Llegado el último mes del año 2024, el primero completo del actual mandato local, ha llegado el momento de hacer balances y poner el contador a cero de cara a los próximos doce meses que, también en las administraciones locales, estarán marcados por la DANA, en tanto y cuanto se prevé que las cuentas autonómicas destinen importantes recursos a las tareas de reconstrucción de la denominada zona cero.
En Altea, el año 2024 ha estado marcado por diversos frentes, destacando en ese sentido, por su impacto en la principal industria de la localidad (el turismo), la suspensión de la concesión de licencias turísticas en la Villa Blanca. Una decisión que, llegados al mes de diciembre, el primer edil justificaba defendiendo que “en este aspecto necesitábamos repensar nuestro modelo”.
El gobierno local promete ejecutar la conexión de Altea La Vella y la sierra a la red del Consorcio de Aguas de la Marina Baixa
A la espera de normativa
En el momento en el que se aprobó la suspensión, se aseguró que la medida sería temporal, aunque por el momento no se ha anunciado una nueva regulación definitiva. Antes de ello, el gobierno local quería, como se aseguró entonces, “conocer el impacto real de las viviendas turísticas y poder trabajar teniendo en cuenta las necesidades de la ciudadanía, y el impacto económico que supone la vivienda turística”.
Ahora, sin novedades importantes al respecto, el alcalde de la Villa Blanca ha avanzado que para los próximos meses se realizará una nueva exposición pública para la regulación de las viviendas turísticas, y para la elaboración del estudio sobre el impacto de este tipo de viviendas y propuestas de actuación.
Subida de tasas
Otra medida muy controvertida que se ha tomado en 2024 ha sido la de la subida de distintas tasas municipales, especialmente el Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI) y el Impuesto sobre Construcciones, Instalaciones y Obras (ICIO), así como el de la tasa de la basura.
Mientras que desde el gobierno se defiende que, pese a las subidas, Altea se mantiene por debajo de la media comarcal, desde la oposición se ha criticado duramente que no se haya optado por otras medidas que permitieran ajustar las cuentas con un impacto menor en los bolsillos de los ciudadanos.
Así mismo, y en otro ámbito completamente distinto, 2024 ha estado marcado por actuaciones como las relativas a la prevención de incendios en puntos como el Camí del Pinar de Calces o el área recreativa de la Font de la Barca hacia el Pinar de Calces. A ellas hay que sumar el proyecto de restauración ecológica y mejora de la capacidad de laminación en la desembocadura del río Algar, una actuación inconclusa que deberá seguir desarrollándose en 2025.
2025 deberá traer la normativa definitiva de las viviendas de uso turístico
Plan de crecimiento
Todo eso es, en conclusión, lo ya realizado; pero cuando las campanadas marquen la medianoche del 31 de diciembre será el momento de mirar únicamente hacia el futuro, y a los diversos frentes abiertos y nuevas necesidades a las que deberá de enfrentarse la Villa Blanca.
En ese aspecto, la hoja de ruta la marcará el plan estratégico de crecimiento que se presentó el pasado mes de junio, y que deberá de empezar a convertirse en realidad en esta anualidad. Así, en el ámbito de la Seguridad Ciudadana, una de las principales prioridades será la creación de 114 puntos de vídeo vigilancia.
Nuevas zonas naranja
También se deberá abordar la problemática de los aparcamientos o, como siempre ha insistido la oposición y buena parte del tejido productivo local (especialmente el hostelero), la falta de estos.
Así, ese plan estratégico y, en concreto, esos nuevos puestos de vídeo vigilancia, también se aplicarán a este objetivo, ya que se tiene previsto que dicha infraestructura permita realizar lectura de matrículas, búsquedas por tipos de vehículos, conteo de vehículos y personas y, en definitiva, monitorizar de forma más eficiente el tráfico rodado y controlar los accesos de entrada y salida al municipio.
La movilidad y el aparcamiento siguen siendo una de las principales preocupaciones de la ciudadanía y, al menos así lo ha asegurado el portavoz de la parte socialista del gobierno local, Deo Sánchez, “se está intentando dar solución a los parkings en superficie mediante la gestión del servicio regulado de estacionamiento, y lo vamos a hacer no sólo en el sentido de la actualización de los parquímetros en cuanto a las formas de pago y la reducción del coste de las tarifas, sino también a la diferenciación entre zona azul y zona naranja”.
Se prevé la remodelación de la ORA con la creación de nuevas zonas naranja
Los tiempos de la Justicia
Pero todo ello está supeditado a la resolución del proceso judicial entre el Consistorio y la empresa encargada de ofrecer este servicio; un enfrentamiento que, como todo lo que depende de la Justicia, es de difícil pronóstico poner una fecha para su conclusión.
En cualquier caso, la nueva zonificación azul y naranja apostará por mantener la primera tal y como se conoce actualmente y, en el caso de la segunda por la implementación de una fórmula mixta mediante la cual, en determinados horarios y días, se permitirá el parking libre y de pago, y en otras estará restringido únicamente a residentes.
El agua, una prioridad
En un contexto de pertinaz sequía, Altea es uno de los municipios de la Marina Baixa que, por distintos motivos que se remontan a las decisiones tomadas años atrás y que no tienen cabida en este repaso, más problemas puede tener, al menos en ciertos puntos de la Villa Blanca, a la hora de garantizar el abastecimiento, algo que ya se evidenció el pasado verano cuando un bando de alcaldía promulgó ciertas restricciones en puntos concretos.
Así, para este 2025 se ha convertido en urgente abordar de forma muy prioritaria esa realidad. Para ello, ya se han comenzado a ejecutar obras para mejorar el rendimiento de la red en la sierra, una zona que actualmente sólo se abastece de los pozos y que, por lo tanto, depende por completo de las lluvias para mantener sus niveles.
Además, desde el gobierno local se ha asegurado que se va a acometer, al fin, la conexión de la red de Altea y Altea la Vella y la sierra lo que, definitivamente, permitiría a esas zonas tener acceso, como sucede en el resto de la comarca, al agua del Consorcio de la Marina Baixa y a los aportes que este organismo compra cada año.