Entrevista > Fede Castro / Anestesista (València, 9-diciembre-1973)
Fruto del desconocimiento pensamos que el anestesista únicamente duerme a los pacientes -paso imprescindible antes de cualquier intervención-, y está presente de nuevo cuando se despierta, horas después. Pero como nos aclarará Fede Castro, con muchos años de experiencia, las funciones son muchas más.
Nos comentará cómo son sus jornadas laborales, y de qué modo les afecta ver morir a un paciente, “muchísimo”. Tiene claro, en ese sentido, “que desgraciadamente no puedes salvar a todos”, sin dejar de darle vueltas, repasándolo todo, para saber si se podía haber hecho algo distinto.
“Al final casi te acostumbras”, reconoce, “o estás hecho para estas situaciones”. Ha aprendido a vivir con ello, apoyándose en los compañeros, “gente que entiende lo que pasa, porque viven lo mismo que tú. Tras mal día, cojo el teléfono y hacemos terapia”.
«Al inducir al paciente una anestesia general, lo que provocamos es un coma farmacológico»
¿Cómo llega uno a ser anestesista?
Quisiera resaltar que se trata de una especialidad médica: nos formamos los seis años de medicina y después nos especializamos cuatro más, vía Médico Interno Residente (MIR). Estudié en València, para formarme como anestesista en La Fe antigua.
¿Lo tenías claro?
En absoluto. Casi no sabía ni que existía, como les pasa a muchos estudiantes. Según vas haciendo las prácticas en los distintos hospitales -entrando en quirófanos para apreciar operaciones- ves que hay una persona que cuida y vigila al paciente para que, mientras se le está operando, no tenga dolor ni sienta nada, permitiendo las condiciones quirúrgicas.
Habrás vivido momentos muy tensos.
¡Muchísimos! Y también buenos. Tras un grave accidente nos llegan pacientes politraumatizados, más muertos que vivos. Debemos reanimarlos inicialmente y después hacerles exploraciones (TAC, radiografía, resonancia…) para ver qué lesiones tienen.
Son pacientes que conllevan una gran complejidad y son un desafío para el anestesista, que debe mantenerlos con vida hasta la sala de operaciones.
«Tras un día malo, cojo el teléfono y realizo terapia con otros compañeros que viven lo mismo»
¿Algunos mueren?
Por suerte son pocos y cada vez menos, porque gracias al Servicio de Atención Médico de Urgencias (SAMU), se les empieza a estabilizar en el lugar del accidente. Pero siempre hay pacientes que no sobreviven, desgraciadamente.
Explícanos cómo es tu día a día.
Llego al hospital y tenemos un parte quirúrgico establecido o de endoscopias, y vamos paciente a paciente. Intento revisar los casos anteriormente, para saber -junto a lo que se le va a hacer- si tiene alguna enfermedad previa (que implique un manejo anestésico especial).
Se le vuelve a preguntar, nuevamente, por alergias, antecedentes médicos o tratamientos, y se lleva a cabo la cirugía o lo estipulado. Nuestro sistema va muy rodado, pues cada uno sabe exactamente qué debe hacer: conocemos todo lo que puede pasar e intentamos adelantarnos a las posibles complicaciones.
¿Qué es la evaluación preanestésica?
Hacer una breve historia clínica del paciente, en el que le preguntamos, como indicaba, por patologías, antecedentes, alergias, si han sido operados de algo y han recibido anestesias, teniendo o no algún problema, que es rarísimo.
Nuestra labor es cuidar y vigilar al paciente, permitiendo que ‘sobreviva’ a la agresión quirúrgica: está quizás con la barriga abierta, con uno o dos señores metiendo las manos dentro, tocando las tripas; no se entera de nada y cuando se despierta sigue respirando por él mismo. Eso es así gracias a la función de anestesista.
«Durante una anestesia general trabajamos sobre la vía aérea, por eso es un problema si es fumador»
¿Por qué es importante estar en ayunas antes de una operación?
El motivo real es por la anestesia. Al inducir al paciente una anestesia general, lo que provocamos es un coma inducido (farmacológico), y hay dos momentos que son fundamentales: cuando se duerme y cuando se despierta. Dormidos en nuestra casa, tranquilamente, si nos sube ácido hacia la boca (reflujo), nuestras cuerdas vocales nos protegen, nos despertamos -quizás con algo de afonía- y tosemos. Eso durante la anestesia no sucede, no tenemos esos reflejos protectores.
Por eso es determinante que el estómago esté vacío porque, desde el momento que dormimos al paciente hasta que le introducimos un tubo -asegurando la vía aérea, que puede ser un minuto-, si hubiera un vómito podría pasar a los pulmones y se produciría una broncoaspiración, seguido de una neumonía que puede ser letal.
¿Cuántas horas debemos estar en ayunas?
En pacientes sanos, para sólidos, mínimo seis, y dos para líquidos. Debemos tener en cuenta que, a efectos del estómago, la leche es un sólido. Líquidos claros son agua, zumo colado, té o café negro.
¿Cómo influye la anestesia si tomas alcohol o fumas?
El alcohol provoca que el hígado elimine mucho más rápido las sustancias, con lo cual necesitaríamos mucha más medicación; y el tabaco es un serio problema por la afectación pulmonar que produce. Durante una anestesia general siempre estamos trabajando sobre la vía aérea.