Entrevista > Borja Moreno / Médico forense (Elda, 27-agosto-1984)
La vida de Borja Moreno únicamente la podemos calificar como asombrosa. Su trabajo ya de por sí es llamativo, médico forense, pero además da clases, es influencer, un apasionado de los viajes -algunos realizados de modo singular- y cuenta con una ONG en Tanzania, acaba de escribir un libro…
Formado en la Universidad de Medicina de Badajoz, cursó un año en Madrid, otro en Florencia, y en sexto de carrera marchó becado a Nueva Zelanda, “para mejorar el inglés médico”. A su vuelta tenía claro su deseo de ser forense, comenzando no obstante como médico general en Elda.
“Fueron unos meses fantásticos”, rememora. Su siguiente destino fue Orihuela, antes de aprobar la oposición y desplazarse a Palma de Mallorca (Baleares) para ser durante una década jefe de la Unidad de Violencia de Género y Sexual. Ahora ocupa el puesto, “de un modo provisional”, de director del Instituto de Medicina Legal en Ceuta.
¿Por qué eliges esta disciplina?
Las razones son diversas. Por un lado, siempre me gustaron los videojuegos sangrientos, tipo ‘Resident Evil’, mientras a nivel profesional me atrae el estudio judicial de la muerte y de los casos violentos.
Dentro de la medicina forense hay una parte sumamente interesante, que es la de explicar lo que ha pasado, ya sea a un juez, un abogado o un tribunal. Fue la razón por la que asimismo me hice profesor universitario.
¿Cómo es exactamente tu trabajo?
Paso consulta en los juzgados, tanto a vivos -apreciando las heridas y lesiones de alguien a quien han pegado- como a muertos. En los primeros analizamos también el daño psiquiátrico de los agredidos sexuales o el estado mental de una persona que no estaba en sus plenas condiciones mentales cuando cometió un delito.
Además, estamos de guardia y durante la misma se nos llama para levantar cadáveres, hacer autopsias y tomar muestras en agresiones sexuales.
«Se nos solicita para levantar cadáveres, hacer autopsias o tomar muestras de agresiones sexuales»
¿Todo esto no te afecta?
¡Claro! Debemos tener vías de escape: siempre digo que los médicos forenses poseemos la llave de entrada al infierno. Bajamos de nueve a dos a ese funesto lugar, vemos a los que están sufriendo, subimos las escaleras y cerramos de nuevo.
Lo más duro es cuando son casos de niños que han padecido agresiones por parte de un adulto. Mi forma de ‘olvidarme’ es por medio de la meditación, las reflexiones, el yoga y ahora las redes sociales, donde disfruto evadiéndome. La clave es normalizar la profesión, aunque muchas veces no es fácil.
¿Tu decisión es clave para encerrar o no al acusado?
De nosotros depende muchas veces si una muerte es violenta o no, si ha habido homicidio o la gravedad de las lesiones. Igualmente se puede no entrar en prisión por lo que diga un forense, si estima que esa persona no tenía la suficiente capacidad mental para entender lo que estaba pasando.
«De nosotros depende si una muerte es violenta o no, si ha habido homicidio o la gravedad de las lesiones»
¿Qué sucedió en Moros y Cristianos de 2023?
Falleció de forma natural un señor de setenta y dos años -muy conocido en nuestra localidad- al inicio del desfile. No querían levantar el cadáver al haber muerto repentinamente, me llamaron de la Junta Central de Comparsas y fue el juez de guardia el que autorizó que lo hiciera. Se pudo celebrar el desfile infantil, con retraso obviamente.
El hacerte influencer ¿cuándo comenzó?
Hace unos años daba mi opinión en las redes, y todo ‘explotó’ al explicar cómo afecta mentalmente a un médico forense este duro trabajo, subiendo por ejemplo videos de los objetos que empleamos en una autopsia.
La gente se volvió loquísima, preguntándome -tras un post que publiqué sobre el caso Daniel Sancho-, por qué me gusta empatizar con la muerte, circunstancia que va a suceder sí o sí. A los familiares les digo a menudo que “cuando un corazón se rompe, se parte, se debe llorar”.
«África te acerca a la vida, al origen del ser humano: te dan continuamente lecciones de vida»
¿También hablas de tus viajes?
Me fascina conocer mundo. Lo más épico fue, en mi luna de miel, recorrer en transporte público toda África, ¡desde El Cairo hasta Ciudad del Cabo! No temimos por nuestra integridad y nos gusta tanto ese continente que lo tenemos tatuado.
Sin duda, África tiene un componente que te acerca a la vida, al origen del ser humano: te dan continuamente lecciones de vida, volviéndote con el alma transparente y limpia. Allí solo faltan oportunidades, y quizás por eso creamos la ONG Tatu Project.
¿En qué consiste?
Tatu es tres en suajili, nuestros tres pilares: turismo sostenible, empoderamiento de la mujer y la salud. Ahora lo hemos ampliado a siete objetivos, como son la reparación de bicicletas para la comunidad rural, la construcción de tres pozos, compresas para un solo uso…