Corría 1992, un año olímpico en nuestro país, cuando un grupo de entusiastas se embarcaron en la formación de un club de baloncesto exclusivo de chicas, para disponer de los mejores medios y poder practicar el deporte de la canasta en un municipio donde dominaba el baloncesto masculino.
Se fundaba el llamado Club Baloncesto Alfombras Virginia, patrocinado por una pequeña tienda local, denominado poco después Clivus Básquet. “Han pasado 33 años, pero seguimos teniendo las ideas muy claras”, expone su presidente y también entrenador, José Manuel Rocamora Coves.
“El deporte es un elemento esencial en la formación de cada niña, brindando la posibilidad de conocer nuevas personas”, agrega, con la oportunidad de entrenar con técnicos titulados y jugar competiciones oficiales.
La evolución
A lo largo de estas tres décadas, el club, ha sufrido varias transformaciones, siempre en busca de crear una familia de baloncesto. Fue haciéndose, poco a poco, popular en la provincia, ya bajo el nombre de Clivus, como se conocía a Crevillent durante la dominación romana.
Los objetivos continúan siendo los iniciales, despertar interés por el baloncesto femenino en la localidad, promocionar el deporte base -alcanzable para cualquier niña-, “para dar visibilidad a la mujer en la lucha por la igualdad”, e implicar a entidades sociales y municipales, “con un especial agradecimiento a los padres y familias de las jugadoras”.
Rocamora reconoce que ha sido un camino duro, “pero igualmente satisfactorio”, tanto para jugadoras como para los técnicos. Así, temporada a temporada se han ido creando grupos compactos y sólidos de chicas que han compartido su día a día, junto a un sinfín de emociones y experiencias, “siempre apostando por la cantera”.
Ha sufrido varias transformaciones, siempre en busca de crear una ‘familia de baloncesto’
Equipos
La consolidación del club, una realidad gracias al apoyo del Ayuntamiento de Crevillent, permitió que siempre tuvieran seis o siete equipos, además de la cantera, la escuela deportiva, “compuesta por unas 30 niñas todas las temporadas”. Desde el consistorio se han volcado con el club, “especialmente a nivel de subvenciones y cesión de instalaciones”.
El presidente y la junta directiva son plenamente conscientes de que esa escuela “es la base del club, la que nos ha hecho perdurar hasta la actualidad, con la pequeña interrupción de la pandemia”.
Las dos siguientes campañas, admite Rocamora, fueron de las más difíciles, pues se produjo una pequeña fractura en la cantera, “al no entrenar”, pero prácticamente todas las chicas de los equipos superiores continuaron.
Presidente y junta directiva son conscientes de la importancia de la cantera, la clave del éxito
Mucho por hacer
“Sabemos que queda mucho por hacer”, apunta el dirigente, orgulloso de las grandes personas que integran la junta directiva y la dirección técnica, “todos empujados por un motor común que nos mueve, las ganas e ilusión por aprender, ofrecer todo por este deporte tan maravilloso”.
Entre los principales preparadores, fanáticos del deporte como Javier Mendiola, Gema Valero, Diana Salas, Sergio Asensio, Manuel Moreno, Silvia Asensio, Erika Pastor, Pablo Pomares, Gema Candela y el propio José Manuel Rocamora.
En la actualidad, junto a las 30 niñas de la cantera, en el club hay unas 40 chicas más, divididas en diferentes equipos: alevín, infantil, cadete, junior y senior. Al estar dentro de la Federación Valenciana de Baloncesto juegan por toda la provincia, primero una fase regular y después eliminatorias.
Los valores que proporciona a las chicas son muchos, como disciplina, compromiso, sacrificio…
Valores que aporta
El baloncesto les aporta muchísimos valores, “porque se integran haciendo deporte, de la mejor manera”. Además, agrega, les brinda compañerismo, sacrificio, disciplina, saber estar, deportividad…
Han sido muchos los triunfos logrados, como los exitosos años 2013, 2014 y 2015, donde fueron campeonas en los tres torneos de La Marina. Del mismo modo, el junior en 2013, en Alaquàs, el cadete en 2019, ganadoras de la liga zona, disputada en Enguera, o el junior de la temporada pasada, victorioso en la final del pabellón Félix Candela.
Son equipos, insiste Rocamora, que se lo han pasado bien, sabiendo competir en nuestra provincia, Valencia, Castellón y Murcia. “Somos un club conocido por conseguir campeonatos y porque perduramos en el tiempo”, sostiene, satisfecho.
Un apasionado del deporte
José Manuel, nacido en 1963, es un amante de este deporte que comenzó jugando de base (cerebral), aunque ahora dice que “no era muy bueno”. Ya en aquellos años su mayor ídolo era Juan Antonio Corbalán, capitán del Real Madrid.
Seguidamente estuvo en la mesa, como anotador, pasando luego a árbitro autonómico, entrenador y, desde hace cinco años, presidente del Clivus Básquet. Rememora que antes había un club mixto, que todavía existe, el CreviBasket, “siendo el Clivus una bifurcación de ese proyecto”.
Evoca que a finales de los ochenta se le daba mucha importancia a la sección masculina y “quisimos desmarcarnos, por las injusticias existentes”. El reto, matiza, era fomentar el deporte entre las féminas crevillentinas, “porque es un deporte que les gusta”.