Entrevista > Manuel Solbes Arjona / Artista (Alcoy, 1-marzo-1945)
Manuel Solbes Arjona es mucho más que un pintor, porque se desenvuelve con maestría en interpretación, música -canto y piano- y escritura. Los más cercanos le califican de genio incomprendido, y razones tienen para ello.
A lo largo de su singular vida, repartida en unas veinte ciudades y algo menos de treinta casas, no ha dejado de pintar, “por necesidad, como si fuera el tonto del pincel: allí donde esté sigo pintando”.
El resultado a tanto trabajo son más de 4.000 cuadros realizados, la mayoría en estilo abstracto, el que le define, como se relata en el libro ‘La cadira de l’artista indòmit’, de Ester Vizcarra.
¿Cómo se inicia en el arte?
En parte de mi familia, los Arjona, donde había músicos, pintores e inventores. A mi abuela la nombraron maestra en Alcoy y aquí crecí, iniciándome primero como pintor en la Escuela de Bellas Artes.
Mi primer profesor fue Rafael Aracil, pero apenas aprendí nada, porque la figuración jamás me interesó. Me permitió, eso sí, entrar a formar parte de un grupo de artistas –jóvenes autodidactas- que jamás se ha vuelto a repetir en la ciudad.
¿De qué modo fue evolucionando?
Me examiné en València, aprobando a la primera y me dieron una beca que rechacé. Seguidamente me trasladé a Madrid, Barcelona, Las Palmas, Venecia, Nueva York… Seguía el camino del arte, soportando las consecuencias, es decir, soy artista a día completo, no he trabajado en otra cosa ni tengo concepto de la obediencia.
«En mi juventud formé parte de un grupo de artistas, autodidactas, que no se ha vuelto a repetir en Alcoy»
¿Creer en Alcoy fue clave?
Para nada, la determinación ya la llevaba yo, como artista nato. Sí lo fue la confluencia con toda esa gente, mucho más que las enseñanzas recibidas en Alcoy o València. Reconozco que no me gusta estudiar, solo tengo la aptitud creativa.
¿Cuál es su estilo?
Abstracto. Me baso en los colores, mucho más que en la imagen: cada uno tiene su forma de actuar frente a un lienzo. Desde siempre mi vida ha estado enfocada al arte, desde música o pintura. Asimismo, escribo, recito poemas y tengo un grupo llamado ‘Sinesthesiax’.
¿Su arte es comprendido?
Depende el lugar, porque el siglo XX pasó por Alcoy sin dejar rastro, artísticamente hablando. Después, la pintura académica decantó en una comercial: la mirada a través de la figuración y la imagen, variantes del concepto mimético, muy alejado de mí.
También sé hacer pinturas figurativas, y muy bien. Lo he tenido que hacer en momentos de precariedad económica, pero me desagrada.
«El arte es mucho más valorado por los extranjeros, te tratan desde el primer momento como un artista»
¿Lo es mucho más por los extranjeros?
Sí, se nota nada más verlos entrar en un estudio o exposición. El mero hecho de tener una conversación aprecias que te ven como un artista, no a un cualquiera.
¿El vivir en tantos lugares ayuda a inspirarse mejor?
La palabra inspiración no pertenece al profesional. Es preferible trabajar y trabajar, aunque es verdad que hay años que he estado más libre, suelto y abierto, así como otros son más oscuros. Desde que regresé de Venecia, en los años 90, apenas he viajado y únicamente me he dedicado a pintar.
Háblenos de su etapa veneciana.
La compartí en un principio con la canaria. El invierno lo pasaba en las islas, pues en Venecia el frío es terrible. Finalmente me trasladé a la ciudad de los canales, donde pasé unos años, hasta que me di cuenta lo desagradable que es la continua invasión de turistas.
Mis amigos de allí me decían “en su momento fuimos señores y ahora somos gondoleros de segunda categoría”, con todo a unos precios abusivos. Allí jamás tuve intimidad.
«La palabra inspiración no pertenece al profesional, siempre es preferible trabajar y trabajar»
¿Tan complicado es ser artista en España?
Por supuesto, excepto que estés en una situación privilegiada. En la capa media de los artistas, donde me ubico, es muy difícil, más aún en una ciudad de provincias como Alcoy, donde es muy complicado subir en el escalafón.
Repito que mi estilo es el abstracto y cuando tengo que hacer pinturas figurativas durante quince días seguidos me entristezco, no lo asimilo, pese a que debo hacerlo.
¿Cómo es Alcoy para usted?
El aire que respiramos posee una energía que se llama íbera. La ciudad en sí misma es creativa, no los monumentos o su entorno, sino el interés o la conducta, bastante más evolucionada que otras. A día de hoy me siento muy a gusto en Alcoy.
¿Cuál es su momento artístico preferido?
La Prehistoria es de gran belleza, sin nadie que les enseñara. A continuación, hay otros, como el Gótico, el Románico… hasta llegar al Expresionismo, donde se desarrolló el sentimiento abstracto.