Qué difícil era la chavalería de los noventa. La de aquel instituto alcoyano no paraban de incordiar, sonrisita va, bromita viene. Pero a los diez minutos, o menos, todo era silencio absoluto y expectación. El periodista y escritor alicantino Luis Jiménez Marhuenda (1934-2000) los encandilaba hablándoles de un gran hito del que fue protagonista principal: el descubrimiento de la caldera de San Carlos o Luba, en la isla guineana de Fernando Poo (Bioko).
A Jiménez Marhuenda, nacido un 25 de mayo en San Vicente (de padres sajeños), la vida y los oficios familiares, como importar ropa alicantina, le llevaron a Barcelona y luego a África, a Guinea Española (Ecuatorial). Allí creció, se enamoró de Mari Carmen, su esposa, madre de sus hijos, Leticia, Luis y Silvia (más Luis Miguel, fallecido a los tres meses), participando activamente en la vida guineana.
Iniciativas varias
Fundó unas abiertas Agrupación Teatral y Artística de Guinea (ATAG) y Federación de Montañismo. Fue uno de los primeros en coronar el pico de Santa Isabel (el Basilé). Y allí se inició como periodista, primero en la no oficial Radio Papaya, luego en Radio Santa Isabel, en Fernando Poo, y Radio Ecuatorial Bata, en Río Muni (la Guinea continental), de las que fue director.
Tuvo que llenar los equipajes tras el 12 de octubre de 1968, al declararse Guinea independiente, con unas elecciones convocadas en la colonia por la España franquista, bajo presión de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el 11 de agosto de 1968. Las ganaba con largueza el frente comandado por Francisco Macías Nguema (1924-1979), quien llegó a ser el primer presidente democrático del país.
Fue el descubridor de la caldera guineana de San Carlos o Luba
Vuelta a la península
Eso sí, con el tiempo se embarcó en una cruenta dictadura definida (por el propio Macías) como “marxista-hitleriana”, hasta que fue derrocado, juzgado y ejecutado. El periodista alicantino solía comentar: “Macías tenía la presidencia ganada de antemano. En el referéndum, se recorrió el país regalando sacos de arroz a las tribus, mientras que España regalaba televisores. ¿Dónde los iban a enchufar?”.
Volvía a la península, pues. Aunque iba a seguir en la radio. El ‘ente público’ Radiotelevisión Española (RTVE), que se había hecho cargo de las cadenas guineanas, lo incorporaba en su plantilla de aquí, en Radio Nacional de España y la extinta Radio Cadena Española. Allí, además de seguir ejerciendo de periodista y demostrar también para nuestros micrófonos su capacidad de crear intensas dramatizaciones, iba a desarrollar otra faceta nacida en tierras africanas.
Dirigió las cadenas de radio Santa Isabel y Radio Ecuatorial Bata
La nave del misterio
Como diría hoy Iker Jiménez, Luis se subió a la “nave del misterio”, de la parapsicología. Traía en el morral multitud de historias de la etnia guineana bubi (de origen bantú), como las antiquísimas piedras redondas de la selva, de ignotos autores y utilidad, o los posibles avistamientos allí del presumible saurópodo congolés Mokèle-mbèmbé. Y lo de los umnitas… Jiménez Marhuenda se convirtió también en presencia habitual en TVE.
Por estas tierras, ‘La Guía’ (más tarde ‘La Guía de Alicante y Provincia’’, entre otros nombres), aparte de servir de modelo para otras publicaciones semejantes, que abundaron, y de escuela para jóvenes periodistas, fue una de las creaciones de Jiménez Marhuenda. Un hijo mensual, en papel, bastante completo: políticas locales, sociedad, cultura, ocio… Pero había una sección fija, revista tras revista, que no podía fallar.
Organizó en Alicante un congreso con Jiménez del Oso y Javier Sierra
Local e internacional
Obviamente, las páginas parapsicológicas, que atraían a sus lectores a los quioscos (no era gratuita: costaba 100 pesetas, 20 duros; bien, hoy 0,6 euros, 60 céntimos). Las escribía y firmaba el propio Luis Jiménez Marhuenda, editor y director de la publicación que había comenzado a andar oficialmente en 1986, aunque ya pre-existiera para otro editor (con Jiménez Marhuenda periodísticamente al frente) como ‘Festival’.
Entre lo local, lo nacional y hasta lo internacional, el periodista se movía con idéntica naturalidad en todos los frentes. Abierto a todo el mundo, con su gran humanidad, y siempre apostando por nuevos valores, su casa, con aquel despacho atestado de informes, libros, grabaciones en cintas, recuerdos africanos, se convirtió en una auténtica corte de los milagros. Estrelleros varios, escépticos captados por la bonhomía de Jiménez Marhuenda, todos prometedores en sus respectivos campos.
Un multitudinario congreso
Lo mismo te encontrabas con un Enrique de Vicente que no recordaba dónde había aparcado, que con el artista plástico y cineasta alicantino Enrique Nieto. Maestro y amigo, el tirón de la camaradería fue suficiente para unir, en una multitudinaria actividad que organizó, a buena parte de lo más granado de la parapsicología. El ‘Congreso Nacional Mundo Futuro’, en el Meliá de Alicante, del 1 al 3 de marzo de 1991, contó con reparto de campanillas.
Entre otros, además de De Vicente, con Antonio Ribera Jordá (1920-2001), Fernando Jiménez del Oso (1941-2005), Javier Serra o Salvador Freixedo (1923-2019). Hasta participó Ramón Martín-Mateo (1928-2014), entonces rector de la Universidad de Alicante. Un 18 de abril, cuando dirigía la cadena Onda 2000, su vida se apagaba, sin haber vuelto a su querida África. Eso sí, practicando un dicho que nos recuerda su hijo Javier: “Donde no hay amor, pon amor y sacarás amor”.