A estas alturas de la historia, cualquier tipo de emoción que pueda asemejarse al asombro o la sorpresa ha quedado atrás hace ya mucho tiempo y lo que impera es la incomprensión y el cabreo. El enfado, claro, está más que justificado por el mero hecho de que acceder a una vivienda (nos olvidamos por ahora del adjetivo ‘digna’) en cualquier punto de la Marina Baixa se haya convertido en un lujo.
La incomprensión, también absolutamente lógica y lícita, sobreviene al comprobar cómo las administraciones, desde las locales hasta las estatales y de cualquier color político, abordan la cuestión como las abordan todas: tirándose los trastos a la cabeza sin llegar a poner soluciones reales y tangibles sobre la mesa.
Rentabilidad turística
La situación, con las lógicas y grandes diferencias, comienza a parecerse mucho a la que se vivía justo antes del ‘big bang’ de la burbuja inmobiliaria. En aquel entonces, sin embargo, las entidades bancarias (de ahí el colapso posterior) concedían hipotecas como si de pequeños préstamos al consumo estuviéramos hablando. Ahora, sin embargo, el grifo está mucho más cerrado y la compra, sumando los factores de precio y condiciones leoninas para acceder al crédito, es impensable para la mayoría.
La otra gran pata del banco inmobiliario, el alquiler, tampoco parece en estos momentos una opción por la que decantarse. En la Marina Baixa, como en tantos otros destinos turísticos, muchos propietarios han visto en ese uso una forma de sacar más beneficio por sus propiedades, y eso ha provocado que cada vez haya menos casas en el mercado residencial y, por lo tanto, que también esos precios se hayan disparado.
Sólo en el último año el precio de la vivienda de segunda mano se ha disparado un 66% en La Nucía
Un lustro de subidas disparadas
Existen muchos, muchísimos datos con los que analizar el cada vez más imposible acceso a la compra o el alquiler por parte de los interesados. Ahora, ya da lo mismo si hablamos de jóvenes, familias o trabajadores de temporada. Todos parecen afrontar la misma situación. Son muchos los datos, pero, por la oficialidad de los mismos, los más interesantes son los que ofrece el Instituto Nacional de Estadística (INE).
En un periodo de sólo cinco años, es decir, desde el momento inmediatamente previo al gran evento del siglo, la pandemia, hasta ahora, el precio medio de la vivienda en alquiler en la región ha aumentado algo más de un 55% mientras que en ese mismo periodo de tiempo los salarios de los habitantes de la Marina Baixa sólo se han incrementado en un 17%.
L’Alfàs del Pi es el tercer municipio con el precio por metro cuadrado más caro de toda la Comunitat
L’Alfàs, el municipio más caro
Pero, como cualquier profesor de matemáticas sabe, hacer una foto fija de la situación general usando una media sólo nos lleva a confundir esa imagen. Sobre todo, porque hay municipios, especialmente en la Marina Baixa, donde esos porcentajes son muy diferentes.
En l’Alfàs, por ejemplo, el precio del metro cuadrado de la vivienda, en este caso para su compra, es de 4.047 euros, lo que dispara el valor de un piso de cien metros cuadrados (una referencia considerada válida en el sector) hasta los 404.700 euros, una auténtica barbaridad para la economía de cualquier familia.
En el último lustro el precio del alquiler ha subido un 55% mientras que los sueldos sólo han aumentado un 17%
La tendencia no cesa
Es en este punto donde el ciudadano medio, tanto el que querría apostar por la compra como el que optaría por el alquiler, colapsa ante la inacción de una clase política que, desde el más pequeño de los ayuntamientos hasta el más enmoquetado salón del Congreso, parece vivir de espaldas a esta realidad.
Porque sólo de esta manera se puede entender que, tras años de repetir una y otra vez la misma realidad, este 2024 se vaya a cerrar, una vez más, con un aumento medio del 20% en el precio de la vivienda de compra en la Marina Baixa, siendo evidente que aquí no es ni tan siquiera necesario confrontar ese dato con el cambio del valor de los salarios, para no soliviantar más al lector.
Un problema comarcal
En La Nucía, por ejemplo, la variación interanual (2023-2024) del precio de la vivienda de segunda mano se ha cerrado en un estratosférico 66%, colocando el precio del metro cuadrado en 2.696 euros.
La Marina Baixa tiene, por lo tanto, uno de los municipios donde el precio más ha subido; pero también tiene a cuatro representantes en el top10 de los más caros por metro cuadrado de toda la Comunitat Valenciana.
Al ya mencionado caso de l’Alfàs del Pi, tercero de toda la región con sus 4.047 euros/m2 (16,4% más que el año pasado), hay que sumar Benidorm, sexto con 3.406 euros/m2 (con un aumento del 13%); Finestrat, octavo con 3.109 euros/m2 (12% más que en 2023) y La Vila Joiosa, con 3.083 euros/m2 (26% más que hace doce meses). Justo fuera de ese top10 se queda, por muy poco, Altea, donde el año 2024 se cierra con un precio medio de 3.064 euros/m2.