Entrevista > Marina Ibáñez / Inspectora de Pesca Marítima del Estado (Elda, 26-agosto-1991)
Amante de la naturaleza y persona sumamente activa, Marina Ibáñez es inspectora de Pesca Marítima del Estado, cargo determinante que depende del Ministerio de Agricultura y Pesca (MAPA). “Siempre he tenido una estrecha relación con el mar, mi madre acertó con el nombre”, comenta.
Confiesa su debilidad por África, continente que ama, tras pasar un periodo en Sudáfrica y hacer de guía para conocer primates -un turismo sostenible-, y nos hablará de la problemática mundial de los plásticos, “una catástrofe que es una evidencia, ¡no hace falta ser científico!”
Su cargo le otorga plena autoridad para poner una infracción en el caso de actividad ilícita, “más habitual de lo que pensamos”. Lleva a cabo, asimismo, inspecciones para la Unión Europea, misiones marítimas en aguas internacionales y de estados ribereños europeos. “He estado en cuatro, por el Atlántico Norte, en los barcos más grandes del mundo”, apunta.
«Realizamos investigaciones por las cuatro islas (Baleares), mediante salidas marítimas, aéreas o en puerto»
¿Cuál es tu formación?
Estudié Veterinaria en Murcia, antes de trasladarme a Padua (Italia) para el curso Erasmus, descubriendo entonces el placer de viajar. Siempre me fascinaron los animales y estaba convencida que ése era mi futuro.
Con el paso de los años la carrera me decepcionó ligeramente, al estar demasiado enfocada al ganado porcino -a su producción-, tan común en la región murciana. No obstante, es una labor muy vocacional, amplia y bonita.
Pero te desencantaste…
Seguía queriendo acabar en una clínica, tratar a los animales o hacer un trabajo de campo, más habitual en el norte de España. Una vez finalizados los estudios, en 2014, me fui seis meses a Cork (Irlanda) para completar las prácticas.
¿Cómo entras a formar parte del MAPA?
Me incorporé primero a una clínica veterinaria en Mallorca, isla donde estaba ubicado mi marido, Borja Moreno, médico forense. Estuve un total de tres años y me volví a decepcionar, ahora más drásticamente, por las pésimas condiciones laborales.
Valoré a continuación la opción de ser Inspectora de Pesca y todo lo que se precisaba, como pasar una dura oposición que incluye diversas fases, con pruebas físicas, examen de inglés, junto a un test teórico y práctico. Logré la plaza en 2019.
«Las pescas furtivas que se producen en España son muchísimas, especialmente en Alicante, Huelva y Cádiz»
Dinos tus principales funciones.
Somos unos 170 inspectores en el país, repartidos por las diferentes dependencias de costa. Destinada en Baleares, me encargo de las cuatro islas (Mallorca, Menorca, Ibiza y Formentera), estando las oficinas centrales en Palma.
Hacemos, sobre todo en temporada alta, viajes de tres o cuatro jornadas por los otros archipiélagos para inspeccionarlos mediante salidas marítimas, aéreas o en puerto, lo más habitual. El problema es que somos muy pocos, cuatro para todas las Baleares.
¿Allí recibís a los pesqueros?
Vamos de incógnito, intentando que no nos vean. Seguidamente, ya en el barco, controlamos, por ejemplo, los arrastreros con un aparato que mide la malla, para que sea la legal y no haya dispositivos que alteren su reducción, además de comprobar las tallas mínimas de las especies -sujetas a regulación- y revisar todos los departamentos, por si hay pescado escondido.
¿Tanta pesca furtiva hay?
Uff, muchísima, sobre todo en zonas calientes como Alicante, Huelva y Cádiz, donde se mueve gran cantidad de dinero. Pillar a esta flota recreativa es complicado porque son muy escurridizos y pueden llegar a cualquier hora y a cualquier puerto.
Para combatirlo lo más útil es recibir información de los propios trabajadores de la pesca, los honestos, que nos chivan. El nuestro es un puesto muy singular, con horarios especiales, y se creó a raíz de la incorporación de España a la UE en 1986. Uno de los requisitos, junto a reducir la flota, fue estrenar este control de pesca.
«Solo hace falta visitar las playas para ver el desastre que hemos provocado, un problema mundial»
¿Cuál es el cupo máximo de esa flota recreativa?
Cinco kilos por persona y día, teniendo en cuenta que algunos salen a diario. La normativa, de 2011, es muy floja y muchas veces no podemos multarles, cuando ¿quién se come esas cantidades? Nadie.
Existe ya una nueva normativa, pero no llega a salir -está al caer-, por el lobby enorme que hay en este sector.
¿Es cierto que el 35% de los plásticos acaban en el mar?
Desconozco la cifra exacta, pero solo hay que ir a la playa para comprobar que es un desastre. Desde hace años recojo, aunque antes no se veía tanto: ahora hay mares de plástico. Es una realidad, la queramos ver o no.
¿Cómo se puede solucionar?
La única manera es prohibir los plásticos, que desaparezcan. Hay muchos países donde ni siquiera existe la gestión de residuos: Europa puede ser muy verde, pero si no se ayuda a las zonas menos desarrolladas no conseguimos nada.