Entrevista > Carles Magraner / Musicólogo
Carles Magraner es el alma mater, fundador y director de Capella de Ministrers, formación creada en 1987 con el objetivo de llevar a cabo una destacada tarea de investigación y musicológica, siempre en favor del patrimonio musical español, desde el medievo hasta el siglo XIX. Recordemos, en ese sentido, la relevancia que tuvo antaño el Reino de València.
Como les agrada manifestar, el resultado de su ardua tarea se transforma en un testimonio musical que conjuga tres factores: el rigor histórico, la sensibilidad musical y el deseo de comunicar y hacer partícipes de estas experiencias.
Gracias a este grupo podemos hablar de la música que se hacía en València desde el siglo X, “haciendo una continuidad en el tiempo”, matiza. Además, a lo largo de estas casi cuatro décadas de vida, Capella de Ministrers ha brindado más de 1.600 conciertos y en breve presentarán su disco número setenta.
Dificultades en los inicios
Magraner nos detallará las dificultades que tuvieron en sus inicios para localizar un disco o una partitura. “No se puede comparar a hoy, con el acceso que nos ha permitido la llegada de Internet y los teléfonos móviles”, sostiene, antes de apuntar que “entrar en el archivo de una biblioteca requiere tiempo, pero está todo al alcance”.
El público que acude a sus conciertos y se interesa por su obra es mayoritariamente maduro, “aunque en ocasiones sorprende la presencia de jóvenes, que igualmente se emocionan con este tipo de música”. A veces, recalca, existe el problema de la cultura en los menores, “debemos acercársela, porque si no, el futuro está muerto”.
¿Qué le llamó la atención de la música antigua?
Al hablar de música antigua nos referimos a toda aquella escrita antes de la muerte de Johann Sebastian Bach, es decir, la que va desde el siglo X hasta 1750. Su atractivo procede porque València era una tierra muy rica en el siglo XV; nuestro pasado es esplendoroso y quedan muchísimas músicas por descubrir. La necesidad de encontrarlas fue la que me llevó a trabajar en ese campo tan extenso.
¿Cuáles eran sus sueños de joven?
Todo en la vida son circunstancias que te llevan al lugar actual. Evidentemente, la música siempre ha estado presente en mi vida, acercándome sobre todo a la del Barroco; he tenido muchísimo interés por estos repertorios.
Descubrir obras del Barroco, como las ‘Pasiones’ de Bach, a los dieciocho años, me hizo abrir un camino e ir conociendo lo que había más atrás. Seguidamente aprecié la música del Barroco más antiguo, la del siglo XVII (Monteverdi, Corelli…), hasta llegar al Renacimiento; se fueron abriendo puertas, alcanzando finalmente la Edad Media. Fue todo un proceso, para nada premeditado.
«En ocasiones sorprende la presencia de jóvenes, que igualmente se emocionan con esta música»
¿De qué forma se documentaba?
¡Ahora es mucho más sencillo! Antes, en los ochenta, encontrar una partitura o un disco era un trabajo casi imposible. Muchas veces teníamos que enviar un fax a Inglaterra, por ejemplo, porque buscábamos una partitura, o incluso escribir directamente a los archivos y bibliotecas para que nos enviaran una fotocopia.
La labor era mucho más complicada y el valor que tenían los objetos también era superior. Recuerdo que grababa en casetes programas de Radio Clásica, como ‘Conversación Galante’, y otros. Además, no había podcast ni nada parecido y tenías que estar en el momento justo para darle al ‘play’ y al ‘record’ (grabar). Todavía conservo esa colección de casetes.
¿Los objetivos iniciales siguen vigentes?
La gran virtud de Capella de Ministrers ha sido saber adaptarse a las circunstancias sociales, económicas y políticas, e ir sobreviviendo en este mundo tan complejo de la cultura. Siempre hemos buscado la excelencia en todas las acciones, conciertos y propuestas, tanto académicas como didácticas o de difusión.
Sobre todo desde la fundación homónima, creada hace ocho años. Las propuestas han seguido la misma línea de recuperación del patrimonio histórico musical, vinculado a València y a la diversidad que tiene nuestra historia, influenciada por las culturas que gobernaron estas tierras tanto tiempo: judíos, moriscos…, unido a la complejidad que tuvo la iglesia y el mundo profano.
«El atractivo musical de València procede de que era una tierra rica y esplendorosa en el siglo XV»
¿Alguna de la música recuperada le ha sorprendido especialmente?
Muchísimas, por supuesto. Pensemos que hoy en día, pese a la mayor facilidad, no es sencillo recuperar las músicas, porque requiere de una colaboración entre musicólogos, intérpretes e historiadores. Además, en ocasiones no se encuentran, sino que es una labor de conjunción.
Por ejemplo, si anhelamos la música del Papa Borja, podemos pensar que está en el archivo de Gandía, pero debemos hacer un recorrido por los compositores coetáneos y ver las partituras que queremos hallar. Se trata, en definitiva, de una búsqueda del contexto de cada fenómeno histórico para conocer las músicas que se escuchaban entonces.
Las cifras de la Capella de Ministrers son extraordinarias.
Sí, más de 1.600 conciertos y cerca de setenta discos. ¡Son casi cuarenta años haciendo conciertos! A día de hoy estamos en una media de setenta-ochenta actuaciones al año, cifra superior a antaño. Intentamos, de igual modo, sacar un par de discos anuales. El que lanzamos ahora en noviembre será el setenta de la formación. Son números abrumadores, pero era necesario hacer esta historia de nuestra música y dejarla, al menos, guardada, porque su acceso llegará a ser sencillo a través de las plataformas.
La música es para compartirla, así como toda la investigación realizada. Me fascina que se haya incorporado a las enseñanzas musicales y hemos llenado un vacío, porque parecía que en València no había música en los siglos XIII, XIV y XV.
«Fui conociendo la música del Barroco y después la del Renacimiento; se fueron abriendo puertas»
¿Hay algún siglo que le motive más?
El Renacimiento fue una época muy singular en València, configurándose como un reino muy importante en todo el Mediterráneo, ligado a la expresión económica y cultural que tuvo con los Borja y Alfonso El Magnánimo.
Está claro que cuando un país ostenta un gran poder -como Italia en el siglo XVII, Francia en el XVIII, Gran Bretaña en el XIX o Estados Unidos en el XX- siempre está vinculado a una fortaleza económica y a una estrategia cultural. Nosotros la tuvimos en el siglo XV y XVI, donde más esplendor encontramos en nuestras músicas.
¿Lo que más le gusta es hacer música?
Sin duda. Aquello que más le agrada a un músico siempre es el momento de la interpretación, es lo que le da sentido a todo, aunque también es apasionante el previo: la preparación del detalle, saber quién va a participar, cómo será el concierto, qué instrumentos se tocarán…
La comunión con el público te permite darte cuenta de que esa música sigue estando viva, continúa impactando en tus coetáneos y ofrece una transformación social, al hacernos reflexionar sobre nuestro pasado.
«Nuestra gran virtud ha sido saber adaptarnos a las circunstancias y sobrevivir en el mundo de la cultura»
¿Qué ha representado ser nombrado académico numerario de la música?
Es un honor estar entre los grandes músicos que conforman la Academia Valenciana de la Música, una institución de tantísima solvencia, proyección e impacto en la sociedad. Me enorgullece que se reconozca todo el trabajo realizado en Capella de Ministrers y aportar desde mi humildad todo lo que pueda. Solo tengo palabras de agradecimiento.
Ustedes también han actuado en París, Dinamarca, Argelia, Rabat…
Quedarse con una cultura de interior, la que no busca la tradición, es un error, y cualquier persona que se dedique a este arte sabe que no entiende de lenguas ni fronteras. Es un tópico, pero muy real.
Hemos actuado y llevado esta música -la de nuestro pasado- a muchos más lugares, como diferentes puntos de América, Asia, África y casi toda Europa. Próximamente viajaremos a Argelia, país al que vamos todos los años, igual que Marruecos, y en muchas ocasiones nos topamos con numerosas tradiciones en común.
El nuestro es el país más al sur de Europa, obviamente vecino del norte de África. València, en esta posición estratégica y geográfica, mira tanto hacia el sur como al norte, este y oeste, siendo clave para la aceptación de la diversidad cultural.
«Hemos llenado un vacío porque parecía que en València no había música de los siglos XIII, XIV y XV»
¿Cómo se presenta el concierto del 2 de noviembre?
Será un evento muy especial, en la Iglesia de Santa María de Sagunto, en el que mostraremos ‘El collar de la paloma’, un programa estrenado hace un par de años y que versa sobre un poeta andalusí, natural de Córdoba, que escribió en Xàtiva un libro del amor y los amantes.
La vinculación que tiene este poemario con nuestro territorio es evidente y al leerlo se aprecia una gran actualidad. ¡Qué menos que ponerle música a este repertorio! Mediante la que se hacía en el mundo andalusí antes de la conquista de Jaume I.
¿Cuál es su vinculación con el cine?
El audiovisual es un segmento apasionante. He colaborado en diversas películas, véase ‘Un cercle en l’aigua’ (2020), de Vicent Monsonís, basada en una obra de Chema Cardeña sobre la relación entre William Shakespeare y Christopher Marlowe. Asimismo, también hice un fragmento de la banda sonora del film de Bigas Luna ‘Son de mar’ (2001).
La música antigua tiene un espacio en el audiovisual, pese a las pérdidas que hemos sufrido en los últimos años (la desaparición de Canal 9, sin ir más lejos). Esperemos que se vuelva a recuperar, porque no únicamente afecta a los productores, sino a muchos otros sectores.
«La música antigua tiene un espacio en el audiovisual, pese a las pérdidas sufridas en los últimos años»
Hablemos del libro que aborda la música y nobleza de la corona de Aragón.
La Fundación Capella de Ministrers hizo un congreso sobre música y patrimonio en la corona de Aragón, y el libro es el resultado de lo que se habló durante el evento. Tras mucho trabajo se ha podido editar, haciendo una pequeña contribución a la historia de nuestro pasado.
¿Nos puede contar qué otros proyectos tienen en marcha?
Ciertamente la Capella de Ministrers es como un transatlántico en el que hay mucho que hacer, y agradezco el trabajo encomiable de mi equipo. Mi labor es más musical, intentando proponer dos programas de conciertos al año y nuevos discos.
Vamos a recuperar unas músicas inéditas del Corpus Christi de València -del siglo XVIII-, que presentaremos en noviembre; continuaremos con nuestros viajes, en concreto a Italia, Suiza, Dinamarca, Argelia y Portugal, y lanzaremos un nuevo disco, como indiqué, que se grabará en la Iglesia de Sant Joan del Hospital. Se centra en la música durante las reliquias de la corona de Aragón y Francia.