Entrevista > Begoña Tenés / Actriz y directora de teatro (Petrer, 6-julio-1971)
Begoña Tenés tenía una vida relativamente acomodada, con un trabajo solvente y que le agradaba, aunque algo “me faltaba”. Con veintinueve años decidió dar un giro de 180 grados para dedicarse de lleno a su pasión, el teatro profesional.
Desde ese instante han pasado más de dos décadas y podemos decir que acertó, pues además de una grandísima actriz, la madurez y sapiencia le ha permitido enseñar y dirigir, funciones con las que disfruta enormemente.
Entre sus últimos trabajos, asumir la dirección de ‘Arniches, maestro de la zarzuela’, obra escrita por Octavio J. Peidró centrada en la figura del dramaturgo alicantino. “El estreno fue un éxito absoluto”, expresa.
Tu amor por el teatro, ¿de dónde procede?
Realmente lo mamé en casa porque mis padres hacían teatro, y pienso que era un destino inevitable para mí. Empecé en el cole, un sainete con apenas nueve años, y en ese periodo escribí una obra, obviamente muy básica, en la que representaba el papel principal, faltaría menos (ríe).
«En el teatro se comparten intimidades, emociones… y yo lo vivo todo con una pasión desbordante»
¿Cuáles fueron tus siguientes pasos?
Sucedieron muchas cosas: entre ellas, mi juego favorito de niña era encerrarme y leer en voz alta poemas, teatro o lo que fuera. Ya interpretaba en esos momentos, pues era amante de la palabra dicha, también de la escrita; comunicar, en definitiva.
Me incorporé a la compañía amateur El Arenal, donde estaban mis padres, y a los catorce años debuté con un pequeñísimo papel en ‘La casa de Bernarda Alba’. Durante los posteriores quince años entendí que mi vida iba por otro lado, trabajando en una asesoría.
Pero el teatro continuaba tirando de ti.
Exacto, y cada vez requería más tiempo y energía. Mi trabajo me gustaba, pero realmente era feliz haciendo teatro. Dejé entonces mi profesión y marché a Madrid, en una apuesta sumamente arriesgada.
Me sentí muy respaldada por mi familia y pareja de ese momento. Ahí empezó todo y pasó de ser una idea fantasiosa a hacerse realidad en muy poco tiempo.
¿En quién comenzaste a fijarte?
Iba a verlo todo, siendo aquello alternativo lo que más me llamaba la atención. Estudié en una escuela que disponía además de una pequeña sala de teatro y, al ser socia de la misma, contaba con descuentos en las demás.
También visionaba lo que se hacía en el Centro Dramático Nacional o la Compañía Nacional de Teatro Clásico. A lo largo de muchos años iba todos los días al teatro, a excepción de los lunes.
«Dirigir fue una consecuencia de la docencia y ahora me siento como pez en el agua, disfruto mucho»
Allí te hiciste actriz. ¿De qué tipo?
Una se hace actriz de todo, pese a que mi formación específica fue la de arte dramático y doblaje. Sin duda, lo mío era la palabra y estaba todo relacionado.
El teatro engancha porque genera una gran cantidad de adrenalina y dopamina, ¡brutal! Se crean unos vínculos muy especiales al vivir todo de una manera mucho más intensa. Asimismo, se comparten intimidades, emociones… y yo lo siento con una pasión desbordante.
¿Es infinitamente más frío el audiovisual?
Sin duda, pero debo decir que tampoco he explorado mucho era faceta. En teatro hay otra manera de trabajar: la adrenalina del directo, el aquí y ahora, porque todo lo que sucede no tiene marcha atrás.
¿Por qué empezaste a dirigir?
Fue una consecuencia de la docencia. Comencé en un taller de teatro, en la Concejalía de Juventud de Elda, pasando seguidamente al municipal de Petrer, que gestiono todavía hoy. También dirijo una de las aulas de teatro de la Universidad de Alicante.
En esos cursos siempre tienes que dirigir, porque al final de curso hay que montar una obra o muestra teatral. Fui encontrando un hueco, formándome y me siento como pez en el agua, disfruto mucho.
«Estoy trabajando ahora en ‘La casa de Bernarda Alba’, obra que tenía pendiente desde hace cuarenta años»
¿Más incluso que interpretando?
Por igual, y dependiendo el momento. Sí es un disfrute diferente: ahora mismo prefiero dirigir, pero dentro de dos meses quizás cambio de opinión.
¿Cómo te llega el encargo de ‘Arniches, maestro de la zarzuela’?
A través de Octavio, que necesitaba una directora artística. Él ya conocía la obra, y fue el biznieto de Carlos Arniches quien le propuso hacer un homenaje al maestro en Alicante, su ciudad natal.
Se estrenó en el ADDA, el 28 de diciembre, con un sublime éxito y deseamos poder llevarlo a otros escenarios. La mayor dificultad fue que ese recinto no está del todo preparado para obras teatrales, pero lo solucionamos perfectamente.
¿En qué estás trabajando ahora?
Precisamente estoy dirigiendo ‘La casa de Bernarda Alba’, como sabemos un clásico que todos conocemos. No es nada original, pero es algo que tenía pendiente desde hace cuarenta años.