Entrevista > Juan Lallemand / Regatista (Altea, 26-septiembre-1996)
Juan y Thierry Lallemand son padre e hijo. Hasta ahí, nada extraordinario. Ambos comparten una misma pasión. De nuevo, nada que los diferencia de tantos otros padres e hijos. Su pasión común es el mar y la navegación a vela. En realidad, como muchos otros. Lo que sí que los diferencia de la mayoría es que ellos han ganado ya tres veces las 200 millas a 2 de Altea, la regata invernal más complicada del Mediterráneo.
Dos de esas victorias, las de 2024 y 2025, han llegado de manera consecutiva y eso coloca a este dúo alteano en todas las quinielas de favoritos de cara al Campeonato de Europa que, coincidiendo con el 40º aniversario de la regata, se pondrá en juego en 2026.
¿Qué hay que tener para hacer eso de subirte a un barco y afrontar una regata como las 200 millas a 2 de Altea?, ¿un puntito de locura, pasión por el mar y por la vela un poco por encima de la media o un poco de todo?
La verdad es que lo primero que hay que tener es muchas ganas, porque pasas frío y si la meteo no acompaña, la verdad es que se puede complicar un poco. Pero bueno, creo que es más un tema de pasión.
Además, aunque es cierto que no ha sido la más dura, la edición de este año no disfrutó, precisamente, de buen tiempo.
Bueno, era una climatología un poco variable, había muchos cambios. Como dices, no ha sido una navegación de verano con sol y 15 nuditos, la verdad, pero tampoco ha sido la peor que hemos hecho.
A la hora de disfrutar de una regata, ¿disfrutas más las malas condiciones y llevarte a ti y al barco al límite o algo más veraniego?
Lo que realmente es divertido para nosotros es que haya siempre un poco de viento. Pero si se pudiera encontrar un punto intermedio, creo que lo ideal sería tener 20 nuditos y un poco de sol. Eso sería lo perfecto para nosotros.
¿Qué tienen las 200 millas a 2 de Altea para que les tengáis tan cogida la medida? Lo digo porque esta ha sido vuestra segunda victoria consecutiva y la tercera en el cómputo global.
Creo que aparte de que jugamos en casa, en esta regata, tenemos cogidos un poco los tiempos de cuándo tenemos que apretar un poco más y cuándo tenemos que ser un poco más conservadores. Esto es lo que nos está ayudando.
Al final, conocemos la regata, conocemos el formato y conocemos la bahía y las aguas en las que navegamos. Entonces, todo esto son puntos a favor.
«Nuestra gran ventaja en las 200 millas a 2 de Altea es que jugamos en casa»
Puedo entender eso que dices cuando nos ceñimos a la bahía y a las aguas más costeras y cercanas a Altea, pero ¿cómo se explica eso de ‘jugar en casa’ cuando ya se sale a mar abierto?
Es que ese factor de ‘jugar en casa’ puede tener incluso más peso, no sé si decirlo así, que en otros deportes. Ten en cuenta que dependemos mucho de la meteo y muchas veces se ve afectada por la zona en la que estás navegando.
Nosotros, por ejemplo, sabemos que los puntos críticos de esta regata son el paso de las islas y la llegada a la bahía de Altea y también sabemos que tiene ciertos fenómenos que suelen ser bastante repetitivos, por así decirlo. Entonces, claro, esto a nosotros nos ayuda mucho. Jugar en casa, también es saber por dónde tienes que entrar y por dónde no en nuestra bahía en la parte final de la prueba. Eso es algo importantísimo.
Vuestro barco se llama Guaguanco 4. ¿Tiene algún significado la palabra?
Realmente es Guaguancó, pero en su día no le pusimos la tilde. Es un ritmo de música cubano que escuchaban mis padres cuando eran más jóvenes y que les gustaba mucho. Entonces, de ahí nació el nombre.
Hablas de tus padres y, precisamente, la regata la afrontaste con tu padre. Esa confianza que existe entre ambos, ¿hace que una regata como esta sea más fácil o más complicada que con un compañero con el que no tengas ese tipo de relación?
A ver, a veces es verdad que en momentos de nervios la comunicación puede complicarse un poco por un tema de confianza. Eso puede ser, sí. Al final, somos padre e hijo y supongo que todos los padres e hijos, en algún momento de la vida, hemos tenido que pelear.
En cualquier caso, creo que tiene más puntos a favor que en contra, la verdad. En mi caso, además, mi padre es mi compañero desde que he empezado a navegar. Para mí, es como si no hubiese tenido otro compañero. Es la persona con la que navego desde hace 20 años.
«El nombre del barco viene de un ritmo de música cubana que les gustaba a mis padres»
¿Quién es el patrón?
En estas regatas es difícil decir quién es el patrón y quién es el tripulante, porque al final nos turnamos mucho los puestos. Hay que descansar, hay que comer… Nuestro método de navegación más habitual es que, cuando hay maniobras, mi padre lleva el barco y cuando no hay maniobras, nos intentamos turnar cada hora o cada hora y media para que no se queme uno solo.
Tu camino hacia este tipo de regatas, las regatas de cruceros, ¿empezó directamente en esta clase con tu padre o has hecho también vela ligera?
He hecho bastante vela ligera. Lo que pasa es que soy de esos chicos que han tenido la suerte desde muy pequeñito de hacerla y que su padre tenga un barco. Entonces, he podido llevar ambas modalidades un poco a la vez.
¿En cuál disfrutas más?
A mí siempre me ha atraído más el crucero, la verdad. De hecho, ahora mismo sólo navego en esta clase y es lo que más me gusta, sinceramente. Y este tipo de regatas largas y tripulación reducida, más todavía.
«Afrontar las regatas con mi padre como compañero tiene más puntos a favor que en contra, la verdad»
¿Cuál es la regata más larga que has afrontado?
La más larga fue una Vuelta a la Gomera que hice en 2018 o 2017. Esa prueba son 750 millas.
¿Has pasado miedo alguna vez encima de una embarcación, ya sea compitiendo o no?
Miedo, puede que sí, la verdad. Puede que haya habido momentos de mucha tensión que se podría llamar miedo.
¿Eso se tiene que entrenar antes para que no te domine el pánico y empieces a tomar decisiones que sean contraproducentes?
Sí, por supuesto. La psicología en un barco es una herramienta importantísima y es algo que se puede entrenar y preparar.
«Soy de esos chicos que desde muy pequeñito han tenido la suerte de hacer vela ligera y que su padre tenga un barco»
¿Cómo se hace?
Para mí, uno de los puntos más importantes, que igual no es un entrenamiento como tal, es la preparación psicológica. A mí me ayuda saber que tengo el barco bien preparado y saber cuáles son los puntos fuertes y los puntos débiles del barco.
Es decir, que si tú tienes un problema, puedes confiar en tu barco y saber que lo tienes todo preparado y todo bajo control. Esto al final te ayuda a estar tranquilo.
Si recibieses una oferta y pudieses elegir, Volvo, Vendée Globe, Sídney-Hobart… ¿cuál es la regata que te gustaría hacer algún día?
La Vendée Globe, sin duda.
¿Cuál es lo que te atrae de ella?
Para empezar, creo que es la más difícil y para mí la más atractiva, porque es compatible con todo tipo de navegación y eso me atrae muchísimo.
«La psicología en un barco es una herramienta que es importantísima y es algo que se puede entrenar y preparar»
Las 200 millas a 2 han celebrado su 39ª edición y para el año que viene, con el aniversario redondo, será Campeonato de Europa. ¿Crees que esas dos victorias consecutivas, tres en total, os colocan como favoritos al título?
Soy un poco reacio a estas cosas, porque en el mundo de la vela, la verdad es que siempre pueden pasar tantísimas cosas en tan poco tiempo que decir que alguien es favorito o no es demasiado aventurado.
En esta regata, este mismo año, había fácil diez barcos con altas posibilidades de ganarlas. Y que el año que viene sea Europeo va a hacer que atraiga a gente de todavía más nivel y esto va a romper un poco las estadísticas, por así decirlo. Pero vamos, lo que sé es que iremos con todo, eso seguro.
¿Qué haces con los lingotes de plata que se le dan al vencedor?
Los tengo en una estantería.
¿Nunca has tenido la tentación de, por ejemplo, fundirlos y hacerte una réplica del barco o algo conmemorativo?
No, creo que hay que mantenerlos intactos. Pienso que casi ningún deportista compite por el trofeo en sí, aunque en este caso sea un trofeo de bastante valor. Además, me considero regatista del Club Náutico de Altea y esos lingotes son algo que nos representa, así que deben quedarse como están.
¿Cuáles son los próximos retos deportivos que tienes por delante?
Dentro de unas semanas el barco va a venir a Palma de Mallorca, que es donde yo estoy ahora, y tenemos aquí un par de competiciones. Entre ellas la PalmaVela, que es la que señalaría como la más importante de las que vamos a hacer por aquí.
Después de hacer una serie de regatas por aquí el barco viajará a Vilanova a hacer una a tres, porque hay como una especie de circuito en el que nos gustaría participar y luego haremos todas las regatas de a dos de la Comunidad Valenciana.
«Enfrentarse a este tipo de regatas es un tema de pasión»
¿Os planteáis todo eso, de alguna manera, como una preparación de cara a la próxima edición de las 200 millas a 2 de Altea y, por lo tanto, del Campeonato de Europa?
Bueno, al final todas estas regatas, aunque nos las tomemos igual de en serio que las demás, serán una recogida de información con el objetivo final de pelear, efectivamente, por el Campeonato de Europa del año que viene.
¿Hay alguna regata de las que figuran en el calendario que te pueda hacer más ilusión que la de casa?
Es que más ilusión que las 200 millas a 2 de Altea, que es la regata de mi casa, no me puede hacer ninguna. Más allá de ella, una en la que me gusta mucho competir es la PalmaVela porque es una prueba que, por decirlo de alguna manera, nos saca un poco de nuestra zona de confort.
Para terminar, te pido que me describas una imagen y es la que, cuando cierras los ojos y piensas en las 200 millas a 2 de Altea, siempre te viene a la mente independientemente de la edición más cercana que hayas disputado.
Yo creo que… ¿Sabes qué pasa? Que este año, al haber sido tan rápida y la vuelta tan intensa, tengo la imagen metida en la cabeza de un momento en concreto que fue en una planeada. Bajamos una ola y el barco entró en demasiada velocidad. Se nos fue de trasluchada, que es que el barco se gira hacia el lado que no quieres y se queda como volcado. Tengo esa imagen del barco tumbado con las velas flameando.