Entrevista > Clara Ribatallada / Ganadora del Premi Altea 2024 (Barcelona, 4-junio-1980)
‘Cartes al mar’ es la novela juvenil con la que la autora Clara Ribatallada ha ganado el Premi Altea 2024 de literatura. Gracias a ello, la escritora catalana ha visto publicado su primer relato largo, una historia que mezcla grandes dosis de imaginación con otras partes que hunden su raíz en un momento histórico real, y las vivencias que los que lo vivieron le transmitieron. Ahora, tras conocer la Villa Blanca, promete volver para convertir a Altea en su próxima musa.
¿Qué sensación te ha dejado ganar el Premi Altea?
Siempre es una noticia que te llega por sorpresa, pero la he recibido con mucha alegría y felicidad porque es un premio que comporta la publicación del libro y, por lo tanto, la posibilidad de que la obra llegue a muchas familias.
¿Va a ser el primer libro de tu autoría que veas publicado?
Ya tengo un cuento infantil publicado y algunas otras obras en recopilatorios o en publicaciones conjuntas con otros autores; pero es la primera novela que publico. Hasta ahora, habían sido relatos más breves.
«Esta novela nace de la confluencia de dos historias que conocí por vías diferentes y que me impactaron mucho»
¿Cómo nació la idea de ‘Cartes al mar’?
De la confluencia de dos historias que conocí por vías diferentes y que me impactaron mucho. Una es la historia del maestro Antoni Benaiges, un profesor de origen catalán que acabó trabajando en una escuela muy pequeña de un pueblo de Burgos durante la República, y que en ese tiempo revolucionó aquella escuela rural. Por otro lado, la historia de la Escola del Mar de Barcelona, que fue un proyecto pedagógico que, durante los años de la República, renovó el concepto de escuela que en ese momento se tenía en la ciudad.
Creo que esas dos historias tienen un valor pedagógico muy interesante y también un valor humano muy bonito. A raíz de ello, de conocer esas dos historias reales, imaginé cómo sería la correspondencia entre dos alumnas, una de cada escuela, y a través de esas cartas inventadas explico la situación de los años 30 del siglo pasado y cómo cambió las cosas la irrupción de la Guerra Civil.
En esas cartas, ¿cuánto hay de imaginación pura y cuánto de conocimiento por tu parte de ese periodo histórico y de vivencias que te hayan podido llegar por parte de abuelos u otras personas que vivieron aquella época?
Es una pregunta muy interesante porque hay un poco de todo. Es verdad que hay un trabajo de documentación para saber cómo era ese periodo histórico y, sobre todo, cómo estaba organizada esa Escola del Mar con entrevistas que he encontrado a antiguas alumnas. También hay mucha documentación sobre la vida de Antoni Benaiges que me llegó a través de un trabajo de documentación que hizo el fotógrafo Sergi Bernal y un libro de Francesc Escribano.
Además, también hay otra parte de testimonios directos que recopilé, por ejemplo, de mi abuela materna, que es de Barcelona y que en ese momento tenía la edad de las protagonistas del libro, ya que el pasado 5 de diciembre habría cumplido 100 años, y sí que me transmitió sus vivencias de cómo fueron aquellos años.
«Siempre se ha querido explicar la posguerra y la Transición como modelos de ciertas cosas, pero en todos los conflictos hay atrocidades en todos los bandos»
¿Por ejemplo?
Ella recordaba mucho cuando sonaban los avisos de los bombardeos, cómo eran los refugios, cómo era el colegio… por lo tanto, hay un poco de ella en el relato. Es una parte ficcionada, porque tenía que imaginar cómo era la vida concreta de esas alumnas.
Hoy en día, cuando se habla de ese periodo histórico, se pone mucho el foco en lo que se ha venido a llamar ‘el relato’, y tengo la sensación de que hay sectores políticos y sociales que quieren imponer uno que nada tiene que ver con la realidad de lo que sucedió. ¿Consideras que nos están robando la Historia y que este tipo de novelas, aunque sean en parte ficcionadas, son importantes para que el relato no le gane a la Historia?
Sí. Te escuchaba y me venía a la cabeza esa frase de que la Historia siempre la escriben los vencedores. Siempre se ha querido explicar la posguerra y la Transición como modelos de ciertas cosas, pero en todos los conflictos hay atrocidades en todos los bandos. Tenía la sensación de que había un discurso hegemónico que se aleja, si no de la realidad, sí de las historias concretas y pequeñas de una realidad que es muy poliédrica.
Hablaba antes de mi abuela y de lo que me contaba de la Guerra Civil, pero también hubo gente que vivió aquello y no quería hablar de nada de ello porque fueron momentos muy duros. Sin embargo, al menos, mi generación sí tuvo ese contacto de primera mano con personas que vivieron ese periodo histórico. En cambio, los niño y adolescentes actuales, que es el público al que va dirigido el libro, no tienen esa información de primera mano y tienden a querer olvidar. Pero esto sucedió hace menos de cien años.
«He imaginado la correspondencia entre dos niñas de escuelas distintas en los años 30 del siglo pasado»
En el marco de este Premi Altea has visitado dos veces el pueblo. No sé si habías estado antes.
Estuve una primera vez en la gala de entrega de los premios y luego, este mes de diciembre, en la presentación de la publicación del libro; pero antes no había estado nunca y ha sido todo un descubrimiento. Altea me ha enamorado y ya tengo ganas de volver.
Altea ha hecho de musa de no pocos artistas, te invitaría a volver con un lápiz y un cuaderno en la mano por si de ahí surge una nueva novela.
(Ríe) ¡Por qué no, seguro que lo hago!