Entrevista > Francisco Santiago / Ingeniero técnico de obras públicas (Santa Cristina de la Polvorosa, Zamora, 1945)
En la comarca de la Marina Baixa cada día miles de personas, entre residentes y turistas, abren el grifo sin pensar en el pequeño milagro que supone que de él salga agua. En la comarca lleva meses, demasiados, sin llover ‘como toca’, y las reservas hídricas de Guadalest y el Amadorio, los dos embalses que nutren a la región están en situación de absoluto estrés. Pese a todo, el suministro está garantizado, y abrir el grifo y que haya agua no es considerado por nadie como un milagro.
El motivo de que esto sea así hay que buscarlo en nuestro pasado más reciente. Hace medio siglo. Fue entonces cuando José Ramón García-Antón (fallecido en 2009) y Francisco Santiago encabezaron aquella revolución en el ámbito de las infraestructuras, que, entre otros hitos, permitió la creación del actual Consorcio de Aguas de la Marina Baixa. Ahora, Santiago ha recibido el premio a la buena gestión hídrica, que lleva el nombre de quien fue mucho más que un mero compañero de trabajo.
«La gente se ha implicado, ha sido sensible ante el tema de que un recurso tan importante era tan escaso»
¿Exagero si digo que ese milagro de abrir el grifo y tener agua, pase lo que pase, a pesar de la sequía, es en parte gracias a tu trabajo?
No, por supuesto que no es así. Es gracias al esfuerzo de muchas personas y a una serie de circunstancias que se han dado. Es verdad que la Marina Baixa se asienta en una zona que dispone de muchos recursos, aunque no de agua, pero ha sabido trabajar desde el principio.
Date cuenta de que aquí, si nos remontamos históricamente, ya antes del Canal Bajo del Algar, que ha sido siempre como una arteria fundamental, las aguas de Polop también tuvieron su importancia, su singularidad y su acierto. La gente se ha implicado, ha sido sensible ante el tema de que un recurso tan importante era tan escaso.
¿Qué sucedió en los primeros años setenta para que se diera aquella tormenta perfecta, que hizo necesario emprender todas aquellas grandes obras para garantizar el agua?
La tormenta perfecta… es curioso eso que me preguntas. Nosotros vinimos aquí no porque no hubiera agua, sino porque hubo mucha en el año 71 y generó muchísimo daño con inundaciones. Es verdad que el desarrollo urbanístico adolecía de algunas realidades, como son las infraestructuras. Es algo que siempre es costoso y que se entierra y, por lo tanto, no se ve. Hay que atender otro tipo de necesidades.
En aquel momento se generó, como digo, una situación incómoda. Esto hace pensar que hay que actuar en infraestructuras de todo tipo, no sólo de agua, sino de saneamiento, de red hídrica… Teníamos las ideas muy claras, porque el plan del 56 las deja perfectamente reflejadas, y ha sido como el manual a seguir en la ciudad, y eso se ha respetado. Esta situación ha dado lugar a otra serie de circunstancias: gente emprendedora, un clima favorable y la colaboración intensa de todos.
¿Por qué aterriza en Benidorm un hombre de Zamora?
Porque aquí, quien inicia su trabajo, es José Ramón García-Antón. Éramos compañeros de colegio y se da esa típica situación en la que el que primero encuentra trabajo llama al otro para que le siga. Él llevaba aquí dos o tres meses y me dijo: “vente para acá, que aquí hay mucho trabajo”. Pero vinimos para montar una oficina de proyectos, no con intención de entrar en la Administración.
Eso hizo que yo apareciera aquí en el año 72; que vine, como aquel que dice, a pasar unas vacaciones y a ver qué hay. Ahora, llevo 52 años aquí. Quiero a Benidorm y me encuentro muy a gusto; me ha dado todo lo poco o lo mucho que soy.
«Nosotros vinimos aquí no porque no hubiera agua, sino porque hubo mucha en el año 71 y generó muchísimo daño»
Has nombrado a José Ramón García-Antón, y es que te han concedido la quinta edición del premio que lleva su nombre a la buena gestión hídrica. Supongo que es algo muy especial, porque no sólo erais compañeros de colegio o de trabajo.
Es que éramos más que eso. Los compañeros de trabajo son un accidente; la amistad es el fundamento del tema. Es amistad irrenunciable y por eso este premio tiene un significado emocional para mí, porque sería de las cosas que en esta vida no me hubiera gustado no recibir.
No sé si uno merece lo que le dan o no. Bueno, la sociedad sabrá, porque apuesta por unos o por otros. Con todo mi respeto, estoy muy agradecido. Pero no dejo de reconocer la impronta que lleva en sí el título del premio.
Me da la sensación, y corrígeme si me equivoco, que no te encuentras cómodo con el reconocimiento. Cuando los demás venimos y te decimos: “Paco, eres uno de los responsables de que podamos abrir el grifo y tener agua”, no pareces estar a gusto.
Sí, sí me siento cómodo. Lo que pasa es que yo sólo encuentro lo de la gestión del agua, como otras muchas cosas, como un sentido de responsabilidad. Eso, como dice el otro, va en el cargo. Si estás en un departamento determinado y tienes que actuar para corregir las deficiencias que hay, te tienes que implicar. Es que no concibo que se puedan hacer las cosas de otra forma.
Me agrada que la gente me reconozca, pero no hice esto para que me hicieran un reconocimiento.
«José Ramón García-Antón y yo éramos compañeros de colegio y el primero que encontró trabajo llamó al otro para que le siguiera»
José Ramón García-Antón y tú pusisteis las bases para crear el actual Consorcio de Aguas de la Marina Baixa. ¿Cómo se pone esa piedra fundacional?
Primero por una necesidad, como es evidente; si no la tienes, no apuestas por buscar una solución. El modelo del consorcio es un modelo a nivel internacional. Pocas cosas hay en el mundo, en la gestión integral del recurso hídrico, como esta. No conozco ninguna. No digo que no lo hagan bien, digo que no lo conozco.
Empezamos por reconocer y utilizar las aguas superficiales, las subterráneas, la reutilización y depuración de las aguas residuales. O sea, es un círculo completo. Y eso es fruto, primero, de un conocimiento técnico que en este país tenemos. También de que había disponibilidad económica, porque Benidorm generaba ingresos como para atender la necesidad de un recurso tan importante. Y luego, una voluntad social; y eso es lo fundamental. Esos son los tres elementos fundamentales.
Hablabas de esa conjunción de intereses, y también se habla muchas veces de la generosidad de los regantes. En aquel momento, ya vivíamos del turismo, pero el campo seguía siendo un sector muy dinámico. ¿Costó mucho decirle al agricultor ‘esto se acaba’ y tienes que dejarnos el agua?
No cabe duda que se tensionan los temas en momentos puntuales. Primero, porque el hombre del campo siempre ha ido mirando para arriba. Hay una batalla sistemática y había que hacerles entender ese tema. También es verdad que parte de la hortaliza que en aquel momento se genera en las zonas de regadío se vendía en Benidorm.
Eso hace, quizás, que se produzca una correlación de entendimiento más acertada. Y no cabe duda de que había tensiones, eso es normal.
Voy a apelar a tu parte más didáctica, porque creo que muchas veces nos perdemos con términos técnicos. ¿Cómo llega el agua a la Marina Baixa?
Los abastecimientos iniciales y fundamentales son los embalses de Guadalest y el Amadorio, que, hay que recordarlo, están construidos y pagados por los regantes. Ahora bien, ¿de dónde se llenan? Pues se llenan cuando llueve y de los acuíferos de l’Algar, ya que cuando se produce una sequía prolongada se recurre a la extracción del agua del acuífero.
Además de ello, se ha hecho una conducción importantísima en los años noventa, que fue la conducción Rabasa-Fenollar-Amadorio.
«Si no tienes una necesidad, no apuestas por buscar una solución»
¿Por qué se tuvo que acometer esa conducción?
Porque aun teniendo más o menos configurado el aprovechamiento integral del recurso de la zona, si no llueve, el agua llega un momento que tiene fecha de caducidad. Entonces, teníamos que estar conectados con alguna cuenca de fuera, y esa conducción se conecta con la posibilidad de traer agua del Júcar o del Segura.
Y luego, por terminar el repaso, también podemos traer de la desaladora de Mutxamel, que es ahora mismo de donde nos estamos abasteciendo.
Estamos inmersos en un periodo de pertinaz sequía y los políticos nos dicen que tenemos el agua asegurada. Te lo pregunto como experto, ¿es así?
No estoy aquí para contradecir a nadie. Estoy aquí para explicar mi criterio, no para contradecir lo que digan los demás. Entiendo que un recurso no puede ser, de alguna forma, el freno para un desarrollo. Habrá que buscar una alternativa. En este país hay agua; puede que nosotros no la tengamos aquí, pero la tenemos en algún lado y somos capaces de traerla.
Por lo tanto, el problema debe ser otro. Tendrá un coste, un esfuerzo, unas batallas o unas discusiones. Además, ahora, cuando se ha puesto en funcionamiento la idea de que el agua del mar no se acaba y tenemos desaladoras para toda vida… tendrá un coste mayor, pero no puede ser un refugio para decir que no crecemos porque no hay agua.
Durante los años noventa y principios de los 2000 se ponía como ejemplo de aprovechamiento del agua a Israel. Cuando José Ramón García-Antón y tú comenzasteis vuestro trabajo, ¿teníais algún referente?
No. Además, éramos muy jóvenes, no teníamos mucha experiencia ni siquiera de ciudades. Entonces, fue fruto un poco de la imaginación. Aquí había gente que tenía mucha imaginación en el tema del agua y que se había esforzado. Se habían hecho canalizaciones, como la que te decía del Canal Bajo de l’Algar, que no es ninguna broma, ya que viene desde Callosa.
«El modelo del consorcio es un modelo a nivel internacional»
Incluso, si nos vamos mucho más atrás en el tiempo, tenemos la Séquia Mare.
¡Claro! Este territorio ha vivido siempre con esa angustia. Cuando se crea la Séquia Mare, se regenera una población, porque sin agua no se puede vivir.
¿Sabes a dónde me ha llevado cuando has dicho que teníais mucha imaginación porque erais jóvenes y sin experiencia? Al programa ‘Apolo’ de la NASA; también eran ingenieros muy jóvenes y se enfrentaban a algo absolutamente nuevo.
(Ríe) Alguna similitud hay… pero sin ser lunáticos. Y con los pies bien en la tierra. He dicho una frase igual no muy acertada, pero es la verdad: cuando tienes ilusión y te implicas, sabes rebuscar debajo de las piedras, como se dice vulgarmente, para encontrar la solución de otra forma. Siempre tiene que haber alguna solución.
«No puede ser un freno la falta de un recurso para el desarrollo»
Te preguntaba antes cuáles podrían haber sido vuestros referentes. Ahora somos nosotros el ejemplo a seguir.
Así es. Teóricamente, si quieren tener una referencia de aprovechamiento integral, no hay duda de que tendrán que venir aquí a la Marina Baixa. No hablo sólo de Benidorm, sino de toda la comarca.
¿Cuál es el mayor reto al que nos enfrentamos en cuestiones hídricas en los próximos diez o veinte años?
No lo sé. En principio, si hacemos las cosas como están pensadas y ordenadas, y desarrollamos en un par de años la desaladora de Benidorm, creo que hay que vivir tranquilos, porque los ciclos se van dando. Desde que nosotros venimos y tenemos documentación, cada dos o tres años se produce una situación hídrica estresante. En este caso estamos en ella, pero ya hemos puesto remedio.