Entrevista > Rocío Jurado Pérez / Oboe solista de la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria (Sant Joan, 28-octubre-1993)
Rocío Jurado Pérez ha convertido su pasión por el oboe en una brillante trayectoria profesional que la ha llevado hasta la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria. Con esfuerzo, constancia y el apoyo de su entorno, es hoy un referente para toda una generación de jóvenes músicos.
Iniciaste los estudios con apenas ocho años en la Escuela Maestro Climent de Sant Joan. ¿Qué recuerdos tienes de esos primeros años?
La etapa de la banda y los inicios los recuerdo como una de las mejores de mi infancia y adolescencia. Me lo pasé muy bien con mis compañeros, hice amigos que aún conservo. Ahí descubrí que eso era lo mío. Nunca tuve dudas.
Mis padres siempre me han apoyado. Desde el principio me dijeron que, si quería estudiar música, tenía que dar el máximo, no en el sentido de sacar sobresalientes, sino de esforzarme. Ese apoyo ha sido clave, porque sin él creo que no habría llegado donde estoy. Hay muchos compañeros con gran talento que no han podido seguir por falta de respaldo en casa.
Después de Alicante, continuaste tus estudios en València y luego en la Escuela Superior de Música Reina Sofía, donde fuiste reconocida como alumna sobresaliente. ¿Qué significaron esos pasos en tu trayectoria?
He pecado siempre un poco de compararme con los demás, y esta carrera es una competición constante. Entrar en el Conservatorio de Valencia, que es una cuna del oboe en España, fue un punto de inflexión. Me demostró que también podía hacerlo. Ahí empecé a creer en mí misma. Luego llegué a la Escuela Reina Sofía, una escuela de élite. Para mí fue un paso muy importante. Sabía dónde estaba, y lo aproveché al máximo.
«Esta carrera es una competición constante»
Has pasado por diferentes orquestas como la Filarmónica de la Universidad de Alicante, la Joven Orquesta de la Comunidad de Madrid, y has colaborado con la Orquesta Nacional de España. ¿Cuál ha sido la aportación de cada una de estas experiencias?
Cada lugar ha sido un aprendizaje. La primera orquesta profesional con la que estuve fue la de la Universidad de Alicante. Ahí aprendí cómo se trabaja en orquesta: escuchar a los compañeros, cuidar la afinación… es otro enfoque. Luego me presenté a pruebas para orquestas jóvenes, que funcionan como oposiciones: haces la prueba y si les gustas, entras. Estuve también con la Comunidad de Madrid y colaboré con la Nacional.
Siendo de Sant Joan, has tenido relación con el Auditorio de la Diputación de Alicante (ADDA) y su Orquesta Sinfónica. ¿Qué ha supuesto para ti esa apuesta provincial por una orquesta estable?
Estuve tres años tocando con la Orquesta Sinfónica del ADDA, y me ha aportado muchísimo. Ahí es donde realmente aprendí a tocar en orquesta. Estás rodeada de profesionales y tienes un contacto continuo con un nivel muy alto. Eso te hace crecer. Fue una de las orquestas donde más he aprendido, sin duda.
«Nos exigen como a deportistas de élite»
¿Cuáles han sido los principales desafíos en tu trayectoria?
Tocar en orquesta parece muy idílico desde fuera, pero es un trabajo muy sacrificado y con mucha presión. Cada semana tienes que prepararte como si fuera el concierto más importante de tu vida. Hay pasajes difíciles, momentos en los que dudas de ti misma… Y durante los ensayos, te escucha todo el mundo. Hay que estar muy preparado.
A los músicos deberían prepararnos mentalmente. En los conservatorios no se trabaja ese aspecto, y es fundamental. Nos exigen como a deportistas de élite, pero no nos entrenan para ello. Yo he tenido que buscar ayuda externa, porque no solo es el trabajo técnico, también hay que lidiar con la presión, con el miedo a fallar, con los mensajes negativos.
Ahora estás en la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria. ¿Cómo está siendo esta nueva etapa?
Llevo seis meses aquí y me he sentido muy arropada. Quizá más que en otras orquestas donde he estado. El ambiente es muy bueno, y eso se nota. Tengo plaza de oboe solista, lo que conlleva más responsabilidad, y eso me motiva a seguir trabajando duro. Aquí me siento parte de la orquesta.
«La Orquesta Sinfónica del ADDA fue una de las orquestas donde más he aprendido»
¿Tienes planes para quedarte?
Estoy cubriendo una vacante, pero sigo preparándome porque cuando salga la plaza, quiero estar lista. Y si en el futuro sale alguna oportunidad en Madrid o en Asturias, también quiero poder optar. Aunque esté muy bien aquí, no tengo aún nada definitivo. Eso sí, creo que no volvería a Alemania. Estudiar allí fue genial, pero para vivir prefiero estar más cerca.
¿Algún consejo para esos jóvenes que, como tú en su día, empiezan con ilusión su camino en la música?
Que trabajen duro. Que no escuchen los malos comentarios, porque los habrá. A mí incluso profesores me dijeron que me dedicara a otra cosa, y aquí estoy, viviendo de la música. Esta carrera es muy dura, se necesitan muchas horas de estudio, mucha constancia y aguantar mucha presión.
Si realmente les gusta, si lo sienten de verdad, que no se rindan. Que sigan su pasión, que se esfuercen al máximo y que crean en ellos mismos. Todo llega si se trabaja. Y que nadie les diga lo contrario.