El himno del Valencia CF, convertido en un emblema del club y en un grito de identidad para su afición, nació de la complicidad y el talento de dos grandes artistas: Pablo Sánchez Torrella, maestro compositor y director de bandas, y Ramón Gimeno Gil, letrista y amante de la cultura valenciana, con una destacada dedicación al mundo de la cerámica. Juntos, lograron crear una obra que, más allá de ser una canción, es una declaración de amor a los colores blanquinegros.
La música de Sánchez Torrella, con un marcado carácter valenciano y un aire de marcha festiva, se entrelazó con los versos de Gimeno, que capturaron la esencia de la historia y el sentimiento del club.
Su labor conjunta dio como resultado un himno que, tres décadas después, sigue resonando en Mestalla con la misma emoción de su estreno. En esta entrevista, ambos creadores recuerdan cómo nació ‘Amunt València’, las anécdotas del proceso y su sentir sobre el presente y futuro del equipo.
¿Cómo surgió el encargo del himno?
Pablo Sánchez Torrella (PST) – Pues de esto hace alrededor de treinta y cinco años, estando de director de la Banda Municipal de Madrid. Cuando el Valencia CF venía a la capital, me acercaba al hotel, pues tenía amistad con el jefe de prensa, Vicente Balanzá, y a veces hablaba con el presidente, Arturo Tuzón. Fue él quien me hizo el encargo de un modo un tanto informal.
¿Qué te propuso exactamente?
PST – Tuzón me dijo: Tendremos que hablar un día, porque tenemos que hacer un himno del Valencia CF. Desde entonces, ya empecé a pensar musicalmente en qué hacer. Pasaron unos meses y me llamó Balanzá, diciendo que el presidente quería hablar conmigo. Entonces, me hizo el encargo formalmente de que hiciera el himno.
«Parte de la inspiración del himno proviene de la música de Moros y Cristianos» P. Sánchez
¿Te dio alguna idea?
PST – Ya llevaba algunas, pero le pregunté: ¿cómo lo titulamos? Tuzón me dijo que había pensado un nombre: ‘Amunt y Avant’, pero le dije que no, porque ese es el nombre del himno del Paterna CF, que también compusimos Ramón Gimeno y yo. Así que le dije que mejor ‘Amunt València’, y el presidente estuvo de acuerdo.
¿Seguías en Madrid por aquel entonces?
PST – Efectivamente, estaba como director de la Banda Municipal de Madrid, en la que, por cierto, la mitad eran músicos valencianos. Un día, en uno de los ensayos, les dije que íbamos a grabar un himno compuesto para el Valencia CF y, especialmente los valencianos, se pusieron muy contentos. Hicimos la primera grabación de la música y la traje a Valencia.
¿Y qué pasaba con la letra?
PST – Un día que celebraban una Junta Directiva, les llevé la música. La letra no estaba todavía, pero yo sabía quién la iba a hacer. La música les encantó, les puse la grabación y todos empezaron a aplaudir. Quedó oficialmente como ‘Amunt València’. Es cuando le pedí a Ramón Gimeno que hiciera la letra a partir del título.
Ramón, ¿te sorprendió recibir la llamada para ese encargo?
Ramón Gimeno Gil (RGG) – No, porque Pablo y yo ya habíamos colaborado con el del Paterna CF. Teníamos una larga relación, perteneciendo ambos a la misma comparsa de Moros aquí en Paterna. Supongo que confió en mí porque le gustó la anterior, y empezamos a trabajar en este.
«Quería reflejar en los versos la historia del Valencia desde sus inicios» R. Gimeno
¿Cuál era el objetivo al componer la letra?
RGG – Quería reflejar la trayectoria que ha tenido el Valencia desde sus inicios. Empecé componiendo versos de manera que fueran contando la transición que ha tenido hasta ese momento, citando campos por los que había pasado.
¿Qué anécdotas recuerdas?
RGG – Al principio, se hablaba del campo de fútbol como el Luis Casanova, pues esa era la denominación que tenía entonces, pero me dijeron que, aunque fue un gran presidente, hubo otros. Optamos por hablar de Mestalla, que unos años después volvió a ser la denominación oficial. También hubo que cambiar alguna palabra como ‘samarreta’ por camiseta, para que sonara más valenciano.
¿Hubo otros símbolos que quisieran introducir?
RGG – Había que hablar de la afición, de que tienen que ayudar como siempre hacen ya que es una afición muy unida. Todo fue surgiendo de manera natural, poco a poco, basándome en la música que me dio Pablo. Normalmente, es el músico quien se adapta a esos versos, pero en este caso no. Yo no podía poner una frase que fuera más allá de la música.
¿Te documentaste de alguna manera sobre la historia de Valencia?
RGG – Me documenté aprovechando que en aquella época tenía relación por motivos familiares con Canal 9. Hablé con algunos periodistas valencianos que, al comentárselo, me dieron detalles que fui incluyendo.
«La primera interpretación en el Palau fue tan emocionante que tuvimos que repetirla» P. Sánchez
Y musicalmente, ¿cuál es la base del himno?
PST – El himno tiene motivaciones de València. Por ejemplo, el ritmo de Moros y Cristianos con el que empieza. Hay notas que emulan el sonido tradicional del bombo sonando en el campo. Intenté que el aroma valenciano no solo estuviera en las notas musicales, sino también en la letra. Al final, hay inspiración del pasodoble ‘Valencia’. O sea, que tiene extractos de músicas que son muy valencianas, de maestros muy valencianos.
¿Cómo fue el estreno?
PST – Tuvo lugar en el Palau de la Música y vinieron todos los jugadores y directiva del Valencia. Corrió a cargo de la Banda Municipal de Valencia, dándose la circunstancia de que, entonces, había asumido la dirección tras regresar de Madrid. También contábamos con un coro, y con la voz de Ignacio Giner, que era un gran tenor y que había actuado conmigo muchas veces.
Supongo que sería todo un éxito.
PST – Ya lo creo, tanto que cuando hicimos la primera interpretación, subió Arturo Tuzón al escenario y me pidió que lo volviéramos a repetir, porque había gustado mucho y la gente estaba emocionada. Y se tocó nuevamente. A partir de ahí, ‘Amunt València’ se ha quedado como un santo y seña del club.
¿Pensáis que ha envejecido bien?
PST – Creo que sí. El ‘Amunt València’ se ha quedado como el grito de guerra, un lema de la valencianía, del Valencia Club de Fútbol, que a la vez es santo y seña de la tierra.
«El himno lo canta un tenor, pero queríamos que lo hiciera la afición» R. Gimeno
¿Sentíais algún tipo de presión?
PST – La verdad es que no. Fue algo que nació espontáneamente. ¿Sabes?, siempre llevo papel de música en el bolsillo, porque a veces, cuando iba en tren a Madrid o voy a cualquier sitio, pues si de repente noto que me viene una melodía o un tema, cojo y lo escribo. Lo anoto y ahí lo tengo. A veces lo aprovecho y otras veces no, y se queda en el limbo.
¿Y a la hora de componer la letra? ¿Hubo algún bloqueo, algo que te costara más sacarlo?
RGG – No, fue natural. A veces tenía versos que resultaban muy bonitos, pero no había forma de adaptarlos al trazo de música que tenía. Fue verlo una vez, escribir un verso, escribir otro, ir modificando, hasta que ya cogí un ritmo de composición a nivel literal que me interesaba y que quedaba bastante ajustado a lo que era la música. Y a partir de ahí, enseñárselo a Pablo.
¿Por qué crees que se volvió tan popular?
RGG – Cierto es que mi idea era que fuera el pueblo el que lo cantara. El himno lo canta un tenor, que es una voz muy depurada, muy limpia, pero en el fútbol canta la gente.
Yo quería que el coro fuera mucha gente cantando y que no fuera una cosa excesivamente profesional. Claro, a la hora de presentarlo sí que fue lo contrario. Pero después, en el campo, suena de otra manera. Se oye como realmente tenía que sonar.
¿Lograsteis contentar a todo el mundo?
PST – Bueno, que guste a todos, eso es imposible. La paella es internacional, pero hay quien no le gusta. Serán pocos, pero los hay.
«En este caso la letra tenía que encajar perfectamente con la música, no al revés» P. Sánchez
¿Cuánto tiempo llevó el proceso?
PST – Siempre es largo, hablamos de meses. Desde que uno intuye la música y la escribe hay un primer paso, pero luego eso hay que armonizarlo, y para tocarlo en la banda hay que instrumentarlo.
Supone una labor muy minuciosa, porque tienes que instrumentarlo para un grupo de cuarenta o cincuenta músicos, con lo que hay que escribir flautas, clarinetes, saxofones, trompetas, trombones… de todo. Primero armonizarlo y luego instrumentarlo, asignando a cada músico lo que tiene que tocar.
Parece un trabajo hercúleo.
PST – No era mi primera experiencia, afortunadamente. He hecho 188 himnos de pueblos, de fiestas, religiosos, de comparsas, marchas moras y cristianas especialmente para Paterna, pasodobles, himnos deportivos…
¿Pensáis que esa relación vuestra tan cercana ha sido importante para confeccionar un himno como este?
RGG – Sí, porque teníamos la suficiente confianza el uno en el otro para comunicarnos cosas. Yo podía ver algo que le ayudara, que eran pocas cosas, porque él es el maestro, sabía perfectamente lo que tenía que hacer, pero siempre nos podíamos comunicar con total sinceridad, y eso se nota.
¿Qué sentís cuando vais al campo, suena el himno y lo canta la afición?
PST – Es una sensación maravillosa, y si lo oyes en Madrid, más aún. Yo iba cuando estaba allí y venía el Valencia; siempre había algún valenciano que había ido por allí y lo cantaba, me unía a él y le decía: Vamos a cantar los dos. Cuando estás fuera es cuando más notas ese apego, esa emoción, digamos.
RGG – Es gracioso, porque a veces estás con gente que te conoce de toda la vida y no sabe que lo has hecho tú, que has colaborado con la letra, y cuando lo dices se creen que estás de broma y has de convencerlo de que es cierto.
«Cuando lo oyes en el estadio sientes que es algo que pertenece a todos» R. Gimeno
Dime qué virtud ensalzaría Pablo Sánchez de Ramón Gimeno.
PST – Ramón es un amigo con el que he crecido, un enamorado de la cultura y todo un artista. No digo ya escribiendo, que también, sino en su faceta artística, en la que es uno de los mayores exponentes de Paterna como autor y estudioso de la cerámica, pura tradición valenciana y paternera.
¿Y qué dice Ramón Gimeno de Pablo Sánchez?
RGG – En Paterna ha habido muchos directores de música, afortunadamente, pero sin duda, por el peso que ha tenido y por las bandas que ha dirigido, Pablo Sánchez Torrella es el número uno.
No es un momento bueno para el Valencia CF. ¿Cómo os sentís?
RGG – Creo que el equipo está fallando, pero esto viene provocado por otras personas que no están haciendo lo que debían, porque no sienten verdaderamente la valencianía que se requiere para estar en este club.
Además, no hacen caso a los de aquí ni parece que les interese demasiado. Creo que deben preocuparse más por el club para que siga siendo importante. El dinero no lo hace todo, y se necesita corazón. El Valencia CF no puede ser un negocio. Esperemos que las cosas cambien pronto.
PST – Se requiere otra forma de entender el club. Eso es imposible viviendo a diez mil kilómetros de Valencia. Es una pena que el club se haya convertido en un negocio que se pueda comprar o vender. Y de eso no tiene la culpa el actual presidente, creo que muchos directivos se equivocaron y ahora estamos pagando esos errores. Después de Arturo Tuzón han pasado varios que son responsables de lo que hoy está sucediendo.
¿Algún mensaje que queráis enviar?
RGG – ¡Pues… ‘Amunt València’! Que hay que seguir peleando y compitiendo, tanto los jugadores como los aficionados. Todos los que puedan hacer algo tienen que apoyar.
PST – Necesitamos jugadores que sientan por este club lo mismo que sus aficionados. Hace falta sentir el club en el corazón. Hoy prima demasiado la parte económica y el negocio. Esperamos que se revierta la situación y salgamos adelante.