Raúl Navarro es un actor carismático al que hemos visto en numerosas ficciones, como ‘Isabel’, ‘Hospital Central’, ‘Homicidios’ o ‘Tierra de lobos’. A nivel más local, más valenciano, nos deslumbró siendo Christopher Marlowe en ‘Un cercle en l’aigua’, uno de sus papeles más distinguidos.
Confiesa sentirse igualmente bien en teatro y audiovisual, “aunque cada uno tiene su propio lenguaje”. El primero es una pulsión en directo con el público, tras un trabajo elaborado en conjunto durante semanas, mientras en audiovisual eres un funambulista que se lanza al vacío ante la cámara, con una labor en casa. “En ambos me gusta jugar con mis personajes, no coartarme, me considero un actor técnico, pero mucho más instintivo”.
Siendo un chaval se pasaba todas las semanas por los multicines de L´Horta Sud, donde buscaba las películas menos comerciales. Cuando se instaló en València se convirtió en un asiduo de los míticos Cines D´Or, Albatros y Babel para ver producciones más independientes, las que conectaban con él.
Todavía conmocionado
Natural de Benetúser, uno de los epicentros de la DANA, reconoce que aún queda muchísimo por hacer. También admite que en ocasiones le cuesta dormir, “como a la mayoría de mis vecinos”.
Entre sus proyectos más inmediatos, ‘Pequeños calvarios’, una comedia negra, absurda y colorista dirigida por Javier Polo, director muy afín y al que agradece la oportunidad de contar “conmigo para un papel cómico, muy jugoso”.
Ya sobre el escenario lleva varios meses preparando un proyecto muy personal y artesano junto al autor valenciano Borja Navarro. Será ‘Monstro Bloody Mary’, obra de teatro que, partiendo de un balcón de un barrio periférico, explora las relaciones familiares.
¿Por qué decidiste ser actor?
Desde que era un chaval me apasionó el cine. Acudía a las salas con mi tío, y, más tarde, ‘secuestraba’ amigos el día del espectador o incluso iba solo. Veía la pantalla y pensaba “eso lo podría hacer yo”. Era fascinante: me enganchó por completo. El cine es un lugar de transformación, cuando termina la película algo en ti es diferente.
Te enamoraste de las películas.
Sin duda. Sentía atracción por el cine y, aunque el de mi pueblo era comercial, buscaba pelis que me aportaran más y, a veces, acertaba: ‘Casino’, ‘Martin Hache’, ‘American History X’, ‘El club de la lucha’, ‘As good as it gets’, ‘Transpotting’, ‘Fargo’, ‘Solas’…
¿Alguna película te marcó especialmente?
Muchas. ‘Pulp Fiction’, de Quentin Tarantino, me voló la cabeza. Esos diálogos, la banda sonora, su estructura no lineal y unos personajes inolvidables y contradictorios, como el sicario interpretado por Samuel L. Jackson que recita el discurso del Buen Pastor antes de ‘hacer su trabajo’. Me sedujo este director capaz de canalizar la violencia de un modo tan plástico y artístico.
«Siendo joven miraba la pantalla del cine y me maravillaba pensado ‘lo podría hacer yo’»
Has hecho teatro, cine, tv, ¿dónde te sientes más realizado?
Son dos lenguajes totalmente diferentes. En teatro estás creando algo muy sólido, durante semanas de ensayo junto a tus compañeros en una estructura conjunta para generar una obra sobre un escenario y ante un público. Conexión en escena y feedback al instante desde las butacas.
Es un espacio que, dentro de una estructura, te permite muchísima libertad de juego y expresión y en la que, en cada representación, buscas, sabiendo por dónde vas a pasar, que ese camino te sorprenda como si fuera la primera vez. Para mí, lo más importante en un actor es dejarse afectar por lo que sucede en cada momento.
Mientras en tv…
El cine o la televisión es un salto al vacío. Trabajas el personaje en casa y luego te lanzas al set, rodeado de un equipo enorme de profesionales apasionados, ¡y has de estar al nivel, en sintonía! Además, en el cine se rueda por partes y rara vez cronológicamente. Condicionado por todas las limitaciones que te puede imponer la luz, el tipo de plano o un racord.
Llegas con todo tu trabajo ‘preparado’ para abandonarlo al llegar al rodaje, confiando que esos ensayos en solitario han dejado un poso en ti y que, al escuchar ¡acción!, tu interpretación sea auténtica y sincera.
¿Cómo fue recibir el premio ‘Un futuro de cine’?
Muy agradecido que me reconozca un festival que hace tanto por el cine como es Cinema Jove, me hizo muchísima ilusión.
«Me impactó ‘Pulp fiction’, por los potentes diálogos, la banda sonora, los personajes…»
Háblanos de tu papel en ‘Un cercle en l’aigua’.
Marlowe es un personaje maravilloso, con tantas aristas, matices y contradicciones… Tan protagónico y potente, fue increíble jugarlo y un desafió enorme. El personaje me exigió mucho, pero fue un regalo.
Se trata de una pieza clave en una obra de artesanía, con un equipo super implicado que creó, sin descanso, un fascinante universo inglés y shakesperiano. Una historia de suspense, con una trama intrigante, llena de amor y secretos, en la que muchos descubrieron quién fue Christopher Marlowe, dramaturgo y espía al servicio de la reina de Inglaterra.
¿Te nutres de otros actores?
Siempre, te impregnas: el tempo de acción, cómo miran o lo que hacen con el texto. En eso me fijo mucho, en la cadencia al hablar, conjugando lo emocional con la forma, la técnica con el instinto para llegar al público, tocar la fibra mental o emocional del espectador por medio de tu trabajo.
¿Eres capaz de atreverte con cualquier personaje?
Soy entre valiente, osado y, a veces, algo inconsciente. Me gusta ‘meterle’ el diente a todo. No obstante, todos los actores sabemos qué personajes nos van mejor y cuáles están más alejados. A estos últimos tienes que dedicarles más tiempo y construirlos para que sean auténticos. Siempre empiezo buscando ‘su energía’.
«En teatro, lo más importante en un actor es dejarse aceptar por lo que sucede en ese momento»
¿Los propios castings son crueles?
Es un reflejo de nuestros tiempos: todo rápido. Para saber cómo es un actor se debería trabajar con él, pero el casting suele ser muy fugaz. Has estado cuatro días desarrollando el personaje y te presentas a un lugar para mostrar lo que has preparado, y aunque quieras priorizar la calma, se van a manifestar tus nervios. Conseguir un papel se convierte en una lotería.
Puede sentar mal.
¡Claro!, en tu casa al fontanero no le haces una prueba. Otra cosa es si quieren conocer actores nuevos, pero hemos llegado al punto que a veteranos con más de cuarenta años de experiencia también se les hacen casting. ¿Para qué? Es irrespetuoso.
Es igualmente muy incómodo, porque te están cuestionando y tienes que demostrar en dos minutos lo que puedes o no hacer, ¡con todos los factores que existen! También es una aberración que te llamen tres o cuatro veces para un ‘call-back’ (verte más veces para un mismo papel).
¿Qué sucede si no te cogen?
Depende de los profesionales que hayan llevado ese casting. Si no hay unos mínimos de darle valor a lo que hacemos, te genera inseguridad, malestar, molestia, es un sinsentido… Falta un poco de sensibilidad o que se profesionalice más y se paguen esos ‘call back’, por ejemplo. No se le da valor al trabajo o preparación que hay detrás, lo que cuesta construir un personaje, aprenderse un texto, investigar…
Es un proceso de ilusión, nervios y muchas más cosas. En ocasiones te encuentras que ni siquiera hay un actor dándote la réplica. ¡Sálvese quien pueda y quiera!
«Todos los actores sabemos qué personajes nos van mejor y cuáles no y esos debemos construirlos más»
¿En la Comunitat Valenciana se puede vivir de la actuación?
Es complicado. Como actor tienes que ser consciente que vas a hacer otras cosas, como doblar, dar cursos, escribir, dirigir, producir o empleos paralelos. De ahí el chiste cruel de “¿Qué le dice un actor que trabaja a otro que está en paro?… ¿Qué te pongo?” (ríe).
En València no disponemos de una industria suficiente para que los actores estén en continuo trabajo. Nuestra tranquilidad llega con la continuidad, aunque sean trabajos breves, enlazar uno con otros, y lamentablemente no hay labor o premio que te la asegure.
¿Estáis bien valorados?
No está reconocida la actuación como un trabajo de valor, a no ser que aparezcas todos los días en televisión. Los profesionales un día realizamos tv o cine, al siguiente teatro y más adelante presentamos una gala, oficiamos una boda o hacemos publicidad. Nuestras habilidades pueden ponerse al servicio de muchos aspectos, pero en general la profesión sigue sin estar valorada.
¿En qué estás focalizado?
Aparte de la reconstrucción de nuestros pueblos y regresar a la normalidad, en las próximas semanas se estrenará ‘Pequeños calvarios’, largometraje de Javier Polo, director que aportará mucho, junto a su hermano Guillermo. Estoy muy satisfecho con este papel y que Javier haya contado conmigo -sin pasar por un casting incomodo- para un personaje cómico.
En 2025 también se estrenará un proyecto teatral en el que estoy volcado con Borja Navarro y que viene cocinándose a fuego lento, ‘Monstro Bloody Mary’. Es un viaje emocional que a todos nos afecta, la relación padres-hijos y la huella que nos deja.