Entrevista > Carles Hernández / Tenista (Crevillent, 25-abril-2001)
Carles Hernández nació el mismo día que Johan Cruyff, y quizás por ello desde pequeño sintió una gran atracción por el fútbol, “la misma que por el tenis”. El amor por el deporte de la raqueta se lo inculcó, eso sí, su padre, gran aficionado.
Combinó ambas disciplinas durante toda su infancia, entrenando martes y jueves con el balón y el resto de días en el Club de Tenis Crevillent. “Los sábados jugaba un partido de fútbol y después me iba corriendo a disputar otro, con la raqueta”, recuerda con una sonrisa, “lo hacía porque me gustaba”.
A los doce años tuvo que decantarse por uno, y cuatro cursos después se incorporó a la Ferrero Academy Tennis, ubicada en Villena, para entrenar a las órdenes de Juan Carlos Ferrero y Toni Martínez Cascales. Asimismo, se licenció en Psicología en la Mississipi State University.
¿Cuáles fueron tus primeros pasos en el tenis?
Bien pronto, a los cinco años en el Club de Tenis Crevillent, con Paco Lledó como entrenador. El fútbol también se me daba bien, como central -contundente, pasaba el jugador o la pelota (ríe)-, pero mis padres me obligaron a decidirme por un deporte. Como ya despuntaba en el tenis…
¿Quién era tu ídolo entonces?
Rafa Nadal, aunque otro al que admiraba ampliamente era David Ferrer, un jugador de la tierra, que ha tenido una carrera excepcional. Ahora mismo, Carlos Alcaraz, con el que tengo la fortuna de compartir muchos entrenamientos.
¿Cómo es pertenecer a la Ferrero Academy?
Todo un placer hacerlo con Juan Carlos, que lo ha sido todo en el mundo del tenis. El ambiente que tenemos en la academia es extremadamente familiar: entré con dieciséis años y fue todo un acierto, he mejorado mucho como jugador y persona.
Entrenar con todos ellos es muy especial, me siento un privilegiado: intento aprender de grandes jugadores como Alcaraz o Pablo Carreño.
«Rafa Nadal era mi ídolo, aunque admiraba también a David Ferrer, como ahora a Carlos Alcaraz»
Precisamente, ¿qué tipo de jugador eres?
Uf, qué difícil contestar a eso. Me considero un jugador rápido, con una buena derecha, quizás mi punto más fuerte, pero igualmente sobresale mi revés a dos manos.
Estoy más acostumbrado a la pista rápida y debo trabajar más la tierra batida, donde sabemos que el bote es diferente, más alto.
¿A veces es como jugar otro deporte?
Es muy distinto, y son muchísimos jugadores los que notan la diferencia, ¡hasta los mejores del mundo! Cuenta también la climatología, que afecta especialmente sobre tierra, donde el calor puede ser infernal.
¿Cuáles son tus puntos a mejorar?
Posiblemente el saque, pues no soy un jugador excesivamente alto (1,78 metros). La idea es aumentar los primeros servicios, más colocados, que me permitan subir rápido y con más eficacia a la red.
También escoger mejor a veces los momentos para subir, tras un buen golpe profundo, por ejemplo.
Disputas los torneos menores, háblanos de ellos.
En la base del tenis profesional están los llamados Futures, que se dividen en Quince Miles y Veinticinco Miles (premio total en dólares que se reparten). En ellos nos podemos topar desde jugadores sin ranking a top-300 del mundo.
El nivel que encontramos en este tipo de torneos, por lo tanto, es muy alto y, a diferencia de los Challenger -segundo nivel del profesionalismo-, aquí debes cubrirte tú mismo los gastos, como viajes, hoteles, dietas, entrenador…
«El ambiente que hay en la Ferrero Academy Tennis es fantástico, extremadamente familiar»
¿Puedes llegar a perder dinero?
¡Incluso ganando el torneo! Un campeón de un Quince Mil se lleva, eliminando todas las tasas y retenciones, unos 1.200-1.300 euros. Eso hace que muchas veces, o la mayoría, las semanas nos salgan a pagar.
Es una pena que haya torneos de tanto prestigio y que los gastos sean tan elevados. Provoca que tengamos que jugar con una presión extra.
¿Qué reto te has puesto de cara a este 2025?
Ahora mismo ocupo una posición algo por encima del mil -sobre mil cincuenta- y la idea sería superar los seiscientos, a ser posible rozar los quinientos.
«Mi sueño sería meterme entre los cien primeros del mundo y poder disputar los cuatro grandes»
Si cierras los ojos, ¿tienes sueños en el tenis?
¡Claro!, el principal sería estar dentro de los cien mejores del mundo. Eso me permitiría disputar el cuadro final de los cuatro grandes: Open de Australia, Roland Garros, Wimbledon y US Open.
Además, estudiaste psicología en Estados Unidos.
Exacto, en la Mississipi State University, de alto nivel tenístico, como la mayoría de facultades estadounidenses. Allí tuve un ambiente muy sano, de humildad y trabajo, luchando por equipos contra otras universidades.
Estuve un total de cuatro años en Estados Unidos, a medio camino entre Memphis y Atlanta. La vida allí es muy dispar, pero me ayudó mucho a madurar y crecer como persona.