Entrevista > Juan Luis Mira / Dramaturgo (Orihuela, 10-mayo-1955)
El próximo 28 de octubre el Teatro Principal de Alicante albergará una nueva edición de los Premios José Estruch. En dicha ceremonia se entregará la Llàntia de Honor a Juan Luis Mira como reconocimiento a toda su trayectoria de dramaturgo, director teatral y actor.
Antes de tan merecido homenaje, hemos querido conversar con este gigante del teatro de nuestra provincia. Tras cinco décadas dedicado a entretener al público sobre las tablas del escenario, Juan Luis nos asegura tener más ilusión que nunca en nuevos proyectos. No en vano actualmente está volcado con la distribución de varias funciones teatrales, libros y hasta guiones de cine.
«Escribí mi primera obra de teatro con 12 años»
¿Cómo se te ocurrió esto de dedicarte al teatro?
Por cosas del destino, aunque siempre tuve inclinación por el teatro. De hecho ya de chaval, con doce años, escribía alguna obrilla. Recuerdo que a la primera la titulé ‘El irreconciliable miedo’, una cosa en verso que me inventé. A mi profesor le gustó mucho y me dijo que eso era una alegoría, pero yo no tenía ni idea (risas).
El caso es que acabé estudiando Filología en la Universidad de Alicante (UA), y allí tuve la suerte de encontrarme con un gran profesor llamado Antonio González que llevaba el aula universitaria de teatro. Además, en estos cursos que él organizaba, coincidí con tres monstruos de la escena española como eran Pepe Estruch, Pepe Monleón y Antonio Malonda. Ellos me provocaron una serie de maravilloso estímulos porque tenían una forma muy honesta, creativa y comprometida socialmente de entender el teatro.
Curiosamente algún tiempo después acabé siendo yo el director del aula de teatro de la UA durante 25 años.
Has ganado innumerables premios, pero quizás el gran buque insigne de tu carrera fuera el grupo Jácara. ¿Qué crees que fue lo principal que aportó esta compañía teatral durante sus tres décadas de existencia?
Jácara no era solo una compañía, sino también una cooperativa laboral. Tenía un sentido muy gremial con gente que compartíamos todo. Nuestra sede estaba en Muchamiel, pero quizás sirvió sobre todo para consolidar la idea de que realmente se podía hacer un grupo teatral profesional en la provincia de Alicante capaz de aguantar durante mucho tiempo. Porque antes sí hubieron otras, pero fueron muy ‘guadianas’ y desaparecieron al poco tiempo.
Nosotros llegamos a tener hasta 200 funciones en un solo año en nuestros mejores momentos. Nos recorrimos España y Sudamérica haciendo representaciones y participando en festivales, con lo que llevamos el nombre de Alicante a lugares como Bogotá, Sao Paulo, La Habana o Manizales. También nos dieron premios internacionales compitiendo con grandes compañías de superestrellas. En definitiva, fuimos un soplo de aire fresco. Mostramos a nuestros políticos que esto sí se podía hacer.
«Con Jácara demostramos que sí podía haber un grupo de teatro profesional en Alicante»
Los políticos alicantinos no apostaban mucho por el teatro, ¿no?
Recuerdo que cuando presentaba proyectos a los ayuntamientos, la Diputación o la Generalitat siempre me decían “es que es muy difícil consolidar una compañía teatral en Alicante”.
Pues nosotros los conseguimos. Y todo gracias a que tuve la suerte de juntarme con muchísimo talento tanto en los actores como en los técnicos, escenógrafos o autores. De hecho muchos siguen representando muchas cosas hoy en día como Marisol Limiñana, Paco Sanguino, Rafael González, Manolo Ochoa… Todos ellos dejaron huella después de Jácara.
Fíjate que en el Master de Experto en Arte Dramático Aplicado, que estoy impartiendo actualmente en la UA, muchas veces me encuentro con hijos o casi ya tataranietos de compañeros míos de aquella compañía (risas).
¿Cuál dirías que era la especialidad de Jácara?
Hacíamos un tipo de teatro que llegaba a la gente. Por ejemplo apostábamos mucho por los musicales, que ahora están tan de moda pero en aquel tiempo apenas se hacían. De hecho a veces nos criticaban por ello ya que este género se veía como una cosa facilona, sin embargo esto no es así. Aquí los actores tienen que crear a sus personajes, cantarlos y bailarlos.
Aunque los musicales no eran nuestro único polo alimenticio, también hacíamos dramas o teatro clásico entre otras muchas cosas.
«‘Pluvia’ es un musical de gran formato producido por solo 10.000 euros»
Imagino que debe ser muy difícil contestar a esta pregunta. ¿De entre toda tu inmensa trayectoria, hay alguna obra que recuerdes con especial cariño?
Te podría decir bastantes. Por ejemplo ‘A ras del cielo’ fue premio Arniches y finalista del Premio Nacional. Se ha traducido a muchos idiomas, y se hizo representaciones en Alemania y Polonia. Creo que es un buen texto.
También por supuesto me quedaría con algunos montajes musicales de Jácara, como por ejemplo uno muy marciano llamado ‘Cuando Jack el Destripador bailaba claqué’ que presentamos en la Expo de Sevilla con el patrocinio de Miguel Bosé.
De mi última etapa destacaría la trilogía del ‘Teatro contra la desmemoria’ que hemos hecho a través del máster de la UA. También estoy muy satisfecho de haber sido el creador de ‘Pluvia’. Siempre se dice que el mejor viaje es el que viene, es decir que el mejor trabajo debe ser el próximo.
Vamos a hablar también de lo más reciente. ¿En qué consiste ‘Pluvia’?
Es una apuesta por hacer un musical de gran formato. Esto es un imposible, ya que en un principio costaría millones y lo estamos produciendo con 10.000 euros. Sin embargo hemos hecho ya el prototipo, y del casting ha salido un reparto maravilloso de la provincia de Alicante. Juntando gente comprometida, hemos podido sacarlo adelante.
Es un texto muy especial, inspirado en el realismo mágico. La historia parte de una chica que llueve, ella misma. Me han dicho incluso que tiene un toque muy coreano. Hoy en día creo que al teatro le faltan historias nuevas, ya estamos repitiendo muchos clichés. De hecho muchos argumentos los estamos sacando del cine. Ésta es una historia muy potente.
«Hoy en día al teatro le faltan historias nuevas, se están repitiendo demasiados clichés»
También tu obra ‘Las novias viudas’ se está representando en algunos teatros de la provincia.
Es una obra viene de mi máster universitario, donde ha surgido la compañía TEADA. En concreto hemos producido ya tres funciones sobre la Guerra Civil en Alicante: ‘Mar de Almendros’, ‘Dentro de una hora’ y ‘Las novias viudas’. Las dos primeras iban sobre el Stanbrook y el bombardeo del Mercado Central respectivamente.
Esta última es una historia que ocurrió en el Teatro Principal cuando se convirtió en cárcel provisional. Es un tipo de teatro histórico que resulta muy abierto a todo tipo de público porque habla de gente sencilla. Yo no subo políticos al escenario, sino a personajes humildes porque son quienes realmente escriben la historia.
En este caso la protagonista es una vecina del barrio alicantino de San Antón que quiere ser cantante, y por un error termina en la cárcel. Así finalmente consigue cantar en el Principal, que siempre fue su sueño, frente a los presos que allí se encontraban. Se trata de una historia real, muy emotiva y bonita.
¿Dónde vamos a poder ver estas obras próximamente?
‘Pluvia’ se representó en el Principal y estamos ahora diseñando la distribución para el otoño. Tenemos varios sitios interesados por la Comunidad Valenciana y Andalucía. La idea es llevarla también a Madrid más adelante.
Es un musical sin nombres, y esto lo hace más difícil ya que la gente quiere ver caras conocidas. Sin embargo yo quiero mantener a la gente que de verdad lo ha sacado adelante. Espero que el Instituto Valenciano de Cultura sea consciente de todo este esfuerzo y nos programen en sus teatros.
En cuanto a ‘Las novias viudas’, ya hemos hecho varias funciones. Próximamente vamos a actuar en Agost y Guardamar, y estamos por confirmar algunos sitios más.
«Me gusta que los protagonistas de mis obras sean personas sencillas y no grandes políticos»
Recientemente también has publicado la novela ‘Cien motivos para suicidarse (un poco) y uno y medio para no hacerlo’. ¿En qué consiste?
Es mi segunda novela ya, y por supuesto va sobre el mundo del teatro. El protagonista es una especie de alter-ego que es un actor que está ya harto de aguantar a los teatreros de Madrid, y se vuelve a su pueblo. Es una obra cortita y muy divertida, para la cual me he basado en vivencias personales y de otras muchas personas.
Ha tenido mucho éxito de crítica y la gente la está disfrutando. Está editada por una editorial alicantina pequeña, pero de mucha calidad, que se interesó por esta novela. Lo que pasa es que en la novelística si no vas con Planeta, parece que no es posible hacer una gran distribución.
¿Tienes alguna otra cosa entre manos por estrenar?
Pues dentro de poco se publicarán dos obras mías en formato de libro. Por un lado presenté la trilogía del Teatro contra la desmemoria al Instituto Gil-Albert, y salió seleccionada. Así que me la van a publicar, aunque no sé exactamente cuándo.
Por otro lado se publicará también a través de una editorial madrileña mi comedia ‘El amor debería estar prohibido’, que ya se estrenó en Alicante. Además he escrito varios guiones para cine que están por ahí rodando, y alguno de ellos tienen posibilidades de salir adelante.
«Pronto se publicará en formato libro mi comedia ‘El amor debería estar prohibido’»
¿Qué supone para ti recibir este premio Llàntia de Honor 2024? Precisamente Estruch fue uno de tus mentores.
Pues que te voy a decir… Pepe Estruch es una de las personas más bonicas, como solemos decir los de Orihuela, que he conocido en mi vida. Era un auténtico talentazo y al mismo tiempo todo humanidad. Así que el hecho de que me den un premio que lleva su nombre me emociona mucho.
Además, esto servirá para reivindicar su figura aún demasiado desconocida, porque en Alicante no se es consciente de lo grande que fue este hombre.
Respecto a mí, pues siempre es bonito que reconozcan tu trabajo. Llevo residiendo en Alicante muchos años y siempre es muy grato que tu ciudad te de un premio. También, por otra parte, cuando a uno le dan un premio de honor siempre se siente un poco más mayor de lo que es (risas).
Pero tú tienes muchos proyectos por delante…
Sí, y yo sigo con la misma ilusión que siempre. Desde luego no voy a frenar. Porque en este oficio del teatro que yo he escogido, si te paras te hundes… tengas la trayectoria que tengas. A veces hablo con autores jóvenes que me dicen “tú lo tendrás muy fácil para sacar proyectos”. Yo me río y les aviso que si creen que va a ser tan sencillo aún están a tiempo de dedicarse a otra cosa (risas).
Lo cierto es que a mis años, aún sigo peleando por cada montaje. Da igual haber sido finalista del Premio Nacional o haber representado a España en festivales extranjeros. Aún así de vez en cuando me ocurre que al presentarme a un nuevo gestor me llama ‘José Luis’ en lugar de Juan Luis (risas). Cierto que después de dar la lata durante cincuenta años en el teatro te conocen un poquito… pero un poquito. Aquí te la juegas en toda nueva obra.