La Paula Braguinsky adolescente (Carlet, València, 28-abril-1994) tenía claro que no iba a dedicarse a la interpretación, pese a que sus padres (Lola Moltó y Diego Braguinsky) son dos consumados actores. “Veía lo que trabajaban y, aunque me interesaba lo artístico (pintar o cantar), ser actriz me parecía algo sumamente exigente y sacrificado”, confiesa.
Sin embargo, los años fueron desarrollando su esencia interior y clave resultó un viaje a Avilés poco antes de iniciar la universidad, con 17 años. En tierras asturianas presenció ‘Richard III’, de la Royal Shakespeare Academy, obra majestuosa con Kevin Spacey en el papel protagónico.
“Esa función, de la que salí abrumada y emocionada, provocó un cambio radical en mi vida”, reconoce. Ahora disfrutamos de ella en numerosos escenarios, porque como le gusta repetir, “me encanta todo, ya sea teatro, cine o series, y nunca digo que no”.
¿Tus padres querían que siguieras sus pasos?
Siempre dejaron que escogiera mi camino, intentando, por otro lado, protegerme un poco de este mundo. Ahora me doy cuenta de la cantidad de herramientas que necesitas para enfrentarte a ciertas cosas, como la frustración ante un casting que te rechacen o el trato, a veces, que he recibido.
¿Qué aprendiste de ellos?
Me han dado lecciones muy valiosas. Cuando les comenté que quería dedicarme a la actuación quisieron saber por qué, pues si mi deseo estaba en la fama y el dinero por ahí era muy poco probable.
Eso que les pasa a algunos actores, que hacen un casting y les cogen para la serie de su vida, sucede muy poco. Es una carrera de fondo, en el que debes estar preparada tanto para el sí como para el no; por eso es importante continuar formándote, creando tus propios espacios.
«Mi profesión es una carrera de fondo, en la que debes estar preparada tanto para el sí como para el no»
Pronto asumiste tu responsabilidad.
¡Me encanta aprender y cada vez tener más técnicas! Estar sana, en forma -física y mentalmente-, para aguantar las funciones o la exigencia de un rodaje. ‘L’Alqueria’, ya lo he dicho en múltiples ocasiones, es como hacer una ‘mili’ de la interpretación (ríe).
En la Escuela Superior de Arte Dramático de València, donde estudié, pronto comprendí que se alejaba de la realidad, también porque muchos profesores carecen de experiencia. Con todo respeto, ¿cómo nos van a enseñar si no han hecho una obra de teatro o han grabado una película?
¿Cuáles son tus trabajos más relevantes?
Mi primera función fue ‘Nadal a casa dels Cupiello’, en el Teatre Micalet. Seguidamente he hecho muchas más, como ‘Maror’, junto a Sergio Caballero; aunque si tuviera que escoger una sería ‘Burundanga’, sin duda la obra en la que más he crecido.
La realizamos en la postpandemia, con entrada reducida, en el ‘Olympia’… Todo era sumamente extraño, pero aprendí muchísimo, con unos compañeros tan maravillosos como Rebeca Valls. Me dio un gran control de las tablas.
«¿Cómo nos van a enseñar profesores que no han hecho ni una obra de teatro o grabado una película?»
¿Podrías escoger entre teatro y audiovisual?
Depende de tantos factores… el primero tu momento vital, pero también de la obra. No obstante, ahora mismo no le digo no a nada, a no ser que sea algo muy contrario a mis principios. ¡Hago de todo: cine, televisión, teatro…!
Asimismo, para cada disciplina hay una técnica y me fascina experimentar en cada escenario hasta dónde puedo llegar, ¡me lo tomo como un reto!
Dinos la mayor diferencia entre ambos.
El audiovisual normalmente tiene mucha más repercusión. Frente a la cámara grabas y ya está: es más fugaz, porque a continuación viene la posproducción. Mientras sobre un escenario haces un viaje y tienes un mayor compromiso. Es más artesanal.
Todo me ha permitido evolucionar como actriz. ¡Ojalá dentro de diez años sea mucho mejor que ahora!
«Los proyectos los disfruto al máximo, dándolo todo, porque no sé cuándo se repetirá»
¿Por qué el vuestro es el mejor trabajo del mundo?
No estoy del todo de acuerdo, aunque sí es muy vocacional. Por eso he decidido que cuando estoy en un proyecto lo disfruto al máximo, dándolo todo, porque no sé cuándo se repetirá. La actuación implica muchas caras y te debes hacer una persona muy fuerte, trabajando mucho tu autoestima.
Como dijo con razón Eduard Fernández, muchas veces lo más complicado es sacarse el personaje que llevamos. Resulta básico ser sincero con uno mismo, reconocer qué te hace daño, por qué, la frustración de dónde procede, porque en muchas ocasiones simplemente no encajas en el perfil que buscan.
¿Te vamos a seguir viendo en ‘L’Alqueria Blanca’?
Me gustaría, pero no se sabe, porque Isabel, mi personaje, se ha enamorado de Xavi (Nelo Gómez) y tras una serie de acontecimientos han marchado a Miami.