Entrevista > Lucía Torres / Actriz (València, 1-septiembre-1998)
Lucía Torres, joven de mirada y cara angelical, evidenciaba una predisposición hacía la actuación ya siendo una niña, “¡me creía Hannah Montana!”, confiesa, el papel que Miley Cirus bordó durante cuatro temporadas y que tanto encandiló a millones de chicas de entre seis y doce años.
Actriz todavía novel, hace año y medio se apuntó a los talleres que da Iria Márquez en la Sala Ruzafa, “un antes y un después en mi vida, soy ahora otra”. Entre sus trabajos más relevantes, los llevado a cabo en ‘Nuestro pueblo’, ‘Los de arriba’ y ‘Stellae’, estrenada con éxito el pasado mes de febrero.
Confiesa que sobre un escenario siente mucha felicidad, “dejo un poco de ser yo, estoy cómoda y tengo claro por dónde van a fluir las cosas”. Es parecido a la desconexión, “los problemas se quedan a un lado, me dejo llevar y es un placer enorme estar con los compañeros”.
Cuéntanos sobre tus inicios en la interpretación.
Fueron a muy temprana edad, porque como me cuentan mis padres, ya nací con esto. Siendo pequeña ambos me lo intentaron sacar de la cabeza, porque -excepto un breve periodo que quería ser cuidadora de delfines- mostraba un gran deseo por ser actriz y cantante.
Recuerdo que con siete u ocho años era ¡Hannah Montana! Formo parte de una generación muy marcada por Disney Channel y las series donde se cantaba y actuaba al mismo tiempo. Era, además, muy seguidora de las telenovelas argentinas, tipo ‘Floricienta’ (2004) o ‘Patito feo’ (2007).
«Sobre un escenario estoy cómoda, se van los problemas y me dejo llevar, siento mucho placer»
¿Cuál fue el punto de inflexión?
Al finalizar bachiller me cuestioné qué quería hacer, porque hasta ese instante había aparecido en alguna obra escolar, totalmente amateur. De hecho, a los quince años me costó apuntarme a teatro, anhelaba actuar, pero no acababa de encontrar el espacio adecuado.
A los dieciocho me daba mucho miedo asumir que quería estudiar Arte Dramático, por todos los comentarios que hay alrededor, que si no me dará trabajo, que es una vida con muchos sacrificios… Además, mi entorno, que no se dedica a este sector, no lo veía claro, pues se cuentan cosas muy duras.
¿A qué te refieres?
Por desgracia hay personas que se aprovechan de ti; salieron a la luz escándalos en Estados Unidos, pero en España también pasa. Sin embargo, como me instó mi madre, Rosa Landete, “si es lo tuyo, ¡adelante!” Gracias a ella acabé la carrera.
«Por desgracia, en el mundo de la interpretación hay personas que se aprovechan de ti»
¿Otra persona importante ha sido Iria Márquez?
A Iria ya la había visto actuar en la Sala Ruzafa, y me encantaba. Un día que fui a ver una función me enteré que impartía unos cursos, unos talleres, pero no lograba hallar el momento de apuntarme, hasta 2023.
La propuesta de ese año era muy potente, me dieron un papel en ‘Nuestro pueblo’, de Thornton Wilder, para representar tres etapas de la vida (adolescencia, periodo adulto y madurez).
¿Qué tipo de actriz eres a día de hoy?
Me involucro muchísimo, no paro de darle vuelta a mis papeles, para encontrar un punto de conexión con el personaje. Por ejemplo, en ‘Stellae’ a la niña que hago le gusta mucho grabarse vídeos, al querer ser influencer, algo que copié en mi vida, sobre todo en mis redes sociales.
Esa técnica la he desarrollado en otras ocasiones, como en ‘Nuestro pueblo’, donde la chica (Emily) era muy entusiasta de la vida. De repente me gustaba ir al puerto, sentarme, mirar al cielo, los pájaros…
«Soy una gran fan de Iria Márquez, y que me propusiera estar en su obra… no me lo creía»
¿La propia Iria te propuso aparecer en ‘Stellae’?
No tenía ni idea de la existencia de la obra y a finales de agosto me llamó, mientras trabajaba de animadora en un hotel de Peñíscola (Castellón). Vi su número, me sorprendió muchísimo, pero cuando me lo expuso no lo dudé ni un instante.
Soy gran fan de ella y que me propusiera estar en su obra, uff, ¡no me lo creía! Estaba como en una nube.
Recuérdanos la trama de la obra.
Es una familia que se muda a vivir a un pueblo debido a que el padre (Vicent Pastor) ha conseguido trabajo en un observatorio. A la madre (Iria) le parece buena idea trasladarse a un lugar donde estarán menos conectados a Internet y no tendrán tantos estímulos como los existentes en la gran ciudad.
Pero llega un momento donde eso no sucede, por varias circunstancias, y lejos de unirse los tres se van disgregando todavía más. Estamos muy contentos de cómo la obra ha sido acogida por el público, a los que ha impactado por ser tan diferente.