Entrevista > Teresa Marín / Psicóloga (Orihuela, 8-febrero-1975)
Si los 80’s y 90’s se caracterizaron por el machismo, habitual en gran parte de los hogares, desde hace ya varios años hablamos de relaciones tóxicas. Se dan en muchas parejas, como nos detallará la psicóloga Teresa Marín, “pero también en otros ámbitos, como el laboral, familiar, entre amigos o vecinos…”.
¿Sabemos cuándo estamos en una relación tóxica? ¿cómo detectarla?, o incluso, ¿de qué forma salir de ella? Marín, con una amplísima experiencia -igualmente formadora- responderá a todas esas preguntas, asimismo cómo afecta a los hijos, los grandes perjudicados si se les utiliza, y cuál es su reacción.
Asimismo, la llegada de las redes sociales, sobre 2006 -fecha de introducción de Facebook en España- ha acentuado la intromisión en la intimidad del otro y multiplicado el número de infidelidades, con graves consecuencias: más separaciones, menor natalidad, adolescentes sin referentes…
¿Qué es una relación tóxica?
De la misma forma que nuestro estómago no soporta cosas que no se pueden digerir, nuestra mente no puede aceptar situaciones que le parecen irrespetuosas, carente de los valores que nos merecemos.
Sí es cierto que lo que es tóxico para unas personas quizás no lo es para otras, e incluso con nosotros mismos podemos tener relaciones tóxicas. Se da cuando uno no se respeta o boicotea aquello que le da seguridad, felicidad o placer.
¿Hasta qué punto se manipula?
A las parejas siempre les digo que si el otro tiene un as bajo la manga cuenta con más poder, es decir, te manipula. Las relaciones de parejas son como un puzle, debe encajar perfecto y para yo manipularte, tú debes ser manipulable.
¿Es fácil salir de una relación tóxica?
Lo realmente complicado es darte cuenta que debes salir, ser consciente que uno está inmerso en ella: una relación tóxica es como un pulpo que posee muchos tentáculos. Te manipula, inicialmente de una forma muy sutil, hasta que ciertas actitudes pasan a ser normales, sin serlo.
Muchos pacientes me dicen aquello de le doy las contraseñas de mi móvil porque le quiero. No, se las das porque te chantajea y manipula, y en el caso que no se las proporciones habrá una consecuencia nefasta para ti.
«Nuestra mente no puede aceptar cosas que le parecen irrespetuosas, carente de los valores que merecemos»
¿Los móviles han creado todavía más toxicidad?
Provocan muchísima impulsividad y un aumento brutal de dopamina. Lo necesito, aseguran muchos. Además, mirar el móvil del otro es síntoma de baja autoestima, que lleva a la inseguridad y los celos.
Eso provoca que desees que tener control sobre la otra persona. Lo correcto sería lo contrario: si yo te quiero, confío en ti, no necesito mirarte el móvil.
¿Suelen ser más tóxicas ellas o ellos?
¿Son los patrones iguales? No. En la mujer son más sutiles, mientras en los hombres suelen ser más agresivos, por una cuestión hormonal, la testosterona que aparece frente a la pérdida de control. Pero al final es un bicho que te pica, da igual el camino.
A veces ambos son tóxicos, como comprobamos en terapia y después lo hablo con compañeros en congresos. Eso se da principalmente entre los jóvenes, capaces de ser infieles continuamente, y perdonarse poco después. Él me engañó y se la devolví, argumentan, y al revés.
¿Es como una batalla entre ellos?
Que me sorprende muchísimo, porque no veo la necesidad de estar juntos, haciéndose daño uno al otro. La toxicidad la sobrellevan porque además hay culpa.
Esto no pasaba antaño, pues la educación que recibíamos era otra, se basaba mucho más en el respeto propio. Ahora todo se fundamenta en el egoísmo, la competitividad, con chantajes constantes, ¡por ambas partes!
«Los móviles provocan grandes dosis de ansiedad y una alta dopamina, muchos no pueden vivir sin él»
Muy común es que los tóxicos niegan serlo.
¡No lo reconocen jamás! El apego es la primera forma de relacionarnos con una figura emocional, iniciada de los cero a los tres años. Si nuestro apego es seguro, en la edad adulta establecemos vínculos positivos (seguros).
Sin embargo, si hemos recibido otro tipo de apego -equivocado por nuestros referentes- se genera ansiedad y un miedo terrible al abandono. Ese pavor normalmente persiste en la edad adulta y han aprendido a ‘querer’ manipulando, chantajeando.
¿Muchas veces todo procede de la infancia?
Claro, la relación de pareja es algo que construimos, del mismo modo que desarrollas tus gustos culinarios, creencias. El refranero popular indica que el que más te quiere te hará sufrir o la letra con sangre entra, frases a las que se agarran aquellos con una menor formación. Se equivocan, porque el que te quiere, te respetará siempre.
Una persona puede ser tóxica en una relación y no en la siguiente, quizás porque ha encontrado a alguien que no se deja manipular. Pero lo intentará, una y otra vez. El maridaje perfecto es la unión del que manipula con el que se deja manipular.
¿Cómo detectamos que una persona es tóxica?
Algunas jamás se descubren. Tenemos el caso de una mujer que ha sido criada bajo los patrones machistas y se casa con un marido que también lo es: entiende que lo que vive es lo normal, no ha conocido otra cosa y en ciertas etnias eso es lo habitual.
Se pueden detectar de varias formas. Debido a que la toxicidad cada vez es mayor -y en escalada-, se acaba introduciendo en todo tu círculo familiar, de amistades; en las víctimas aparece la ansiedad, primer síntoma de que la libertad está coartada.
«En ocasiones ambos miembros de una pareja son tóxicos, visible sobre todo en los más jóvenes»
¿Qué características presentan estas personas?
Suelen ser narcisistas, histriónicos, les encanta aparentar, y en muchos casos tienen un alto nivel intelectual. Entonces, si son inteligentes, esa toxicidad -que no deja de ser un maltrato- es mucho peor.
Ponnos ejemplos.
Una alta ejecutiva, sumamente tóxica, a su marido le puede decir, tú verás, pero mi experiencia me dice que te vas a equivocar. Él, confiado, también por el cargo que ocupa su pareja, piensa debe tener razón, seguro.
Por parte de ella lo correcto sería puedes probar esto, y si no funciona, otra cosa. Le ayuda, pero dejándole su capacidad de decisión, su libertad.
Si ven perder la relación, ¿son capaces de todo?
Como me gusta decir, hincan el aguijón allí donde más duele. Son capaces incluso de pegar o empujar, en un momento de ira, pero no se quedan en la humillación: también escupen, chillan, todo va in crescendo. Al verlo todo perdido amenazan con matar o matarse.
El tóxico, en ocasiones cobarde, le agrede ¡con lo que yo te quiero, todo lo que he hecho por ti!, a lo que añade, ahora me mato y no podrás vivir con tu conciencia. Tuve una paciente cuya pareja se ahorcó y dejó la siguiente nota: para que nunca puedas vivir tranquila.
«El maridaje perfecto se produce cuando se une el que manipula con el que se deja manipular»
¿La toxicidad en las parejas afecta a los hijos?
Muchísimo. A nivel general actúan de dos formas, siendo la primera ignorar, no miro, no me toca, me centro en mis cosas, ya sea estudios, móvil o amigos. En otras ocasiones, lo que viven les sirve de aprendizaje, se vuelven tóxicos y se relacionan mediante sobornos o chantajes.
¿Llevándolo a clase?
Si los niños son pequeños, en edad escolar, estas situaciones son peligrosísimas, al aprender que lo normal en una pareja es la violencia que ejercen sus progenitores, entre sí.
Oyen frases del tipo ¡desgraciado, que no trabajas! o ¡imbécil, soy yo el que te mantengo! Todo esto lo interiorizan y puede ser desastroso.
¿Normalmente los padres les utilizan?
En psicología jurídica decimos que se instrumentaliza a los hijos para hacer daño a la otra persona. ¡Ya lo creo si se utiliza!, pero tanto los hombres como las mujeres. Se les ve como un bien material, que yo tengo y lo voy a emplear para fastidiarte todo lo que pueda.
«Muchos hijos lo viven como un aprendizaje: se vuelven tóxicos y se relacionan mediante sobornos»
¿Cuál es el daño que puede sufrir el menor?
Si se coge a los hijos como moneda de cambio el dolor que sienten los pequeños es amplísimo. Tienen una fuerte controversia de valores -no saben qué está bien y qué no-, problemas de lealtad que le va a acompañar toda la vida.
Piensan que su papá es bueno, pero no paran de recibir señales o comentarios contrarios en la casa de la madre, y viceversa. Cuando sufren el despecho de los padres, que por otro lado es la emoción más peligrosa que hay, tienen unos cuadros terribles de ansiedad.
Es gravísimo, Teresa.
Muchas veces generan bipolaridad, no reconocen quién es bueno o no, y son incapaces de formar su propio criterio. Les afectará posiblemente el resto de su vida, en todos los sentidos, laboral, sentimental, amigos…
¿Todo empeoró con la aparición de las redes sociales?
A niveles estratosféricos. Es muy común que una pareja esté junta en el sofá y uno de ellos esté flirteando con otra persona por WhatsApp, Instagram o cualquier red social.
Son comportamientos tóxicos para la propia persona. Fantasear es humano y las redes han dado aire a esas fantasías. Chateo contigo y, como no nos vemos, te digo que estoy muy buena, simpática, una fiera en la cama… pero quizás en mi vida real me siento pequeña o insignificante.
Las claves en la pareja real, la comunicación y la confianza, han desaparecido y se construye sobre barro, no tiene solidez.
«Clave en una pareja es la comunicación y la confianza; si se pierde se construye sobre barro, sin solidez»
¿Qué buscas en las terapias de pareja?
Nos focalizamos en el malestar y la responsabilidad del mismo. A veces la relación está muy desigual y uno de los miembros es el que genera ese problema, sufriéndolo el otro.
En otros casos, para ambos la relación está muy rota, con una notable toxicidad, y debemos comenzar a quitar capas de cebolla. Al final quizás descubrimos que ni siquiera se quieren, por eso no se respetan.
¿Tantas separaciones tendrá consecuencias?
Menor natalidad, mayor tasa de abortos -pues esas relaciones sexuales son de riesgo-, ITS (infecciones de transmisión sexual), una sociedad más ansiosa, en la que se van perdiendo los valores. En fin, una sociedad enferma, por eso el auge de los psicólogos.
¿Somos la peor sociedad de la historia?
No lo puedo decir, porque de la misma forma que hay personas tóxicas hay muchísima más gente buena, que persigue el bien del prójimo y ayudar en todo momento. Saben respetarse y quererse como deben.