Entrevista > Fina Carreño Rodríguez / Concejala de Bienestar Social (Bogarra, Albacete, 9-enero-1961)
Fina Carreño, concejala de Servicios Sociales de Alfafar, repasa la intensa labor desarrollada por su área tras la DANA. Desde la atención inmediata a miles de personas afectadas hasta el acompañamiento psicológico y la recuperación del día a día, Carreño destaca el compromiso del Ayuntamiento, los voluntarios y toda la ciudadanía para que nadie se quede atrás.
La DANA supuso un antes y un después. ¿Cómo se multiplicó el trabajo desde Servicios Sociales?
Todos los que han sido afectados por la DANA, incluso vecinos concejales, lo hemos vivido de cerca. Empezamos repartiendo comida caliente a domicilio. Al tercer día, Servicios Sociales ya estaba puerta por puerta en todo Alfafar, revisando las necesidades de cada persona y comunidad. Se entregaba comida, ropa, medicación. Montamos un punto sanitario y de farmacia provisional por los cortes y lesiones que estaban surgiendo.
También repartimos productos de limpieza, cepillos, lejía… lo que hiciera falta para desescombrar y quitar el barro. Incluso calcetines y ropa interior, porque la policía y el ejército venían con lo justo. Contamos con la ayuda de voluntarios, ONG como Salsa Verde y cuerpos de seguridad de toda España. Llegamos a repartir más de 2.500 raciones de comida en un solo día. También hacíamos café y atendíamos a quienes no podían cocinar en casa.
¿Cómo se gestionaron las donaciones económicas?
Tuvimos una cuenta del Ayuntamiento controlada por Tesorería e Intervención, sin intervención política. También se firmaron convenios con entidades como Antequera, que donó específicamente para comida a domicilio a personas mayores y dependientes. El dinero de Amancio Ortega se sumó a esta bolsa común, y el sobrante se destinará a pequeños comercios locales.
«Hemos repartido más de 2.000 electrodomésticos»
¿Qué papel han tenido las actividades de recuperación emocional y comunitaria?
Aún seguimos con atención psicológica y grupos de apoyo. Los centros de mayores ya están abiertos y funcionando. En el que más tardó en reabrir haremos una paella para seiscientas personas. Ya hay talleres de gimnasia, música, coro… Igualdad no cerró nunca. Desde el segundo día, los trabajadores sociales estaban aquí. Ha sido una respuesta enorme, pero necesaria.
En los hogares más afectados, ¿cómo ha sido el reparto de electrodomésticos?
Las plantas bajas eran inhabitables. Muchas personas lo perdieron todo. Hemos repartido más de 2.000 electrodomésticos: neveras, cocinas, hornos, microondas, freidoras de aire, ventiladores, deshumidificadores… Primero comprobábamos que realmente lo necesitaban y que vivían en zonas afectadas. El ejército y una furgoneta contratada los entregaban directamente en los domicilios. Todo controlado y documentado.
¿Quién los financió?
En gran parte Casa Caridad. Nos contactaron para ayudarnos. Nosotros enviamos las necesidades y ellos hicieron las compras. La mayoría de los electrodomésticos que repartimos proceden de allí. Ahora que esa fase se ha cerrado, hemos activado ayudas económicas para quienes se hayan quedado fuera.
«Estoy aquí para lo que necesiten»
¿En qué consisten esas nuevas ayudas?
Basta con acudir a Servicios Sociales y justificar que se es afectado por la DANA. Sirven para comprar desde electrodomésticos hasta una vajilla, cortinas o comida. Hay muchas situaciones diferentes: gente que tuvo que irse a casa de familiares, personas sin ingresos… Se estudia caso por caso.
También hubo gestos de solidaridad desde fuera, como el barrio de Parque Alcosa, pero en este caso de Sevilla.
Quizá no recaudaron tanto como otros, pero para ellos fue muy importante y se volcaron. Hicimos un convenio y siguen en contacto con nosotros. Es emocionante ver cómo han conectado ambas realidades.
¿Cuántas comidas se siguen repartiendo a día de hoy?
Empezamos con 245 personas recibiendo comida y cena caliente a domicilio. Ahora estamos en torno a 130, pero no hablamos solo de familias, muchas veces son personas que viven solas. La mayoría son muy honestas: si dejan de necesitarlo, nos lo dicen. Siguen siendo 130 comidas y cenas diarias.
«Los voluntarios y voluntarias han sido excepcionales»
¿Qué hicisteis en cuanto a soluciones habitacionales?
Al principio se habilitó un albergue en el Ayuntamiento. Después, contactamos con Sareb, que tiene una finca completa en Alfafar. Logramos que nos cedieran viviendas para alojar a personas sin recursos. Incluso a quienes no tenían papeles hemos conseguido buscarles una solución. Aunque no es competencia municipal, lo hemos gestionado igualmente.
¿Sentís que seguís trabajando en modo emergencia?
Totalmente. Seguimos con grupos de apoyo, atención a mayores para combatir la soledad, llamadas periódicas… Con los niños también, porque muchos lo han pasado mal. Tenemos servicios de atención temprana o que atienden a menores afectados por la DANA. También desde Pangea trabajamos con personas inmigrantes para ayudarles a regularizar su situación. Es un trabajo enorme, muy ramificado.
¿Cuál sería el mensaje que quieres trasladar a la ciudadanía?
Como concejala de Servicios Sociales, quiero decir que estoy aquí para lo que necesiten. Si en algo podemos mejorar, aún estamos a tiempo de hacerlo. Desde el primer día de la DANA nos dejamos la piel, saliendo entre coches durante horas. Agradezco infinitamente a los trabajadores y trabajadoras de Servicios Sociales, a la Policía Local, al ejército, a la policía que vino de fuera y, sobre todo, a los voluntarios y voluntarias, que han sido excepcionales.