’, 1962) era ya la quinta aventura como realizador de largometrajes del actor Peter Ustinov (1921-2004), basado aquí en una novela de Herman Melville (1819-1891, el de ‘Moby Dick’), publicada póstumamente. Aunque rodada bajo bandera inglesa, producía la estadounidense Allied Artists.
Los antiguos estudios Monogram, especializados en serie B, se lanzaban ahora, rebautizados, sin abandonar antiguos géneros, a la superproducción (también estuvieron tras ‘El Cid’), y los rodajes españoles. También se registra como británica una producción de la Twentieth Century-Fox, ‘El mago’ (‘The magus’, 1968), que presentaba en ‘paquete’ los litorales griego, mallorquín y xabiero, todos helenos en este drama con ribetes fantásticos del irregular pero interesante Guy Green (1913-2005).
Nuestro litoral, el griego y el mallorquín se unían en ‘El mago’
Paisajes exóticos
Nos íbamos ahora hasta Indonesia, bueno, a la Marina Alta, Xàbia incluida, con ‘Al este de Java’ (‘Krakatoa: East of Java’, 1968), una divertida cinta de catástrofes y aventuras, en aquel momento lo máximo en efectos especiales (fue candidata al Oscar) y posiblemente lo más entonado para la pantalla grande del televisivo Bernard L. Kowalski (1929-2007). La afeaba un título erróneo (el volcán Krakatoa está al oeste) y ganaba enteros con una magnífica fotografía del alicantino Manuel Berenguer (1913-1999).
Producía Cinerama, la empresa creada a partir del espectacular sistema de proyección, para la National General, un estudio fundado por exhibidores (su catálogo se lo repartieron luego Warner Bros y Paramount), que también figuraba en un proyecto que tuvo como productores a Alexander Salkind (1921-1997, el de la saga ‘clásica’ de Superman), el actor Kirk Douglas (1916-2020) y Alfredo Matas (1920-1996): ‘El faro del fin del mundo’ (‘The light at the edge of the world’, 1971).
La Marina Alta era Indonesia en ‘Al este de Java’
Relatos históricos
La cinta, conocida también como ‘La luz del fin del mundo’, adaptaba, bajo la dirección del televisivo y generalmente discreto, pero aquí algo más entonado (no mucho), Kevin Billington (1934-2021) una novela de Julio Verne (1828-1905) que transcurre en la Patagonia argentina, ahora una ensalada de paisajes asturianos, catalanes, madrileños, malagueños, murcianos… y alicantinos. En concreto, hay bastantes escenas rodadas en Xàbia.
Y cerramos los setenta con otra producción de Alexander Salkind, aquí en colaboración con su padre, Michel (1890-1974), y su hijo Ilya, ahora para la Twentieth Century-Fox: ‘Los tres mosqueteros: Los diamantes de la reina’ (‘The three musketeers’, 1973), que dirigió un especialista en rodar por tierras españolas y además en comedias y cintas de acción, Richard Lester, quien por cierto también firmó la segunda y tercera entregas de la saga ‘clásica’ de Superman.
Hechizando productores
Esta adaptación de las historias y personajes de Alejandro Dumas padre (1802-1870) tendría dos continuaciones: ‘Los cuatro mosqueteros: la venganza de Milady’ (‘The four musketeers’, 1974) y ‘El regreso de los mosqueteros’ (‘The return of the musketeers’, 1989, que cambiaba de estudio, ahora la Universal), rodadas mayormente por paisajes patrios, alicantinos incluidos. Las tres, por cierto, las dirigía Lester.
Pero lo que nos interesa saber aquí es que Xàbia, en la primera, protagonizaba varias secuencias (unidades narrativas compuestas por varias escenas, a su vez constituidas por uno o, generalmente, varios planos) importantes del film, rodadas en el puerto y en el cabo de Sant Antoni y alrededores. Y es que, como se ve, las costas xabieras tenían y tienen hechizadas a un montón de gentes de Hollywood.