Entrevista > Ricardo Gabaldón / Alcalde de Utiel (Utiel, 8-agosto-1963)
La Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA) que arrasó Utiel y toda la comarca el 29 de octubre dejó seis víctimas mortales, “que sentimos en el alma”, expresa nuestro alcalde, Ricardo Gabaldón. “No se pudo hacer nada por ellos y fallecieron en sus propias casas”, manifiesta acto seguido.
Fue, confiesa, “un día horrible, posiblemente de los peores en la historia de Utiel”, tras el desbordamiento del río Magro, que anegó calles, casas, tiendas, fábricas, coches y miles de objetos. Las pérdidas son incalculables, al igual que el daño psicológico a los vecinos.
Reconstruir el pueblo
¿Ahora qué? Nos preguntamos todos. “No queda otra que reconstruir el pueblo”, comenta el dirigente, con un rayo de esperanza, “pues pudo ser mucho peor”. Por fortuna, a las siete de la mañana de esa jornada se canceló todo tipo de actividad académica y deportiva.
De igual modo, Gabaldón destaca la inagotable labor de la gente de Utiel, voluntarios de la comarca o diferentes puntos del país, la Unidad Militar de Emergencias (UME) y cuerpos de seguridad, para limpiar el municipio. “La solidaridad que nos han mostrado ha sido inmensa”, apunta, altamente agradecido.
¿Cómo vivió ese fatídico día?
Amanecimos con lluvia, aunque aparentaba una jornada normal, con muchas precipitaciones. Nos encontrábamos en alerta naranja, no roja, y a las 6:30 horas ya estaba en contacto con los directores de los colegios e institutos para ver qué hacíamos, porque llovía muchísimo en todas las demás poblaciones cercanas.
Contacté igualmente con la empresa de autobuses y me confirmaron que había riesgo para el desplazamiento por carretera. A las siete de la mañana tomamos la decisión de decretar la suspensión de la actividad educativa en los centros escolares, así como de la actividad deportiva, porque si nos esperábamos a las ocho hubiera sido muy tarde.
Una determinación clave…
Exacto. De este modo el Instituto Alameda no se abrió y evitamos que aproximadamente cuatrocientos alumnos, así como personal directivo y profesorado, estuvieran en el edificio, que además alberga el Conservatorio Profesional de Música de Utiel.
Fue engullido por el torrente de agua y ha quedado totalmente destrozado, anegado. Este año permanecerá cerrado, con el objetivo de que se pueda reabrir el próximo.
«A las seis y media de la mañana estaba en contacto con los directores de colegios e institutos para ver qué hacíamos»
Continúe, por favor.
Seguimos trabajando y nos dábamos cuenta de que cada vez llovía más y más. Esa mañana incluso tenía que acudir a Valencia, a la una de la tarde, para entrevistarme con el secretario autonómico de Infraestructuras de la Conselleria de Medio Ambiente, Javier Sendra, cita que anulé sobre las once. Precisamente en ese momento me encontraba por el río, viendo cómo estaba. Al volver al ayuntamiento seguí recibiendo noticias sobre el Magro, que estaba a punto de desbordarse.
Convoqué entonces, a las 13 horas, el Centro de Coordinación Operativa Municipal (CECOPAL) para tomar decisiones y, junto al secretario del ayuntamiento, concejales, fuerzas y cuerpos de seguridad, y diversos responsables técnicos, analizamos qué medidas tomar.
¿Cuáles fueron?
Primero comunicar a la población la grave situación que estábamos viviendo y que nos había llevado a activar el CECOPAL, y solicitar de forma inmediata la intervención de la UME, con una llamada a la Conselleria de Justicia e Interior, previendo que el desbordamiento del río era inminente.
También llamé a la delegada del gobierno, Pilar Bernabé García, y al Consorcio de Bomberos, pidiendo la actuación de helicópteros para que rescataran a las personas que estaban en riesgo. Efectivamente se activó la UME y mi solicitud fue atendida, pero por desgracia los efectivos militares no pudieron llegar a Utiel en estos primeros momentos tan drásticos, ya que estábamos totalmente aislados y era imposible acceder.
«Lo primero que hicimos fue solicitar la intervención de la UME, viendo el inminente desbordamiento del río»
¿Los helicópteros sí pudieron?
En esos primeros instantes no, debido a las inclemencias meteorológicas que provocaba el torrencial de agua, que, sumado a un fuerte vendaval, imposibilitaban las intervenciones de los profesionales de emergencias, al igual que sucedió con la UME.
Se produjo en ese momento la crucial intervención con rescates por parte de la Policía Local, Guardia Civil, Protección Civil y numerosos agricultores, ganaderos y voluntarios, que se volcaron en ayudar a sus vecinos, desplegando maquinaria pesada, lanchas motoras y todo lo que estaba en su mano para salvar vidas, arriesgando incluso la suya propia.
Se hicieron más de setenta actuaciones que debemos poner en valor. Sin duda, la unión de las fuerzas especializadas, los rescates por aire con el helicóptero de bomberos y la determinación y heroicidad ciudadana fueron fundamentales para salvar muchísimas vidas.
¿La anchura del río llegó a quinientos metros?
Posiblemente, un río que habitualmente baja seco. No parábamos de recibir las llamadas de socorro de los vecinos, que se estaban ahogando, y fue un día terrible en el que activamos todos los resortes que teníamos a nuestra disposición, aunque estábamos aislados.
Fuimos nosotros mismos los que nos rescatamos y gracias a la sociedad civil, que en ese primer momento se jugó la vida por sus paisanos. Estaré siempre inmensamente agradecido a todas estas personas que, ante la adversidad, decidieron exponer su integridad física y arriesgar su vida para poder salvar la de sus vecinos.
«Por desgracia perdieron la vida seis vecinos del pueblo, pero pudieron fallecer muchísimos más, centenares»
¿Fue el peor día de la historia de Utiel?
Uno de los peores seguro, de los más dramáticos. Por desgracia perdieron la vida seis personas, pero pudieron fallecer muchísimas más, centenares. Pudo haber sido también trágico para la comarca, porque son muchos los jóvenes de otras localidades próximas los que vienen a estudiar a nuestro municipio y, sin duda, estaríamos hablando de una desgracia de gran magnitud.
¿Qué fue lo siguiente que hicieron?
Fuimos casa por casa, cuando bajó el nivel del agua, para ver a quién podíamos salvar. La hora en concreto no la recuerdo, porque el día fue interminable. Las horas se nos hicieron eternas… En ese instante nos dimos cuenta de las personas que habían fallecido, porque estaban allí, en sus casas.
La imagen era de guerra, bélica, todo lleno de barro, piedras, edificios derruidos… No se podía ni circular; el agua duró mucho tiempo, pero ya se podía acceder a las casas.
«La imagen era de guerra, bélica, todo lleno de barro, piedras, edificios derruidos… No se podía ni circular»
¿En las horas posteriores el horror era todavía mayor?
Esa misma noche fue muy larga. Dormí un par de horas, exhausto, en mi casa, que está muy lejos. Desde allí el ruido del agua era estremecedor, intenso y demoledor; daba miedo, preocupaba.
Abrimos dos centros, uno de ellos en el Centro Social, y estuve allí, en una silla junto con los rescatados. Pasamos un rato, intentando descansar, mínimamente, pero aliviado al ver las muchas personas a las que habíamos podido rescatar.
¿Llegó a temer por su vida?
No. Temía por las personas que estaban allí. Hubo gente que se la jugó, insisto, como el caso de los concejales. En esos momentos estaba única y exclusivamente pendiente de que me enviaran la UME y el helicóptero, para salvar el máximo de vidas.
«Hubo personas, incluidos concejales, que se jugaron literalmente la vida para salvar la de sus paisanos»
¿Qué pasó el día posterior, el miércoles 30?
Por la mañana fuimos a evaluar los daños y comprobamos que no había desaparecidos, como se especulaba, lo que fue un gran alivio; pero el mal causado era inmenso.
La escena era dantesca, destrucción allá donde dirigieras la mirada, millones y millones de euros perdidos en infraestructuras. Establecimos los servicios básicos, porque en ese instante no teníamos luz, agua ni gas, y estábamos totalmente incomunicados.
¿Para recuperarse se necesitarán décadas?
Sin duda. Comenzamos a trabajar de inmediato, sin parar, todo el equipo de gobierno, para restablecer la luz, el agua, el gas y las comunicaciones, que tardaron cinco días. Por fortuna ha habido una comunión perfecta de todos los utielanos, porque si no, era imposible salir de esta.
Ya establecidas las comunicaciones nos dedicamos a limpiar, porque todo estaba repleto de lodo y barro. A las dos semanas todavía quedaba, aunque Utiel ya empezaba a mostrar la cara del inicio de lo que será una larga recuperación.
«Cuando terminemos de limpiar y pongamos todo en su sitio, tocará reconstruir y recomponer el pueblo»
¿Cuál es la valoración que hace de los voluntarios?
Primero resaltar la actuación de los profesionales (UME, policías, guardias civiles, Protección Civil…), y a continuación la de miles de voluntarios, de Utiel y de otras zonas de la comarca, provincia, España e incluso de otros países.
Todos y cada uno de ellos han trabajado codo con codo, ‘pala con pala’, junto a otros profesionales, como bomberos de Madrid o un SAMU de Sevilla. Se han volcado con nosotros y estaremos eternamente agradecidos por tanta solidaridad con Utiel.
¿Y ahora qué?
Cuando terminemos de limpiar y pongamos todo en su sitio, tocará la reconstrucción y recomposición del pueblo, que va a costar mucho. Aparte de las viviendas mencionadas, se han destrozado puentes, túneles, infraestructuras de todo tipo, véase el polideportivo… Allá donde ponemos la mirada encontramos daños. Debemos enfocarnos en el futuro, poco a poco. Lo prioritario es realojar a los afectados, que se han quedado sin casa, sin coche, sin muebles, sin ropa, sin documentación.
En ese sentido, mediante una unidad móvil de documentación de la Policía Nacional, se están realizando expediciones del DNI y se está facilitando la tramitación de las diferentes líneas de ayudas de la Generalitat Valenciana y del Estado, con la asistencia de técnicos que se desplazan de València a esta oficina postemergencia que hemos ubicado en el Salón de Plenos.
Algo más que quiera añadir.
En el momento en el que Utiel y sus habitantes recuperemos un poco nuestra sonrisa, tendremos que reunirnos para agradecer ese movimiento extraordinario de solidaridad que se ha producido en Utiel. También reconocer, aunque sea simbólicamente, la ayuda que hemos tenido de tantas personas que han hecho que podamos coger un poco de aire y respirar.
Quiero trasladar asimismo nuestra inmensa gratitud a todos los efectivos de emergencias y fuerzas y cuerpos de seguridad, sin olvidarnos de los agentes especializados en este tipo de catástrofes. Igualmente, a agricultores, ganaderos y voluntarios que se han dejado la piel para actuar de inmediato con todos los medios de los que disponían.
Y, por supuesto, a todos los trabajadores del ayuntamiento, a los miembros de la corporación y a toda la ciudadanía en general, que se ha volcado desde el primer minuto para ayudar en esos difíciles momentos. ¡GRACIAS en mayúsculas para todos ellos, por tanto apoyo y solidaridad!